7: La caja elevadora.

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Luego de una batalla de miradas, el silencio fue interrumpido por el hombre. Quien genuinamente tenía una duda.

─ ¿A qué te refieres con autista?

La batalla terminó cuando Kagura corto el contacto visual y suspiró pesadamente.  Lidiar con gente que no era conciente del tema era fastidioso, pero tampoco podía culparlos. Recordaría explicarle con lujo de detalles más tarde.

Aunque eso no significará que estuviera menos molesta, al menos en ese mismo instante. 

─ Verás, se trata de una condición-

─ Lamento interrumpir. ¿Esa niña de allá no es la susodicha Kana? ─ Sesshomaru fijo su vista en la recién llegada, a pesar de estar muy lejos aún.

─ ¡! ¡Ya, ya, Vamos a adentro! ─ la mujer comenzó a empujarlo, sin éxito. ─ ¿Por favor?

Así, por voluntad propio Sesshomaru movió sus pies para caminar hacia dentro del edificio. Extramente la arquitectura se basaba geométricamente en un cuadrado. Nada tradicional.

Unas puertas metálicas se abrieron solas cuando la mujer apretó un círculo en la pared. Ninguna de sus acciones pasaron desapercibidas por el demonio.

─ ¿No vas a esperarla?

─ Usualmente yo la espero arriba todos los días luego de clases, con bocadillos listos. Así que antes de eso, debería acomodarte en algún sitio mientras pienso en cómo resuelvo esto. ─ explicó su plan mientras los dos se metieron en una caja metálica. Gris y extraña.

Kagura apretó el mismo círculo cuyo interior tenía el símbolo de una flecha hacia arriba. Solo que esta vez el círculo estaba por dentro.

Las puertas se cerraron. ¿Qué se supone que harían encerrados ahí? ¿Se estaban escondiendo? Las preguntas del demonio fueron interrumpidas en cuanto sintió el movimiento de la caja.

Esa cosa se estaba elevando.

─ ¿Qué es esto? ─ Se animo a preguntar.

─ ¡Oh! ¡Es un ascensor! Por supuesto, es un invento moderno. Sirve para subir y bajar de los edificios. Ya casi no se usan escaleras.

Cuando el ascensor se detuvo, las puertas se abrieron automáticamente, dejando a la vista un nuevo escenario. Según la explicación de la mujer, esa cosa los había transportado a los pisos superiores.

─ Este es el piso de mi departamento. ─ antes de salir, Kagura asomó su cabeza para asegurarse de no ver a nadie rondando por los pasillos. ─ Bien, iré abrir la puerta, te voy a pedir que entre lo mas rápido y sigiloso posible.

Con un sonido metálico, la mujer manipuló una suerte de cerradura en la puerta de madera.  Cuya forma era estrictamente rectangular. Se abrió al empujarla.

─ ¿Sessho...maru? ─ De la nada, el hombre había desaparecido. ¡Se supone que debía entrar a la casa como el indicó!

─ Aquí estoy. ─ oyó su voz a sus espaldas.

─ ¡¿Pero como?! ─ cada habilidad de este extraño lograba sorprender a la mujer cada vez más. Era difícil acostumbrarse rápidamente a la idea de que no era un humano.

Mientras tanto, parado en el mismo sitio, el gran Sesshomaru barrió con la mirada el lugar. Detectando que efectivamente esa casa le pertenecía a Kagura, por su olor impregnado prácticamente en todas partes.

No era una casa cualquiera como una que haya visto antes. Ni siquiera la más lujosa. Los detalles minimalistas destacaban por doquier.

─ Realmente no soy de hacer esto. No dejo que cualquier extraño que conozco en la calle entre en nuestra casa. Pero, supongo que es una rara excepción. Yo... no creo que dejarte afuera sea buena idea. Por eso estas aquí. Confío en que te comportarás. Si llegas a fallarme, tú.

─ Descuida ese detalle. No planeo hacerte ningun daño. Me interesa volver a mi propio mundo, como debería ser.

─ Te ayudaré en eso, supongo que es parte de mi responsabilidad también. Kana debe estar subiendo, como te dije, es complicado. ¿Qué tal si esperas en mi habitación?

─ ¿Hasta cuando?

─ ¿Hasta... que Kana se vaya a dormir? No, espera, hasta que pueda distraerla en su propia habitación. Al menos, hasta que pueda explicarle todo bien.

─ Me suena a que no va a salir bien. Lo que sea que debas decirle, tienes que serle honesta ahora. ─ el extraño se animó a dar unos pasos inspeccionando mejor el área mientras Kagura parecía querer arrancarse los pelos del estrés.

─ Pero, pero.

Sesshomaru se preguntaba cuál era el atractivo de aquel mundo en hacer todo con forma estrictamente rectangular. Una suerte de mueble acolchado posaba en medio de la sala. Por su forma, juraría que servia para sentarse. Como un trono.

Sesshomaru había descubierto el sofá.

Se veía mucho más cómodo que cualquier tronco de árbol. Contra todo pronóstico, decidió darle uso se acomodó ahí.

El sonido de la puerta abriéndose alertó ambos, especialmente a la humana.

─ ¿Acaso piensas quedarte ahí?

─ Si. No le veo el problema. Deja el drama. ─ la vio de reojo para luego concentrarse en todo lo demás.

No es como si quisiera estar en una casa ajena. Ponerse cómodo era difícil y para nada de su estilo. Pero, colo la situación ameritaba mantener la calma, él era el único capaz de mantenerse sereno.

─ ¡Tú!

─ ¿Hermana? ─ La dulce vocecita a sus espaldas casi hizo saltar a la mencionada por la adrenalina.

─ ¡Ah! ¡Kana! ¡Bienvenida a casa! ─ balbuceo evidentemente nerviosa, dándose la vuelta por completo.

Como si pudiera ocultar al demonio detrás de sí. Sonrió, no tiene ni puta idea de qué hacer mientras su hermanita la miraba de forma extraña, como si no estuviera comprendiendo. De hecho, así era.

La pequeña podía jurar que había escuchado hablar alguien más.

─ ¿El hermano mayor está aquí?

─ ¿Eh? Pues... no.

¿No? Entonces, si no era Byakuya. ¿Quién más podría estar de visita en su solitaria casa? No conocían a nadie más. No es que fuera malo, solo extraño, y nuevo. Claramente había algo o alguien más, y Kana quería verlo. Por esa razón caminó rodeando a su hermana, su cabeza buscó ese algo nuevo.

Lo encontró. Un par de ojos dorados intensos, observándola de vuelta. Era un hombre vestido como un guerrero antiguo. Inevitablemente llamativo. Aunque su rostro y largos cabellos lo hacian parecer como un ser elfo mágico. Como en tantas películas y video juegos que a su hermano le encantaban.

Al menos así lo pensó la pequeña Kana.

Por el otro lado, ahora Sesshomaru podía apreciar de cerca la nueva apariencia de aquel ser.

Una de las antiguas extensiones de Naraku, aquella representaba la nada, solía ser blanca y sin vida. Sin emociones, siendo la fiel personificación del vacío. Ahora, frente a sus ojos hay una verdadera niña humana, cuyo corazón puede escuchar latir desde su sitio. Aquella que ahora mismo sus ojos brillan demostrando la vida en su ser. Su cabello de color castaño natural, como el de Kagura. 

A pesar de no estar asustada, en su rostro se puede leer la sorpresa e inocencia de conocerlo. Entonces, Sesshomaru puede mantener la guardia baja, en ese caso. Y olvidar que alguna vez, tanto Kagura como Kana fueron peligrosas a manos del odiado Naraku.

Luego de inspeccionar la apariencia del extraño, Kana buscó ayuda en el rostro de su hermana.

─ ¿Quien es? ─ Fue la pregunta que se esperaban se hiciera. ─ ¿Es de un videojuego?

─ No, no. Él es...

─ No soy un videojuego. ─ Sesshomaru negó. ─ Soy un demonio de gran poder. El gran Sesshomaru. 

─ Eso. Él es eso. ─ Kagura asintió.

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⏰ Última actualización: Feb 10 ⏰

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