(4)

16 5 0
                                    

Froto mis dedos sobre mi sien con cansancio, ya llevamos una hora de reunión y las voces a mi alrededor me aturden.

Puedo observar a Massimo disgustado con Vaughn por alguna situación en específico que tampoco era de mi interés entender, no tenía nada que ver conmigo pero cuando hicimos el convenio, todos estuvimos de acuerdo que ante cualquier situación a discutir sea o no de nuestra incumbencia, debíamos estar presentes para evitar tergiversación en la conversación.

Por mi parte estaba más irritable de normal; ya había transcurrido una semana desde que la "Espectra" se queda en mi habitación, y no como el resto de las mujeres...
¿Ventanas?las rompió a patadas.
¿Cuadros? Los mandé a sacar antes de que me vuelva a partir uno por la cabeza.
¿Puertas? Mande a reforzar las cerraduras porque también las agarraba a patadas.

Todo ella era caos, todo el tiempo estaba a la defensiva y sino quería arrojarme algo, quería golpearme con algo, era desconfiada y testaruda; peor que Guzmán en todo caso.
Martha le preparaba de comer y comía como si está estuviera envenenada. Durante las noches me iba a dormir a mi despacho, "dormir" si se le puede decir así a recostarse en un sofá con unos cojines más viejos que Martha, seguía sin respuestas, pero ahora con una lunática en la mansión que actúa como secuestrada, pero que no puede morir.... ¿Quien más recibió disparos en la cabeza y no murió?

Mierda.

Me puse de pie de manera brusca atrayendo la atención de los presentes, antes de que alguno pudiera pronunciar palabra alguna me adelante.

— Caballeros, fue un placer perder 2 hs...— dije mirando mi reloj rápidamente para confirmar la misma — 2 hs y 45 minutos escuchando al viejo quejarse, hagan bien su trabajo y nos evitaríamos juntas como estás.

Mire a Massimo asintiendo a modo de saludo lo cual correspondió imitando el mismo, salí rápidamente seguido de cuatro de mis hombres los cuales de manera eficiente se dividieron en dos, dos al auto del frente y los restantes al de atrás para escoltarme hacia la mansión; desde que Díaz noestá, no pienso ir con alguno de estos inútiles como chófer.

—————

Mientras conducía por el interminable asfalto recargue mi codo sobre la puerta del auto debido a que iba con la ventana abajo, pasando mi mano por mi mentón tratando de recordar cada detalle de lo sucedido tratando de conectar los cabos sueltos...

<<Rápidamente alce mi arma disparando al atacante en la cabeza, una, y otra vez.  Me quedé de pie pero aún apuntando con mi arma, observando espectante esperando a que el cuerpo cayera inmóvil al suelo luego de aquel disparo; el atacante se queda un momento inmóvil para luego girar su cabeza hacia mi, fijando sus ojos en mi presencia.... Díaz.

— Que mierda...— Dije sintiendo el temor acentuarse de manera punzante en mi pecho — Martha vete de aquí... ¡Ahora!— grite al ver cómo Diaz se ponía de pie pasando por encima del cadáver de su compañero, Martha huyo de aquel espacio dejándome solos a él y a mi.
Podía ver las heridas sangrantes en su cabeza que mis disparos habían provocado, volví alzar mi arma disparando nuevamente está vez en su pecho, pero eso no hizo que el dejará de caminar de manera calculada hacia mí, su sonrisa era cínica y su mirada escalofriante, tomo un cuchillo de cocina que Martha habia dejado sobre la tabla para picar carne, finalmente deteniendo su andar hasta que mi arma choco contra su pecho...>>

....
<<Hasta aquí llegaste Hayley>> dije en un susurro alzando mi arma apuntando en su cabeza jalando el gatillo, dejando que la velocidad de la bala perfore su lindo rostro haciéndola caer inerte al suelo.

Acomodo mi cabello hacia atrás observando el cuerpo en el suelo manchando el tapete con sangre
......
A penas unos pasos de tomar el pomo de la puerta, el grito ensordecedor de Martha me hace voltearme para así encontrarme con una castaña en una posición amenazante sosteniendo un florero en sus manos, antes de darme tiempo de reaccionar siento como golpea mi rostro con la suficiente fuerza como para hacerme caer al suelo...

El Verdugo Negro: El misterio de Hayley Donde viven las historias. Descúbrelo ahora