𝐑𝐡𝐚𝐞𝐧𝐲𝐫𝐚 𝐓𝐡𝐞 𝐂𝐫𝐮𝐞𝐥

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Después del encuentro con aquella mujer llamada Alys las hermanas arrastraron a sus amigas a otra habitación, para distraerse de lo sucedido.

Recorrieron el castillo hasta que el Lord y su hijo estuvieron de vuelta, las jóvenes corrieron hasta donde se encontraban ambos. El primero en bajarse de su caballo para saludar fue su padre.

-Mis pequeñas flores- les dio un fuerte abrazo y un beso en la mejilla. Su sonrisa era radiante, nadie nunca lo había visto sonreír así en la Corte -Princesa, señoritas. Es un gusto tenerlas en mi humilde casa- Rhaenyra le sonrió con sinceridad. El le recordaba un poco a su propio padre.

-El gusto es mío Lord Lyonel, todos se han portado muy...- La sonrisa de la platinada se hizo más grande cuando vio al hijo del Lord caminar hacia ellos con un siervo en sus hombros.

Lo miro atentamente. Su cabello estaba atado en una media cola y dos rizos caían sobre su frente, las gotas de sudor resbalaban de sus mejillas pasando por su barba hasta llegar a su grueso cuello y perderse en su camisa de mangas cortas, que dejaba ver sus fuertes brazos, Tuvo que contener un suspiro al verlo de esa forma por primera vez. Sinti un fuerte calor en su vientre bajo. Harwin Strong era tan fuerte y sexy que cualquier mujer mataría por estar con el. Para su suerte ella lo vio primero.

Aun recuerda ese día, era el cuarto aniversario de los Reyes, su padre había organizado un combate donde todos los lords del Reino fueron invitados a participar. Ella estaba en primera fila, llevaba un vestido turquesa con detalles dorados y perlas de oro, en aquel entonces no era muy fan de los combates, solo gustaba de ver a su tío Daemon. Era uno de los mejores espadachín además de ser muy temido por portar hermana oscura, la espada de la antigua Reina Visenya. Pensaba retirarse a sus aposentos cuando Sir Criston Cole de Dorne, logró derivar a su tío. Hasta que el hijo del Lord de Harrenhal hizo acto de presencia. El quebranta huesos, quedó flechada apenas lo vio, el podio su favor y ella no pudo estar más feliz de dárselo. Desde ese día, ha estado esperando su oportunidad para conquistarlo.

-Se encuentra bien princesa?- Estaba tan metida en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando el hombre llegó a su lado. Tapó su rostro con una mano al escuchar como sus amigas se reían disimuladamente.

-Si estoy bien, lo siento creo que me distraje un poco- carraspeo tratando de disimular su sonrojo y evitando mirar al morocho por que sabía que de hacerlo, sus ojos se desviarían a otro lugar -Por qué mejor no entramos al castillo- Lara paso su brazo por sus hombros para llevarla al castillo mientras sonreía de oreja a oreja al ver a su amiga tan tímida y sonrojada. Sabía que su hermano le gustaba, pero no sabía que le gustada tanto. Harwin detrás de ellas las miro con una ceja alzada y una sonrisa coqueta broto de sus labios. Todos entraron al castillo, menos Lord Lyonel que no lograba entender lo que sucedía.

Al llegar a la habitación la princesa se tiró sobre la cama, dando vueltas y tapándose la cara -tranquila Nyra, a lo mejor ni se dio de cuenta- Elys se acercó con una pequeña sonrisa tratando de calmarla -Literalmente se lo comió con los ojos, hasta un ciego podría a verse dado de cuenta- la Arryn miro mal a Maya y le dio un codazo para que se callara -Que? Es broma, no te enojes- hizo un pequeño puchero al ver a la rubia cruzarse de hombros he ignorarla.

-No le hagas caso Rhaenyra. Aunque lo haya notado es obvio que no te es indiferente- Rhaenyra miro a Elinda con duda -he visto la forma en la que te mira estoy segura que le gustas. Además quien podría no enamorarse de ti- sonrió un poco y se puso de pie con un pequeño suspiro.

-Tu que crees Lara...- Todas voltearon a ver a la mayor quien se había quedado callada desde que entraron a la habitación. Se acercó lentamente a la platinada y la tomó de los cachetes arreglando los mechones de pelo que se salían de su peinado -Yo creo que deberías arreglarte para la cena y descubirlo por ti misma-