¿Por qué tiene que ser tan él? Si fuera menos él todo sería más fácil. Franco, mi completamente atractivo profesor de derechos humanos me descoloca por completo, no puedo pensar cuando lo tengo tan cerca y hace que una clase tan interesante como está no me interese en lo absoluto porque es más interesante pensar en él dentro de mí contra su escritorio que en prestar atención en la explicación, justo como está pasando en este momento.
Finjo prestar atención pero sólo puedo imaginar sus labios sobre los míos, su lengua jugando con la mía. ¿Será tan pasional en el sexo como lo es cuando explica sobre un tema que le gusta?-Marlen- escucho a lo lejos- señorita Cambreros- vuelvo a la realidad de golpe dándome cuenta que todos están viendome expectantes.
Paso saliva viendo a Franco que me mira impaciente, ¿qué preguntó?
-Perdón, ¿cuál fue la pregunta?- pregunto aclarando mi garganta, mis compañeros sueltan risitas porque yo jamás dejo de saber las respuestas. Lo dicho, cuando Franco está cerca no pienso.
-Deje sus pensamientos para después de mi clase y preste atención- no es mi culpa que seas tan guapo.
No contesto y lo miro fijamente, toda la culpa la tiene él, yo soy una excelente estudiante.-¿Alguien sabe la respuesta?- pregunta al grupo, pero sin dejar de mirarme, cuando entiende que no voy a contestar. Aparta la mirada cuando alguien contesta y siguen hablando del tema. Lo imagino mirándome de esa forma mientras se mueve lento dentro de mí mientras yo gimo.
La clase termina y todos salen rápido deseosos de ir a casa, yo me tardo un poco porque guardo todo por orden de materias.-Marlen- me llama Franco y yo me tenso por su voz que siempre es tan profunda y excitante, ¿de verdad cómo espera que me concentre?
-¿Si?- pregunto dando la vuelta para verlo.
-¿Te puedes quedar un momento? Necesito hablar contigo- dice sin dejar de mirarme.
Claro que quiero quedarme con él a solas y no sólo un momento pero si me quedo no sé si sea capaz de controlar todo lo que siento cuando estoy cerca de él.-Tengo que hacer un proyecto- falso, pero es lo mejor que se me ocurrió.
-No voy a tardarme mucho- contesta decidido a que hablemos.
Rendida me acerco hasta su escritorio.-Oye, lo siento de verdad. No era mi intención no estar atenta- me disculpo esperando que me deje ir rápido, ya estoy estremeciandome de tenerlo tan cerca.
-Me gustaría saber porqué estás tan distraída. Sé, por muy buenas referencias, que eres una magnífica estudiante- dice mirando mis labios de vez en cuando. Todo es tú culpa, ¿no es obvio?
¿Cómo no puede darse cuenta que se me mojan las bragas con sólo verlo?-Tengo un problema- confieso más para mí que para él.
Me mira abriendo los ojos un tanto sorprendido.-¿Se puede saber cuál es ese problema?- tú.
-No- contesto mirando sus labios. Muero por besarlo. No aparto mi vista de sus deliciosos labios hasta que habla.
-Tal vez pueda ayudarte- si puedes, folláme sobre este escritorio.
-No creo- vuelvo a mirar sus labios. Si no se da cuenta de que me tiene en sus manos es un idiota y estoy segurísima que él no es ningún idiota.
-¿Estas segura?- pregunta rodeando el escritorio hasta quedar frente a mí.
Paso saliva porque justo como estamos ahorita es cuando empiezo a imaginar su pene dentro de mí sobre el escritorio. Sólo tendría que sentarme sobre el escritorio, subir un poco mi falda y abrir las piernas.-Dime cuál es tu problema Marlen- dice acercandose más a mí. Les dije, nada idiota.
-¿Quieres saber cuál es mi problema?- contesto con una sorprendente valentía mientras me recargo un poco en el escritorio. No dejo que hable- tú eres mi problema- prácticamente ronroneo.
Su sonrisa es como la de un animal salvaje viendo a su presa.
-¿Por qué soy tu problema?- dice mientras me acorrala poniendo sus brazos a cada lado de mis caderas sobre el escritorio. Siento mi corazón latir con mucha fuerza.
-Porque no me dejas concentrar en algo más que no sean tus labios sobre los míos o tu pene dentro de mí sobre este escritorio- con cada palabra se acerca más y aprieta mucho su mandíbula. Abro mis piernas para que él se posicione en medio. Me toma de las nalgas y me sienta por completo en el escritorio sin dejar de mirarme.
-¿Quieres que te folle Marlen?- pregunta con su voz aún más grave mientras delinea mis labios, abro ligeramente mis labios buscando aire. Su mirada viaja de mis ojos a mis labios repetidas veces.
-Si- respondo mirando sus labios y abriendo más mis piernas.
Cuando su lengua se encuentra con la mía un calor descomunal arremata contra todo mi cuerpo dejándome más que excitada, besa magistralmente, jamás nadie me había besado de esa forma tan caliente. Sus manos acarician mis piernas y después suben para quitarme la blusa para después volver a besarme. Demanda con sus besos pero al mismo tiempo son suaves. Me jala un poco más a la orilla del escritorio para deshacerse de mi tanga y la guarda en el bolsillo de su pantalón. Paso saliva por la intensidad con la que me mira, no me toca tampoco me besa, sólo me contempla y yo ya no puedo con la excitación. Muerdo mi labio inferior al mismo tiempo que abro más mis piernas mostrando lo mojada que estoy. Se desabrocha el cinturón junto al pantalón con sus ojos siempre fijos en mí. Siento mi coño chorreando cuando su pene sale de su pantalón. Se acerca y me besa esta vez más rudo menos suave, pero igual de caliente. Me levanta un poco del escritorio, siento su pene en mi entrada y me deja caer llenandome toda. Gimo en su boca succionando su labio inferior.
Entra y sale de mí con tanta lentitud que quema. Dentro, fuera sin aumentar el ritmo, siento que voy a desvanecerme, tiemblo cuando sale de mí y gimo cuando vuelve a entrar. Dejo de besarlo para mirarlo, joder, es tan caliente. Mis manos aprietan sus hombros y mis caderas se mueven al ritmo de las suyas.-Más rápido- jadeo temblando de placer. Me recuesta sobre el escritorio apretando mis pechos. Toma mis caderas y empieza a penetrarme más rápido. Grito sin poder evitarlo.
-Estas tan apretada- gruñe en mi oído. Sus caderas aumentan aún más la velocidad. No puedo contenerme más.
-Voy a correrme- apenas si puedo hablar. Él muerde mi cuello para después besarme, cuando su lengua toca la mía me corro como nunca antes. Jadeo contra su boca y todo mi cuerpo está temblando, mis paredes aprietan muy fuerte el pene de Franco que gruñe contra mi boca, me sigue penetrando por lo cual mi orgasmo se intensifica mucho más hasta que él se corre llenando toda mi vagina con su semen y mis jugos.
Sale de mí y con él nuestros fluidos. Me cuesta recuperar el aliente, mucho más porque Franco sigue acariciando mis pechos junto con mi abdomen.
-No sabes las ganas que tenía de follarte- dice con excitante voz.
Lo miro sorprendida porque no era sólo yo la que estaba deseosa por el otro.
-Puedes follarme siempre- digo y después lo beso lentamente.
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Un beso en sus coños mojados o en sus pollas duras.