diez

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Aquel día también habían tenido gimnasia, atletismo, concretamente. Todos y cada uno de los músculos de Gun se resentían a cada paso que daba. Entró al vestuario y arrugó la nariz con desagrado, allí apestaba a alfa sudoroso, y el dulce aroma de Cher no estaba ahí para camuflarlo; el profesor le había mandado recoger el gimnasio. Seguro que lo único que quería era ver cómo el omega se agachaba a recoger los conos del circuito. Gun gruñó ante esa idea. Abrió su taquilla y sacó su bolsa de deporte, se quitó la camiseta y la cambió por una limpia, después hizo lo mismo con los pantalones.

- Ya lo creo, es increíble.

La voz de Podd llegó a sus oídos desde un par de taquillas de distancia. Hablaba animadamente con Jack un beta que solía rodearse de alfas y que no le caía demasiado bien a Gun.

- Es el omega perfecto, casi de ensueño. Es dulce, es atento y tremendamente guapo. - Dijo el beta.

- Y, no nos olvidemos, de que está buenísimo. ¿Ese culo es normal en un chico? No puedo mirar a otro lado cuando corremos.

Los dos amigos rieron socarronamente y Gun apretó los puños. No podían estar hablando de quién él creía que estaban hablando.

- ¡Ya te digo! nong Cher volvería loco a cualquiera, cómo me gustaría marcarlo y poder folla...

Oh sí, lo estaban haciendo.

Gun cerró la taquilla con tanta fuerza que hizo vibrar todas las demás. El vestuario se sumió en un pesado silencio. Lentamente, como un lobo acorralando a su presa, se acercó a los otros dos chicos que le miraban con una mezcla de curiosidad y temor. Destellos rojos manchaban las negras pupilas del alfa. Gun estaba enfadado de verdad.

- Me gustaría formar parte de vuestra conversación, ¿de quién hablaban? - Preguntó con la miel bañando sus palabras. Era una trampa.

- De...de nong Cher. - Respondió Podd temeroso.

Nunca había hablado con Gun, nadie lo había hecho en realidad. Bueno, nadie excepto Cher. Tragó saliva en cuanto se dio cuenta de que la había cagado pero bien.

- Ah, sí, Cher. Es un gran omega, ¿verdad? ¿Qué decías que te gustaría hacerle, Jack? - Volvió a preguntar, apretando la mandíbula y mirando a Jack con fingida curiosidad. Gun era la aparentemente inofensiva Venus Atrapamoscas que esperaba pacientemente para devorar a su presa.

El beta retrocedió un paso asustado. Todas las historias que había escuchado sobre Gun se sucedían en su cabeza como pequeños y terroríficos sketches, en ese momento, el imponente alfa se cernía sobre él con la furia homicida dibujada en su rostro. Ninguna de aquellas historias era cierta, pero Gun estaba dispuesto a hacerlas todas realidad con aquellos dos imbéciles que habían mancillado el nombre de Cher. ¡Solo él podía fantasear con el omega! ¡Solo él podía mirarle!

- Na-nada...solo...

El alfa interrumpió la trémula respuesta dando un fuerte golpe a una de las taquillas. El estridente sonido metálico heló la sangre de todos los que estaban presenciando aquella escena.

- No quiero que ninguno de ustedes vuelva a hablar de Cher como si fuera un trozo de carne, ¿¡me han entendido!? Ninguno de ustedes está a la altura siquiera de la jodida suela de sus zapatos. - Bramó con furia.

Aquello era una advertencia, no solo para Podd y Jack, si no para todos los presentes. Cher ya no estaba en el mercado, y pobre del que intentara tocarle un solo pelo.

Gun se apartó de los dos chicos en cuanto percibió el aroma de Cher, y unos segundos después entró el sonriente omega. Todos volvieron a la normalidad como si nada hubiera pasado mientras Cher cambiaba su ropa de deporte por unos jeans y una camiseta. Por una vez en todo el curso, el único que le observaba hacerlo era Gun.

Cuando terminó de vestirse, se acercó al alfa tan sonriente como siempre. Y, como cada vez que el omega rondaba cerca, Gun sintió el aire escapar de sus pulmones.

- Gun, ¿quieres almorzar conmigo y con Ayan?

- ¿Con Ayan? - Preguntó dudoso.

Cher asintió sonriente. Gun suspiró, preferiría almorzar solo con Cher, pero no tenía más remedio que aguantar a su amigo.

- Está bien.

En algún punto del camino a la cafetería, Cher se colgó del brazo de Gun. La gente se apartaba a su paso, mirándolos aún sin terminar de creérselo. La historia del incidente en los vestuarios había corrido como la pólvora y todo el que estudiaba en ese instituto ya sabía que Cher era zona prohibida. Cher parecía ajeno a todo eso y caminaba feliz colgado del brazo del mayor, casi saltando por los pasillos.

- ¿Tienes hermanos, Gun?

- ¿Cómo? - Preguntó desconcertado por la pregunta.

- Sí, es que le caíste muy bien a Jigsaw, así que pensé que a lo mejor tú también tenías un hermanito pequeño.

- No, soy hijo único.

- Vaya, ¡entonces se te dan genial los niños!

Gun rió.

- No lo creo. - Negó divertido.

- ¿No te gustan? ¡A mí me encantan! Me encantaría tener un montón de pequeñines correteando por mi casa dentro de unos años. - Habló felizmente con aire soñador. Jodidamente adorable.

En la mente de Gun se proyectó la imagen de Cher unos años mayor, con una prominente barriga, con un niño pequeño entre sus brazos y otro chiquitín abrazando una de sus piernas.

Gun sonrió, aquella era la visión de un futuro utópico e irreal, pero maravillosamente feliz.

- No es que no me gusten, es cuestión de tenerlos con la persona indicada.

Cher sintió sus mejillas enrojecer, pero era imposible que Gun se refiriera a él.

Finalmente, llegaron a la puerta de la cafetería y aquel tema quedó olvidado.

Ayan ya los esperaba en la mesa que solía compartir con su amigo. Había tenido que saltarse la clase de gimnasia por una reunión con el tutor. No parecía demasiado feliz de ver al alfa, aunque ya sabía que almorzaría con ellos.

Después de ir a comprar el almuerzo, los tres se sentaron en la mesa.

Gun aún se sentía extraño almorzando en compañía, pero la presencia de Cher hacía que valiera la pena toda la incomodidad.

- Esto...Gun, ¿te apetecería venir con Ayan y conmigo a ver una película el viernes por la noche? - Preguntó tímidamente Cher.

Vale, eso no se lo esperaba.

- ¿Yo?

- Claro que tú, idiota, ¿o ves a algún otro Gun sentado en esta mesa?

- ¡Ayan! - Reprendió Cher a su amigo.

Ayan se encogió de hombros y siguió comiendo su sándwich.

Gun sopesó sus opciones, podía decir que no y desaprovechar una ocasión de estar con Cher o podía aceptar y aguantar a su amigo durante toda una tarde...¿a quién quería engañar? Nunca podría decirle que no a Cher.

- Está bien, pero ¿les importa si llevo a un amigo?

Necesitaba distraer a Ayan para poder tener a Cher para él solo, y Akk era el indicado para eso.

Intocable. [ForceBook Adapt.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora