𝐑𝐡𝐚𝐞𝐧𝐲𝐫𝐚 𝐓𝐡𝐞 𝐂𝐫𝐮𝐞𝐥

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El bosque de los dioses es el espacioso lugar lleno de armonía y tranquilidad, donde los nobles que habitaban el castillo solían visitar para calmar sus penas lejos del bullicio y las constantes miradas.

Pero era más conocido por ser el lugar favorito de la amable reina y su dulce princesa.

La reina aemma Arryn amaba pasar sus tardes de primavera bajo la sombra del enorme arciano de hojas Rojas, tronco blanco y raíces acogedoras.

Lo había amado desde que lo vio por primera vez cuando su abuela, la difunta reina alysanne la había llevado a dar un paseo por el castillo al cumplir los tres años.

-Mami quiero más pastel de Limón- la suave voz de su dulce niña la obliga a salir de sus pensamientos. Al voltear la mirada se escapa de sus labios una pequeña risa- .

Su dulce rhaenyra había devorado todos los pasteles, llenando de glaseado sus pálidas manos. Sin contar las pequeñas migajas que adornaban sus mejillas rojas y pecosas.

-oh mi querida muchacha pero si ya has acabado con todo. Te dolerá la panza más tarde si sigues comiendo- le dijo con deje de gracia mientras le limpia sus manitas y cachetes- mejor cuéntame que hiciste mientras no estaba contigo-

Los hermosos ojos lilas de su pequeña brillaron con emoción y Picardía. Supo de inmediato que se arrepentiría de haber preguntado.

-oh oh mientras estabas con el Consejo con mi padre y tus damas el tío Daemon llegó a escondidas y nos escabulló por los pasajes secretos hasta los aposentos de Ser Otto y luego saco algo de un pequeño bolso que la verdad olía muy feo... Pero el solo sonrió y dijo que era una sorpresa que de seguro le encantaría! Lo puso bajo sus almohadas y nos fuimos... Ah y volamos sobre caraxes-

El rostro de la reina era todo un poema mientras veía a su niña relatar dicho suceso con tanta tranquilidad, y si no la conociera como a ella misma podría decir que hasta había un poco de alegría en sus palabras.

-eso suena... Daemon estuvo aqui? Es un milagro de los dioses que tu padre no lo haya visto- recordaba que la última vez que vio apropiadamente a su primo-cuñado fue previo al cumpleaños de su marido. Al ser el rey se llevaba a cabo un torneo y celebración que duraba cerca de tres días.

El último día de la festividad su cuñado se puso tan borracho que se subió a una mesa y le dijo "sus verdades" a todos los lords y ladys que ahí se encontraban. Eso no le agrado ni un poco a su esposo y al día siguiente lo echo del Castillo.

-no puedes volver a hacer eso rhaenyra puede ser muy peligroso, esta bien?- la reina miro a su hija con un ceja alzada esperando una respuesta de esta-

-esta bien mami, ya no le haré más bromas a ser otto- su dulce niña bajo la cabeza e hizo un pequeño puchero.

-que? Oh no mi vida no te estoy regañando por eso- su dulce princesa la miro sin comprender de que hablaba- los pasillos secretos tienen años sin ser usados, nadie los mantiene limpios. Cualquier bicho podría haberte picado- la reina le dio un pequeño pellizco en el brazo de forma jugetona.

-la próxima ten más cuidado, esta bien?-

-esta bien mami-

Y así reina y princesa siguieron disfrutando de la cálida brisa de primavera.

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