𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟑.

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_05 de mayo de 2024_
_Día tres_

El tercer día había llegado, y con el, las interminables explosiones por toda la cuidad.
Matías, que se encontraba preparando por última vez una de las mochila, no había dormido en toda la noche y eso se notaba por las ojeras que adornaban sus ojos.

Enzo, que por otra parte estába mirando por última vez hacia afuera por la ventana ya estaba listo para abandonar esa habitación.
Las explosiones desde el sector A habían parado desde la noche anterior.

"¿Como vamos a salir de acá sin hacer ruido?" le preguntó Matías al mayor mientras que se colocaba la mochila en un hombro.
Tenía el arma en su cinto, siempre atento a cualquier cosa para accionarla.

"Podemos ir por la izquierda, estuve viendo por el agujero de la puerta que la mayoría de infectados se van hacia la derecha... Pero cualquier cosa tenemos que estar atentos y no hacer ningún posible ruido" le respondió Enzo mientras dejaba de lado la ventana y ayudaba a su esposo con las dos mochilas que quedaban, sacando un cuchillo de una de ellas.

"Tengo un posible lugar al que ir" decía Matías mientras miraba el mapa, tenía marcado un punto ya "estaba planeando ir en nuestro aniversario, pero surgió todo esto... Tenemos que ir a San Antonio de Areco" le dijo mientras que guardaba el mapa en su bolsillo.

"Bien, necesito que por favor me guíes todo el camino cuando salgamos de acá" le dijo Enzo mientras se acomodaba la mochila y agarraba la mano de su esposo con su única mano libre.

"Si algo nos pasa que sepas que te amo mucho" dijo el mayor con tono triste, Matías lo miro mal y negó.

"No digas bobadas Enzo, nada nos va a pasar" le dijo algo serio el menor mientras que ya iba hacia la puerta.
Saco la silla que bloqueaba la entrada y miro detrás suyo.

"¿Listo?" Matías era el más valiente en ese momento, cargaba en arma en una mano mientras que la otra la tenía en el pestillo de la puerta.

"Contigo siempre" le contestó Enzo mientras que agarraba con fuerza el mango del cuchillo.

La puerta se abrió y les dió la bienvenida la sangre, había sangre por todo el pasillo.
Matías asomó la cabeza y pudo ver que Enzo estaba en lo correcto, todos los infectados estaban en la parte de la derecha.

Miro a su esposo detrás suyo y asintió, dejándole saber que podían salir.
Ambos salieron, siempre haciendo el mínimo ruido, pues se sabía que se ponían violentos con el ruido.

El camino hacia las escaleras de la izquierda fue un tramo corto, caminaban bastante despacio, Enzo se movió hacia adelante pues era quien disponía de tan sólo un cuchillo en mano, mientras que Matías quedo atrás con el arma en posición siempre.

Ambos estaban atentos a los ruidos ajenos del lugar, las explosiones en el sector A habían comenzado de nuevo, creando un alboroto de gritos y pisadas por parte de los infectados.

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𝐕𝐢𝐫𝐮𝐬 𝐀𝐦𝐨𝐢𝐛𝐞 𝐗-𝟏𝟎𝟒 | 𝐌𝐚𝐭𝐢𝐞𝐧𝐳𝐨. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora