CHICAGO FIRE- Corazón en llamas

2. "Matt no confía en ti"

-Adelante- dijo Boden tras oir la llamada en la puerta y sonrió al ver quiénes eran los que esperaban entrar.
-Hola jefe- dijo Matthew- queríamos hablar con usted.
-Claro, sentaos.
-Veras, Emma lleva mucho tiempo pidiendomelo, y no crea que no me ha costado tomar esta decisión, ya sabe, es mi hermana y esto es muy arriesgado pero...
-Quiero apuntarme a la academia de bomberos- interrumpió Emma, deseperada por la lentitud de su hermano. Casey la miro algo molesto mientras el jefe asimilaba toda la información.
-Estas segura?- pregunto Boden después de unos segundos de silencio.
-Muy segura jefe- Emma sonrio.
El jefe miro a Casey, que asintio dando su aprobación.

-Esta bien, voy a ver qué puedo hacer- sonrió Boden mirando a Emma, que no podía contener su emoción.

Hubo un silencio incómodo de alrededor de 30 segundos.

-Vuelve a la sala Emma, ahora voy- le dijo Casey a su hermana.

Emma fruncio el ceño pero tuvo que hacerle caso, era obvio que iba a decirle algo al jefe y la gustaría estar presente, pero ya no podía hacer nada.

-Jefe, apuntela, pero porfavor, que esté supervisada.- dijo Matthew una vez que ya estaba solo con Boden.
-No te preocupes Casey, la voy a tener muy controlada. Además, ella tendrá a parte un instructor que se encargará de protegerla.

Casey asintió, pero sin estar del todo convencido. El sabía los riesgos de la profesion, por experiencia propia. La perdida de su amigo y compañero Darden en pleno servicio, le hizo empezar a tomar más precauciones.

-Gracias- dijo por fin y salió de allí para ir a la sala como le había dicho a su hermana.

Emma contenta se sentó al lado de Mouch en el sillon.

-Qué hay de papeo?- dijo Mills irrumpiendo acto seguido en la sala principal.
-Si quieres, unas patatas de bolsa y unos yogures- dijo Hermann sentado en el sofa.
-Ah ya, se me olvidaba que yo soy el que cocina aquí, si yo no hago nada, no comemos?- Mills se apoyó en la encimera teniendo una vista perfecta de todos los que estaban en la sala.
-Voy a por comida. Quien quiere pizza?- pregunto Emma.
Todos allí levantaron la mano. Emma sonrio.
-Yo pillo 10 pizzas y lo que sobre de regalo para los de siguiente turno.
-Que raro, Emma haciendo algo por nosotros? Que ha cambiado?- dijo Severide vacilando desde la mesa.

Emma miro a su hermano y ambos se sonrieron mutuamente.

-Ya no puede una ni ser amable- dijo Emma mientras se ponía el abrigo para salir del parque a la pizzería de unas manzanas más allá.

Emma salio mientras todos la esperarían sentados, menos Severide.

-Oye, me parece perfecto que traigas comida, pero no vayas sola- dijo Severide llamando la atención de Emma que se giró al oír su voz.
El frio amenazaba los rostros de ambos, y una nube de humo salía de ambas bocas cuando se congelaba el aire que respiraban
-No te preocupes, salgo sola de noche cantidad de veces.
-Pues no deberías.
-Bueno, te dejo que vengas conmigo si quieres- sonrió Emma.
-No, bueno tampoco nos pasemos, no soy quien para sobreprotegerte, pero tú hermano si. Pídele a Matt que te acompañe- Severide dijo y restrego sus manos del frio para calentarlas.
-Ya le he pedido muchas cosas hoy, no creo que quiera acompañarme a pedir pizza.- dijo Emma metiendo sus manos en el bolsillo.
Severide no entendio ese comentario pero estaba pensando en otra cosa.

-Esta bien, yo te acompaño, si insistes- bromeó Severide.
-Eh, no, ahora que no parezca que yo te lo he pedido, que tengo suficiente capacidad como para hacerlo solita- Dijo emma.

Severide rio y comenzó a andar hacia donde estaba la pizzería, y Emma rodando los ojos se sintió obligada a seguirle.

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