Capítulo V

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Narra Minju

Definitivamente, no había sido una buena idea; nunca debió aceptar. Después de desayunar y antes de partir, Chaewon manifestó su deseo de querer darse un baño. Se opuso, gritó, cacareó y gruñó improperios sobre lo estúpido de aquella acción en territorio hostil. Chaewon la dejó quejarse en silencio. Cuando al fin terminó, la pelicorto le echó tal sermón sobre la importancia de la higiene que la tumbó de espaldas.

Veinte minutos después estaba totalmente desarmada y solo llevaba puestos sus pantalones militares y un top para asearse sin quitarle el ojo encima de Chaewon. Cedió en permitir que se bañara con una condición: ella estaría en todo momento al alcance de su vista. No tenía intenciones obscenas ni nada por el estilo, pero sabía lo que podía suceder en un momento como ese. La perdía un solo segundo de vista y ella desaparecería. ¡Ni soñarlo! Su deber era protegerla. Si por el bien de su país debía sacrificarse contemplándola mientras frotaba con jabón su cuerpo desnudo, lo haría.

Lamentablemente, cuando se acercó a la orilla del río, no contó con que Chaewon se fuera a sumergir en bikini. Tuvo que tragarse su propio suspiro de pura decepción. Se dijo a sí misma que en otra ocasión y utilizó un paño mojado para limpiarse el sudor mientras la veía chapotear como una niña. ¿Sabría Chaewon el efecto que causaba en ella? No tenía manera de saberlo. De repente, se le antojó como el estereotipo de bibliotecaria que tanto destacaba en Estados Unidos. Y pensar que creyó que era otra mujer desbocada que usaba su cuerpo para conseguir sus propósitos.

Chaewon nadó hasta la orilla y apoyó los brazos sobre la roca para asentarse en el lugar mientras movía las piernas bajo el agua. Miró con codicia su cuerpo boca abajo a través de las aguas cristalinas del río. Tenía un buen trasero y le gustaban los hoyuelos que se formaban en la zona lumbar de su espalda. ¡Era encantadora!

– ¿No vas a lavarte el pelo? ― le preguntó.

– ¿También vas a echarme otro sermón sobre la importancia de tener el cabello limpio y brillante? ― se burló.

– No, pero quería recordarte que, en un lugar como este, sería conveniente tener el pelo limpio. Podrías tener piojos.

Se abstuvo de decir que no sería la primera vez que tenía piojos en una misión. Había estado en los lugares más recónditos, más pobres y más sucios que la pelicorto jamás podría imaginar tan siquiera. Se conocía de memoria todas las marcas de Shampoo para quitar los piojos y también sabía de muchos métodos para deshacerse de las pulgas.

—¿Si me lavo la cabeza con ese Shampoo tuyo me dejarás en paz?

– Claro.

Así fue como se quedó en calzoncillos delante de la bibliotecaria. Quien se sorprendió al ver un bulto en estos.

– T-tu tienes un..

– S-si espero que no te moleste

Se sumergió en el río de una enérgica zambullida muy avergonzada y buceó hasta la orilla donde se encontraba la pelicorto.

– Claro que no me molesta, mi hermana también tiene

– Lo dices encerio. —La miro sorprendida

– Sí, Cambiando de tema,¿Necesitas ayuda?—le preguntó sonriendo

No.

— Si.

Era increíble lo que era capaz de hacer para que una mujer bonita la mimara un poco. Chaewon se sentó en la roca que Minju anteriormente ocupó, dejando a la vista su cuerpo bien moldeado. Tuvo que contener el aliento. La sola imagen de esas gotas deslizándose por su mentón hasta su pecho, donde desaparecían bajo la tela de aquel seductor bikini rojo, le provocó una erección. Otras gotas deslizándose por su estómago y su vientre liso hacia...

Love in time of war (2kim G!P)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora