ABDL Adventures

Carrito de Supermercado

¿Hay algo peor que ir al supermercado usando un abultado pañal y vestida de bebé? ¡Claro que lo había!.

Desde que mamá ya no me deja quedarme sola en casa, ni mucho menos permitirme ir a la escuela como los niños grandes, siempre que tiene que salir, me lleva con ella es así como me debo enfrentar a un tortuoso ritual lleno de situaciones vergonzosas.

Lo primero que hace es elegir qué es lo que voy a usar el día de hoy, me recuesta sobre el cambiador asegurándose de que no hice un Oh oh en mi pañal, después la veo dirigirse hasta el armario, sé que vestirme con atuendos adorables es lo que más disfruta pero yo lo odio porque todo lo que elige es excesivamente infantil, desde conjuntitos que apenas llegan a cubrir el pañal, hasta enterizos que limitan bastante mis movimientos y no importa a donde vayamos o si estamos en público YO SOY UNA BEBE por lo cual debó estar vestida como tal, la primera regla es siempre traer el pañal puesto, mama no me deja usar el inodoro desde hace tanto tiempo, por lo cual traer mi protección diaria es indispensable, después de todo no queremos tener un accidente, aunque eso ya no importa mucho realmente, ya me acostumbre a que esa tela suavecita que rodea la parte de mi entrepierna es mi nuevo baño, aunque me aguante o intente con todas mis fuerzas no mojarme, la naturaleza siempre termina ganando y a decir verdad cada vez tengo menos control.

Cuando mamá regresa, la veo sonreírme, trae en las manos un onesie de color verde y un overol de mezclilla, lo siguiente que siento es como levanta mis piernitas juntas en el aire y desliza un segundo pañal sobre el que ya tenía puesto.

—Mami ¿Qué haces?.

—Mi niña es solo por protección ¿Si?. —Bajo la parte de enfrente y solo pude escuchar como pegaba las cintas. —A partir de ahora, te pondré dos cuando salgamos, me siento más cómoda si mi bebita está muy bien protegida. —Dijo eso, dándome un par de palmaditas en la parte delantera haciéndola sonar.

Traer puesto dos pañales era algo nuevo pero no podía cuestionarlo, era una nueva regla y eso significaba que tendría que seguirla y acostumbrarme a ella como todas las demás.

Mama metió mi cabecita y bracitos por la tela del onesie y los bajo hasta llegar a mi entrepierna, cerrando los botoncitos, sentía muy abultado en esa parte, ni siquiera podía juntar mis piernas sin que estas chocaran por una separación suavecita, lo siguiente que siguió fue el overol, esto solo hizo que apretara mucho más y aunque si bien cubría el pañal, no evitaba que se viera bastante abultado, cualquier persona podría darse cuenta de lo que traía debajo, lo cual solo me hacía sentir mucho más avergonzada, no importa cuántas veces saliéramos, ni cuantos extraños se hayan percatado de mi pañal, era algo a lo que no podía acostumbrarme.

Mama finalizo el conjunto, poniéndome un par de calcetitas con holanes, las cuales me llegaban unos diez centímetros por debajo de la rodilla y las complemento con unos mocasines de color negro, era un zapato similar al que se utilizaban en las escuelas de educación primaria.

Ya vestida y lista para salir, me carga en brazos y me mete dentro de mi andadera.

—Ahora mami va a arreglarse princesita, se una buena niña y no hagas travesuras. —Me dio un beso en la frente y salió de la habitación.

Nuevamente volvía a estar atrapada en esta cosa, otra de las reglas más importantes es que mama no me tenía permitido caminar, solo había tres formas en las que podía moverme estando en casa; gatenado, en mi andador o en los brazos de mami.

Estar en la andadera era lo más cercano que tenía a caminar, rodaba con los pies de una pared a otra, tampoco es que tuviera mucho margen de movimiento dentro de mi habitación pero era hacer esto o jugar con los juguetes didácticos que tenía en frente sobre la mesita. El andador tenía una forma de auto de carreras, era de color rojo con llantitas a los lados y en el centro había un volante el cual podía girar, también había algunas palancas y botoncitos de colores, los cuales al apretarlos hacían soniditos como el de un motor o un claxon.