4.Nueva rutina

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El bar estaba abarrotado de gente, pero todos amigos y conocidos. No había ni una sola persona que no se hubiese acercado a ella a darla la enhorabuena, y eso que solo se había apuntado a la academia, aún tenía que pasar el examen. Cuando Dawson dijo que esa noche se celebraría la noticia, Emma no se esperaba algo asi. Por suerte, se había preparado para la ocasion. Llevaba un vestido negro ajustado, que remarcaba su sinuoso cuerpo y hacia que su rubio pelo se viese mas claro aun. Era de corte largo y tenía la espalda al descubierto y una raja en la pierna.

Emma sonrió un poco mientras todos la miraban al pasar sin saber dónde meterse, buscando un sitio donde escabullirse un momento de toda la atención.

Miro alrededor. Dawson estaba hablando con su hermano, y la verdad Emma no tenía ningunas ganas de meterse en esa conversacion. Hermann y Otis no daban a basto en la barra.

Miro a Severide. Estaba hablando con una chica rubia y delgada. Obviamente, no iba ni a acercarse. Los estuvo mirando actuar unos minutos. Severide sonreia y hacia unos gestos muy obvios de que estaba ligando con ella. Emma juro que Severide la miro un par de veces, pero despejó su mente en cuando vio a la persona perfecta para escabullirse. Mills. El también estaba sentado solo, con un botellín en la mano, mirando el partido de futbol de la tele que habia en la pared del fondo del bar.

-Hola- Emma se acercó a el.
-Ey hola- Mills bajo la cabeza de la tele- vaya, estás muy guapa.
-Gracias, tú también.

El iba con una camisa, con una americana encima y unos vaqueros. Perfecto.

Ambos se quedaron en silencio.

-No se como puedes escuchar el partido con este jaleo- dijo Emma
-Bueno, es que no lo estoy escuchando, pero me distrae mirarlos jugar- sonrió Mills.
-Nunca lo entendere, recuerdo que mi padre también solía hacer eso, veía el fútbol a todas horas aunque no se enterase de nada- en un momento, sin darse cuenta Emma estaba mirando a Matt, que seguia hablando tranquilamente con Dawson.
-Voy a salir un rato a tomar el aire, no soporto tanta gente junta. Vienes?- dijo Mills.

Emma no tardo ni un segundo en asentir. Era justo lo que ella estaba buscando, alguien que la sacase del barullo. Siguio a Mills, y segundos después estaban caminando por las calles cercanas al bar.

-Iba a decirte lo mucho que me alegro de que seas bombera y a preguntarte porque lo has decidido, pero ya estarás harta de tanto interrogatorio de todo el mundo- Mills se metió las manos en el bolsillo del pantalón.

Era como si Mills supiese perfectamente lo que ella estaba pensando.

-Menos mal, ya llevo muchas felicitaciones en un día, no quiero más.- Emma rio.

Se quedaron en silencio un tiempo. La verdad, Emma sentía que no hacía falta hablar con Mills para comunicarse con el.

Alrededor de cinco minutos después, Peter ofreció volver a entrar. En cuanto entraron, el Mollys estaba en completo silencio, y todo el mundo estaba mirandoles.

Emma busco refugio en Mills, pero cuando quiso darse cuenta, el ya era parte de la muchedumbre que la estaba mirando frente a ella. Coincidieron la mirada y por la manera en la que Mills sonrió, Emma supo que todo estaba planeado, por eso habían salido unos minutos a fuera.

Matt salió entre la gente y dio un paso adelante.

-Quiero decir unas palabras- dijo Casey- quiero darte la enhorabuena Emma, porque aunque esta semana no hayamos tenido nuestros mejores momentos, eres mi hermana, y estoy muy orgulloso de ti.

El pecho de Emma se lleno de alivio. Ella en el fondo siempre supo que su hermano estaba orgulloso de ella, pero parecía que necesitaba escucharlo.

-A partir de ahora, tu vida cambiará por completo. No sabemos si cuando apruebes el examen te destinaran al 51, pero estamos seguros, y hablo en el nombre de todos, que te irá bien vayas donde vayas, porque eres una persona increible.

CHICAGO FIRE- Corazón en llamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora