«Orejas»

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Era una noche tranquila en el Hotel Hazbin, ahí se encontraba el soberano del inframundo, Lucifer Morningstar, sentado en la cama de la habitación que compartía actualmente con su pareja, ubicada en una de las torres del lugar, el gobernante ya preparado para dormir reposaba su cabeza sobre cómoda cabecera, leyendo un libro mientras esperaba la llegada al hotel de su pareja y de su hija, los cuales habían salido temprano por la mañana a buscar nuevos residentes para el Hotel Hazbin.

—Hola cariño ¿Como les fue hoy?— preguntó Lucifer al segundo que vio a su pareja entrar a la habitación.

—¡Horrible!— Expresó Alastor —¡Tu hija sigue insistiendo en que no podemos obligar a nadie a venir aquí! — reclamó el demonio radio— dijo que todos tiene que venir "voluntariamente"—siguió quejándose —Además dijo que no podía cortarles la lengua si decían que no. Aburrida.

—¿Cuándo no hace lo que quieres es solo hija? —dijo entre risas Lucifer—Es curioso, porque recuerdo que incluso le dijiste que podría decirte "papá"— le echó en cara el rey.

—¡Bien pues, me retracto completamente entonces!— dijo mientras desaparecía su bastón, se quitaba su traje rojo y lo colocaba en el perchero al lado de la puerta.

—Siento informarte querido que no puedes hacer eso, venimos en paquete, ambos "2x1"— le dijo mientras apartaba las sábanas de la cama para hacerle espacio a su pareja —Y tu aceptaste los términos y condiciones cuando decidiste estar conmigo, además no hay devoluciones— dijo Lucifer mientras le hacía una seña para que se recostara en la cama junto a él.

—Es verdad— admitió Alastor en un suspiro —además no estoy dispuesto a perder los "beneficios" que eso conlleva—dijo mientras se acercaba lentamente al soberano, gateando sobre la cama, como un depredador asechando a su presa.

—¿Enserio?— pregunto Lucifer juguetonamente mientras colocaba el libro que anteriormente estaba leyendo sobre el velador al lado de su cama.

—Completamente— expresó Alastor —Hoy estuve todo el día fuera y no pude disfrutar de uno de esos maravillosos beneficios— continuó mientras una de sus manos se dirigía a su pecho para soltar el nudo de su corbata.

Lucifer le sonrió coquetamente y con sus brazos rodeo lentamente el cuello de su pareja para asi acercarlo mas hacia él.

Alastor al ver la acción de su pareja terminó rápidamente con la poca distancia que aún existía entre ambos y comenzó a besar con anhelo y pasión la boca del contrario, mordiendo y lamiendo con devoción los labios de este, disfrutando del adictivo sabor que la dorada sangre de Lucifer tenía, mientras que poco a poco bajaba lenta y para Lucifer tortuosamente una de sus manos hacía la estrecha cintura de su amado, levantando la camisa de su pijama para tocar la suave y nívea piel de su pecho.

—¡Ahh! Al... ¡Alastor! — gimoteo.

Lucifer solo podía soltar agudos gemidos y palabras cortas en respuesta a las caricias que le brindaba su amado demonio.

—Necesito que digas que es lo que quieres amor— murmuró el demonio.

—Yo...quiero

—¿Sí?— incitó Alastor

—Qui...quiero que tu— empezó a hablar Lucifer entre jadeos mientras que sus manos pasaban del cuello del demonio hacia sus esponjosas orejas, acariciándolas con sumo cuidado.

El demonio nunca le había dejado tocarlas así que había aprovechado la oportunidad en cuanto lo vio tan concentrado en su pecho, sin embargo, sintió rápidamente como todo el cuerpo del demonio se estremeció ante su toque, Lucifer al ver la reacción de Alastor opto por seguir acariciándolas con aún más entusiasmo que antes, tan metido estaba en ello que no se dio cuenta que el demonio se había quedado quieto recostado sobre su pecho, sin moverse.

One Shots - Radioapple || AppleradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora