Capítulo XXIV

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- Ni se les ocurra acercarse más. - les advirtió - ¿Qué dirá la jefa si se entera de esto?

La mención de la jefa fue suficiente para hacerlos retroceder y replantearse las cosas. No esperaba que sus propios agentes se comportaran como los salidos mentales de los soldados isleños que ocupaban la ciudad. Al menos, esos soldados estaban en guerra y todos sabían lo que sucedía en tiempos de guerra. ¡Ellos eran los protectores!

- ¡No pueden ocarlas! - les advirtió una vez más - Mucho menos a Chaewon... - susurro lo ultimo.

Desgraciadamente para ella, algunos soldados escucharon su susurro.

- ¡No es justo! - se quejaron - ¿Por qué tú sí que puedes?

- Yo tampoco puedo, yo no...

- Te ocurrirá exactamente lo mismo si la jefa se entera.

Sí, sería despedida con deshonor y le costaría toda una vida encontrar un trabajo. Eso sería exactamente lo que sucedería.

- Ese es mi problema, pero yo debo ocuparme de ellos, están bajo mi responsabilidad. No quiero más problemas con las mujeres. - repitió - ¡Yunjin!

Yunjin se peleó con algunos agentes para atravesar la muchedumbre hasta llegar a la primera fila.

- ¡Sí, señora! - hizo el saludo.

- Llama al cuartel y pide un helicóptero para sacar a tres civiles cuanto antes. En cuanto termines, llámame. Daré mi informe.

- ¿Señora? - preguntó uno de los agentes - ¿Podemos conocer el resultado del informe?

Claro que podían saberlo, eran sus agentes.

- Corea del Sur intervendrá en la guerra.

Los soldados asintieron con la cabeza ante la noticia y se marcharon. Uno de ellos se quedó para acercarle una carpeta y un bolígrafo. Cuando se marchó, miró la carpeta, comprendiendo el significado. Se dirigió hacia su propia tienda de mando y abrió el archivo, temeroso de lo que pudiera encontrar. Varios nombres habían sido tachados como fallecidos de guerra. Encontró a Chaewon y a Eunbi y las tachó como civiles rescatadas. Después, continuó buscando hasta que justo al final dio con Jeongin. Tuvo que tachar a sus padres, a una hermana mayor y a dos tíos del niño como fallecidos. Revisó la lista al terminar; estaba al completo. Tres ciudadanos habían sido rescatados; veintiséis habían fallecido en esa guerra.

Desolada por la noticia, dejó de lado el archivo y encendió su ordenador portátil. Antes de percatarse de lo que ella misma estaba haciendo, se vio buscando en la base de datos de la CIA el nombre de Chaewon. Quería saberlo todo de ella, incluida cualquiera cosa que hubiera podido olvidar. Encontró justamente lo que ella le contó. Nacida en Daegu (Corea del Sur), hija de un obrero llamado Jeong bong-seok y de una profesora llamada Son sun-ja, Su hermana Yena.

Revisó sus notas del instituto, sus mudanzas, su historial policial que era nulo, sus trabajos y sus sueldos. Encontró su casa. Comprobó con disgusto que vivían cada uno en una punta de la ciudad. Tenía la casa en propiedad, sin hipoteca y sin ningún tipo de carga. Incluso dio con su gato y su identificación; se llamaba Leo. Sabía que no estaba bien lo que hacía, que se comportaba como una enferma, pero quería saberlo todo sobre Eunha.

Para cuando terminó, Yunjin ya entraba en la tienda con la radio que utilizaban para comunicarse vía satélite. Habló con sus superiores y les expuso la situación, los muertos y su creencia de que lo mejor era que intervinieran. Cuando habló de los cazas Norcoreanos, los sintió saltar del asiento desde el otro lado. Comprendieron a la perfección la necesidad de intervenir cuanto antes en ese apocalipsis y le prometieron que recogerían a los civiles unos minutos antes de iniciar el ataque. Se los llevarían a la mañana siguiente a primera hora y, aunque era lo mejor, la noticia le creó un vacío en el pecho.

Love in time of war (2kim G!P)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora