Juro que te había olvidado,
Juro que te perdoné hasta lo imperdonable con tal de no volver a verte.
Pero tuviste que aparecer así de repente a como aquél día en secundaria, cuando con una sonrisa hiciste brillar mis ojos, cuando la tuya se formó en...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Pero cariño... No te confundas, Déjame utilizarte a mi antojo Lo nuestro será solamente un juego... En caso de que... Aceptes sumergirte en mi infierno."
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No sabía qué diablos estaba haciendo, pero a cada paso que daba estaba convencido que su cordura estaba rota. Repasó una vez más la dirección viendo cada tienda, dando con una en particular. Escaparates con finas prendas de marca, cristalerías y joyas que ni en un millón de años trabajando podría pagar. La dirección era la correcta, y según el número de edificio estaba más que comprobado que ese era el lugar indicado.
Abrió la puerta temeroso, con los ánimos por los suelos de ver a tantas personas de etiqueta y refinadas entrar a la tienda y desplazarse por ella, mientras a él se le notaba que su vestimenta ni siquiera era de marca, algunas personas lo veían despectivamente, y estuvo a nada de dar media vuelta e irse de ahí.
—Buenos días señor ¿En qué puedo ayudarle?— sonrió un mujer de mediana edad con semblante amable.
—Yo... Vengo de parte del señor Min —dijo tímido, por otra parte, la mujer ensanchó una sonrisa y sus ojos brillaron.
—¡Eres Jimin! Pero claro, es un gusto tenerte aquí cariño. Ven por aquí.
La mujer con toda la confianza del mundo lo llevó a la trastienda, que quedaba un poco apartada de la tienda en sí, en donde cientos de maniquíes lucían prendas de gala, y había joyería y hasta zapatos.
—Disculpe pero... ¿Qué es exactamente lo que hago aquí? Él solo me dió la dirección
Hizo un juego entre sus manos debido a los nervios, jamás se había sentido de esa manera tan inferior. El lugar no iba para nada en su concepto, temía tocar algo y romperlo y dañarlo.
—¡Ay, pero si eres una cosita tierna!— Jimin se sonrojó demasiado —. Bueno, Yoongi quiere que te vista por completo y te demos un ligero retoque.
—¿Vestirme?— preguntó confundido —¿Para qué?
—Asi es querido, vestirte de arriba a abajo y tengo una orden estricta de llevarlo a cabo, asique —La mujer le entregó un poco avergonzada una caja negra de considerable tamaño —... Aquí tienes la primera prenda que tienes que ponerte.
