- ¿Sesión de estudio? -Nuvia observaba a su mejor amiga guardar sus libros en el casillero.
- Eso mismo, Nuvia -Ari respondió rodando los ojos.
Estaban en pleno pasillo, era la última hora de clase. Nuvia intentaba convencer a su mejor amiga a que la acompañara a su casa esta tarde.
Ari se había negado, en este mes matemática comenzaba a dificultarse y, a pesar de ser inteligente, quería quedarse unas horas en la biblioteca repasando las clases de la semana. La pelinegra quería tener una noche de películas, pero la castaña insistía en tomar la tarde para los estudios.
- ¿Y en dónde piensas estudiar? -Nuvia hacía una puchero.
- En la biblioteca... -al ver los ojos confundidos de su amiga le sonrió divertida- Si no sabes, es una habitación con estanterías y mesas en donde hay una gran cantidad de libros...
Nuvia la detuvo, alzando la mano frente el rostro de la castaña, torciendo la boca un poco ofendida.
- Sé lo que es una biblioteca, Ari -bufó al escuchar la risa de la castaña.
- ¿Entonces?
- Me refería ¿No podrías estudiar en mi casa? Es lo mismo -la chica más alta alzó los brazos.
Ari negó suavemente con la cabeza, colgándose la mochila del hombro.
- No podría concentrarme.
- ¿Y por qué?
- ¿Tú me dejarías estudiar en completo silencio y sin hablarme una sola vez en toda la tarde? -le dijo alzando una ceja, Nuvia mantuvo la boca cerrada- ¿Ves? Prefiero ir a la biblioteca.
Nuvia aceptó a regañadientes, alegando que aquella tarde planeaba comer un gran tazón de helado de fresa y galletas, sin ella.
La castaña sintió una lagrima caer, ella también quería helado y galleta, pero a duras penas acepto su destino y fue pesadamente esa tarde a la biblioteca. Planeaba vengarse de Nuvia Millaray, tal vez encerrándola en su baño mientras Ari comía una caja entera de pizza al lado de la puerta. Sonrió, más animada por su malvado plan. Esperaba pasar unas horas tranquila, en estos días no muchas personas acudían a la biblioteca así que estaría prácticamente sola (Y con la bibliotecaria, pero a quién le importa) Al llegar a la entrada sintió que su corazón le subía a la garganta, como un acto reflejo se ocultó detrás de la puerta, respirando rápido.
Cuando ya estaba levemente calmada, aspiró profundo y asomó la cabeza para observar nuevamente. En unas mesas más lejos estaba Samantha Rivera, de espaldas, pero Ari podía reconocerla. Por su cabello, el de la rubia era más tieso que el de ella (xd), también por la ropa que llevaba ese día, unos jeans blancos y un jersey. Se preguntaba en qué momento le había tomado importancia a lo que vestía Rivera, y eso que solo la había visto una vez en el día.
Ari sintió la tentación de irse, estudiaría otra tarde y así comería helado en casa de su amiga. Todo perfecto. Pero ella quería estudiar, no se iba a privar de hacerlo solo porque la tonta de Rivera estaba en la biblioteca. Bastaría con ignorarla y ya, no tenía porqué sentirse cohibida por ella de todas formas. La perdedora era la rubia, no ella.
Con la barbilla en alto y la espalda recta, para mostrarse segura, fue hasta una de las mesas junto a la ventana. En ningún momento observó a Samantha, no le daría la satisfacción de que la chica de ojos miel fuera consciente de la atención extra que le daba la castaña. Con orgullo abrió su libro de cálculo y empezó a estudiar, anotando las fórmulas.
Pasaron dos horas, Ari era plenamente consciente de la presencia de Samantha a unas mesas frente a ella, pero, aun así, no había levanto la mirada del libro ni una sola vez. Merecía un premio. Justo cuando ya empezaba a concentrarse en la materia, había estado distraída pensando si Sam la había visto, cuando escuchó una silla arrastrarse.
Su cabello cubría su rostro, por ello pudo observar discretamente como Samantha se levantaba de la mesa con su mochila, dando por terminado su sesión y planeaba irse a su casa. Rivera estaba con los audífonos y la mirada perdida en otro lugar, no parecía haberse percatado ni de cerca de la presencia de Ari en la habitación. A la castaña le molestó como también la hizo sentirse aliviada, en partes iguales.
Rivera se estaba yendo, Ari sintió un ridículo impulsó de llamarla o algo para evitar que se fuera. Pero se mantuvo firmemente sentada, a ella no le importaba. Clavó sus ojos en las páginas de números, la siguiente hora estudió perfectamente, ahora sin ninguna distracción. Al día siguiente, en la cafetería, estaba lanzándole miradas asesinas a Nuvia por haber comido helado sin ella ¡Incluso le envió fotos cuando lo hacía, traidora! La pelinegra solo se reía. Al sonar la campana su mejor amiga fue a sus clases mientras Ari prefería ir al baño antes. Se estaba lavando las manos, pensando si llegaría a tiempo a la clase de Historia, cuando la puerta se abrió. Sintió un vuelco en el corazón, eran las voces de Palami y, obviamente, Rivera.
Su cuerpo reaccionó sin preguntarle, fue hasta una de las casetas y se ocultó en ella cerrando la puerta con pestillo. Para evitar que la descubrieran se subió en el inodoro, con la tapa cerrada por supuesto. Ni ella misma entendía el porqué se escondía ¿Por qué tendría que tener pánico de que la vieran? No le interesaba para nada sea lo que fuera de lo que hablara Sam con su amiga. Sin embargo, estuvo atenta a lo que decían (Se contradice ella sola)
- ¿Estudiaste algo, al menos? -Vicky le decía a la rubia, se escuchaba el agua del lavabo- El examen de Ingles es la próxima semana.
- Intenté, lo juro -Ari contuvo la respiración al escuchar la voz de Samantha, no entendiendo el porqué- Pero se me dificulta, en verdad prefiero cualquier otra materia.
- Tendrías que pasar más horas estudiando -sugirió Palami.
- Ayer estuve toda la tarde con un maldito cuaderno, Vi -Sam suspiró con una voz rendida- Supongo que ir toda la semana a la biblioteca podría ayudar ¿Verdad?
- ¿Cómo ayudaría? -Vicky parecía divertida.
- Cuando estudio en la biblioteca me siento más inteligente -la rubia dijo y pronto se escucharon las risas de la otra, Samantha bufó- ¡Venga, no te burles!
- ¡Es que es absurdo, Rivers! -después de unos segundos más de risas volvió a hablar- Si sigues así terminaras todo el año en la biblioteca.
Estuvieron un rato riéndose entre ellas por la falta de interés de la ojiverde en estudiar Ingles, hasta que finalmente se fueron. Ari abrió lentamente la puerta, para asegurarse de que estaba sola. Salió rápidamente del baño, de camino a su clase, pensado que seguramente llegaba tarde, nuevamente algo le salía mal por culpa de la ojiverde.
Pensaba en no volver a la biblioteca, si lo que decía Vicky era cierto, Sam estaría mucho tiempo con ella durante sus sesiones de estudio. Tal vez podría estudiar en... Otra parte, para no cruzarse con la rubia. Sí, lo mejor era aquella decisión. Se lo estuvo repitiendo a sí misma durante la primera hora de Historia. Aun así, esa misma tarde se hallaba nuevamente sentada en una de las mesas de la biblioteca, furiosa consigo misma por ir.
Miraba distraídamente su cuaderno, dando pequeños vistazos a la puerta. Ella había llegado más temprano, Samantha aún no aparecía. Al verla llegar se le quedó mirando, Sam entraba con un suéter un poco grande para ella y dando un pequeño bostezo. Fue hasta su mesa, Ari podía verla de frente, y sin darle un vistazo empezó a leer.
Ari la miraba, como la luz del sol de la ventana tras ella le daba a Samantha en el rostro, haciéndola parecer hermosa. Ari sintió un extraño calor en sus mejillas ante esos pensamientos, se levantó inesperadamente y, con cuidado de que la rubia la viera, se escabulló por unas estanterías hasta salir del lugar. Estaba confundida, últimamente siempre sentía estas nuevas sensaciones con la presencia de la rubia, quería estar lejos de ella. Unos dos días después y Ari siguió asistiendo todas las tardes a la biblioteca, sin comprender porqué a pesar de no querer ver a la rubia no podía mantenerse lejos de ella.
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Rivales // Rivari
FanfictionSamantha Rivera comienza la secundaria sintiendo las burlas de sus amigos, entre un grupito de chicas que la fastidian conocerá a la popular Abril Garza. Durante varios años ellas comienzan una gran rivalidad entre ellas, se odiaban a muerte o al me...