𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟓

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[07 de mayo de 2024]
_día cinco_

En las ruinas del local seguía el cuerpo de Enzo Vogrincic, del otro lado del lugar, donde todo seguía intacto, tirado ahí con heridas por todo su cuerpo, sus ojos dolían, pero se obligaba a mantenerlos abiertos.

Las explosiones cerca de su posición no paraban y su cabeza dolía con cada movimiento que hacia.
Su mano tocaba algo líquido al lado de su pierna, algo espeso.

Con la linterna que tenía colgando de su cinturón alumbró en esa dirección, el líquido rojo que tanto conocía, la sangre. Sangre que salía de una herida abierta en su pierna.

Se mordió el labio cuando su mano apretó el lugar, queriendo parar el sangrado.
Con su mano libre apuntó hacia todos lados, buscando algún indicio de Matías, su esposo.

Al no encontrar nada se alivió, pero a la vez se preocupó, si no estaba ahí con él podría estar abajo de cualquier escombro.
No quería pensar eso, no quería que su esposo, su Matías, estuviera muerto.

Un grito al otro lado le llamó la atención, no reconocía la voz, pero había llamado la atención de los infectados.
Su cuerpo dolía mucho como para levantarse.

Una luz en su cara logró hacerlo cerrar los ojos con fuerza, había un agujero arriba de todos los escombros.
La luz se movió de lugar y abrió los ojos, dándose cuenta que había alguién allí arriba.

La luz apuntaba su pierna herida, movió la mano dejando ver la herida profunda y abierta por unos segundos, apretó otra vez, mordiendo con más fuerza su labio.

Los escombros chocaron contra el suelo cuando un cuerpo se deslizó de allí arriba.
La luz pegó de nuevo en su cara y cerró los ojos nuevamente.

"¿Como te llamas?" el murmuro de esa persona pegó directamente en su cara, la luz bajó de nuevo hacia su pierna.

"Enzo, Enzo Vogrincic..." su voz salía en un murmuro de por sí, se sentía cansado para hacer cualquier cosa, quería cerrar los ojos, pero se prometió ser fuerte por Matías, sería fuerte por su esposo.

"Bien Enzo, soy Valentino Alonso, soy estudiante de medicina" le respondió el hombre, mientras movía la mano de Enzo de la herida.
Arrancó la manga de su propio buzo y lo usó como torniquete, bloqueando el sangrado.
Enzo se mordió la mano cuando hizo eso, dolía como el demonio.

Cuando Valentino término su trabajo se limpió las manos llenas de sangre en su propia remera, manchandola.

"Bien Enzo, ¿puedes pararte?" preguntó el hombre, mientras que se levantaba y le ofrecía una mano a Enzo.
Vogrincic no estaba seguro de poder, pero aceptó la mano de Valentino.

Cuando se paró lo primero que hizo fue morder su labio con fuerza para no gritar del dolor.
Su cuerpo se fue hacia adelante, dando su cuerpo contra el de Valentino.
El hombre lo agarro de la cintura, y lo acomodo, pasando el brazo de Enzo por sus hombros.

"Vas a salir de acá, ¿si?" dijo el hombre, mientras apretaba el botón de su walkie talkie que traía colgado a un costado del cinturón.

"¿Venis acompañado?" Enzo estaba un poco más despierto por el dolor que sentía.
Su contrario asintió mientras se escuchaba una voz por el aparato.

"Aquí Simón, ya está libre su lugar para salir Vale" la voz casí robótica les dió la afirmación para poder salir de allí.

Valentino ayudaba al otro a subir por los escombros, Enzo, que sufría, siempre se mordía el labio para no gritar y llamar la atención de los infectados.

𝐕𝐢𝐫𝐮𝐬 𝐀𝐦𝐨𝐢𝐛𝐞 𝐗-𝟏𝟎𝟒 | 𝐌𝐚𝐭𝐢𝐞𝐧𝐳𝐨. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora