El sol apenas comenzaba a iluminar tímidamente la habitación de Minho cuando el abuelo irrumpió en su santuario de sueño. Minho, envuelto en la calidez de sus sábanas, gruñó con disgusto al ser despertado tan temprano en la mañana.
"¿Qué pasa, abuelo?" Minho murmuró, su voz llena de sueño y protesta.
El abuelo sonrió con dulzura. "Es hora de levantarse. Necesito que hagas unos mandados en el pueblo".
Minho frunció el ceño, la idea de salir de su cómoda cama le resultaba poco atractiva. "¿Mandados en el pueblo? ¿Para qué?"
El abuelo se encogió de hombros, manteniendo su sonrisa serena. "Necesitamos algunas cosas para el desayuno. Y pensé que sería una buena oportunidad para que te familiarices un poco más con el pueblo y sus habitantes".
Minho bufó con desagrado, sintiéndose frustrado por la perspectiva de tener que abandonar la comodidad de su hogar. "¿Por qué no puedes hacerlo tú solo? Estoy cansado y preferiría quedarme aquí".
El abuelo sacudió la cabeza con comprensión. "Minho, entiendo que no te entusiasme la idea, pero es importante que te involucres más en la vida del pueblo. Además, ¿no te gustaría estirar las piernas y disfrutar del aire fresco de la mañana?"
Minho gruñó en respuesta, pero sabía que no podría persuadir a su abuelo de cambiar de opinión. "Está bien, está bien. Me levantaré".
Con un suspiro resignado, Minho salió de la cama y comenzó a vestirse, aunque con la pesadez de alguien que se siente arrastrado a una tarea que detesta. Con cada prenda que se colocaba, su resentimiento hacia el pueblo y su estilo de vida agrícola crecía.
Finalmente, Minho salió de su habitación, con una mezcla de desgana y resentimiento, preparado para enfrentar un día que se extendía ante él como una obligación no deseada.
(...)
La cocina de la casa de Han estaba impregnada con el aroma delicioso del desayuno recién preparado. El sol se filtraba por las cortinas, bañando la habitación en una luz suave y acogedora. La familia se había reunido alrededor de la mesa, compartiendo un momento de tranquilidad antes de embarcarse en sus actividades del día.
"¿Qué planes tienen para hoy, queridos?" preguntó la madre de Han mientras colocaba una bandeja de pan recién horneado sobre la mesa.
Han tomó un sorbo de su té y sonrió. "Bueno, mamá, hoy tengo pensado ir al mercado. Felix necesita ayuda en su negocio y no quiero dejarlo solo".
La madre de Han asintió con aprobación. "Es bueno que seas un buen amigo, Han. Recuerda, siempre es importante estar ahí para los demás cuando lo necesitan".
"Y tú, papá, ¿qué tienes planeado para hoy?" preguntó dirigiéndose a su padre.
El padre de Han tomó un sorbo de su café antes de responder. "Tengo algunas reparaciones que hacer en el granero. Parece que una de las tablas del suelo está suelta y necesito arreglarla antes de que alguien se lastime".
Han asintió con comprensión. "Entiendo. Déjame saber si necesitas ayuda, papá. Estoy más que dispuesto a echarte una mano".
La conversación continuó animadamente mientras la familia disfrutaba de su desayuno juntos.
(...)
El sol brillaba en lo alto mientras Minho se aventuraba por las calles del pueblo, intentando encontrar el mercado. Sus pasos eran inciertos, y la frustración crecía dentro de él mientras se daba cuenta de que estaba completamente perdido. Se detuvo en medio de la calle, mirando a su alrededor con expresión confundida y algo molesta.
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Destinos Entrelazados *Minsung*
FanfictionEn el ajetreado Seúl, Lee Minho, un joven ambicioso y dedicado, se encuentra atrapado en la vorágine de la vida urbana mientras lucha por alcanzar sus sueños profesionales. Por otro lado, en un tranquilo pueblo rural en la provincia de Gyeongsang, s...