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El silencio era lo único que nos envolvía en ese momento.

La Espectra no solo estaba en mi despacho, sino que estaba en el sitio más restringido de toda la mansión.
Mi atención se poso en su aspecto enfermo dándole un aura de notable vulnerabilidad; sus ojos cansados, sus labios pálidos al igual que su piel... La vez que la encontramos tenía un poco mejor aspecto y no se veía tan moribunda.

Pero mi vista bajo hacia sus manos, sus dedos vibraban de una manera extraña como si algo le estuviera transmitiendo electricidad. Hayley por otro lado observaba el despacho sin disimular cautela, no me estaba gustando para nada la confianza que se estaba tomando, pero era necesario mantener una conversación tranquila si está vez quería cooperación de su parte.

-Toma asiento. - la invite dandole a entender que podría sentarse en el sofá.

Ella asintió dejando la fuente de desayuno en una mesita al lado del mismo, para luego acercarse al sofá. Hizo el amague de sentarse observando algo entre los cojines, estrecho la mano tomandolo con cuidado para luego soltarlo con asco, dejando caer el condon usado al suelo.

- Eres un asco, hay camas para esas cosas y lugares donde botarlas.- dijo ella provocandome diversión la arcada que le había provocado ver aquello.

-¿Me vas a decir que la calentura jamás te gano antes de llegar a la cama?- pregunté enarcando una ceja ante su expresión de disgusto.

-Nunca.- Con una elegancia sin esfuerzo, ella se desliza sobre el sofá. Sus pantalones largos, ceñidos en la cintura pero sueltos en las piernas, fluyen alrededor de ella como una falda larga y fluida, creando una silueta que es tanto sofisticada como sensual.
Ajusta con sutileza el pliegue del material, añadiendo un toque de atención a su apariencia. Su cabello cae en ondas suaves alrededor de su rostro, enmarcando una expresión serena pero cautivadora. Con cada movimiento delicado, ella irradia una feminidad innata... transformando el simple acto de sentarse en una exhibición de elegancia al acomodar su cabello con un gesto suave. Con una postura erguida y delicada, coloca sus brazos en los reposabrazos, emanando confianza y feminidad sin esfuerzo.

Con todo eso, pasaba desapercibido su apariencia enferma... Si la hubiera conocido en otras circunstancias, hubiera usado ese condon con ella.

Acerque una silla del escritorio de al lado y me senté a horcajadas, apoyando mis brazos en el respaldo quedando en frente de ella.

— Asumo que estás dispuesta hablar está vez.— al no ver ninguna reacción de su parte prosegui— Si estas aqui, es porque quieres hablar sobre algo.—

—Tengo preguntas y quiero respuestas, y se que tú también las quieres de mi.—

Bingo.

No pude evitar dejar que una sonrisa se dibujara en mis labios para así ponerme de pie caminando hacia mi escritorio, abriendo uno de los cajones.
Debía aprovechar está oportunidad y hacerle preguntas puntuales para no perder su cooperación.

Regrese con la carpeta que Guzmán me había dado entregandole el archivo vacío de la información de la Espectra.

—¿Que es esto?— pregunto ella con notable confusión en su voz mientras estiraba su mano para tomar la carpeta, apoyándola en su regazo para comenzar a revisarla.

—Es tu expediente..— digo con una sonrisa arrogante y un tono que rebosa picardía.—El día que llegaste, mandé a buscar información sobre ti, sobre tu vida. Y no encontré nada, ni siquiera tu fecha de nacimiento.—

Dejo que las palabras cuelguen en el aire, disfrutando del desconcierto que veo reflejado en su rostro. Con un movimiento fluido, regreso a mi escritorio y sirvo un vaso de whisky. Mi seguridad es palpable en cada movimiento, dejando en claro que en este juego, yo siempre tengo la ventaja. 

—¿Algo para decir, Espectra?— dije girandome hacia ella con una sonrisa ladina, mientras me recargaba en el escritorio para beber de mi vaso.

—Jamas fui registrada en nada, para las personas es mejor ocultar sus errores en lugar de enfrentarlos.— dijo poniendose de pie caminando directamente hacia mi presencia arrojando a un lado el archivo vacío dejándolo sobre el escritorio.— Mi nacimiento, fue un error. —

La observé analizando sus palabras para así darle un último trago a mi bebida.

—Que lastima, ¿Quieres un abrazo? — dije simulando empatía por su situación extendiendo mis brazos como si fuera abrazarla.

Entorno los ojos poniéndolos en blanco para luego darse la vuelta
—Eres un idiota.—

—Auch, ahora no podre vivir con esa palabra atormentando mi mente...— irónice acabando por completo mi bebida.

—Me toca preguntar.—

La escuché decir mientras me giraba tomando la botella de whisky, haciendo un gesto de disgusto al notar que estaba vacía volviendola a dejar sobre el lugar. —Te escucho.— dije demostrando en mi expresión el poco interés que tenía en esta conversación ya que me había quedado sin whisky.

—Mi collar...—

Sus palabras fueron como un balde de agua helada encendiendo todas las alarmas que yo había apagado, al obligarme a creer que todo lo sucedido era producto de mi imaginación. Mi mandíbula se tenso en ese momento volviendo a vagos recuerdos...

Aún en su estado más débil pude notar como sujetaba un collar aferrandose a ello con todas sus fuerzas...

                          —¿Quien diablos eres?—

                        —H-Hayley...—   pronunció desmayandose en segundos dejando caer el collar al suelo.
 

   
                           [...]

—Escuchame bien Hayley...— ella abre sus ojos con sorpresa, al parecer no recuerda nada de lo que ocurrió aquella noche...— Dos de mis hombres murieron, tú llegaste con un collar, ese mismo collar tenia algo, contenía algo, quiero saber que es, y mas te vale que seas sincera, o te vuelo la cabeza en este momento.

En cuestión de segundos ella alza una de sus piernas pateandome con fuerza en mi abdomen alejándome de ella de un golpe, se pone de pie de manera amenazante tomando la misma silla con la que hace un momento estaba sentada alzandola en el aire como si fuera a lanzarme la misma.

— ¿Donde esta mi collar? ¿Porque mierda lo tomaste? —

Esa baratija tenía demasiada influencia sobre ella...

—¿Porque es tan importante?— pregunte enderezandome observandola con total seriedad, haciendo que su confianza poco a poco abandone sus palabras.

—Es... Una reliquia familiar.—

—Nadie le da una reliquia familiar a un supuesto "error".— me acerque aun más ella cerrando su escape al notar como su espalda chocaba contra la estantería.

—Jamas dije que me lo dieron.— remato encendiendo aun más mi curiosidad.

Quizás por eso aquella vez venía corriendo a toda prisa... Pero eso no explicaba nada, ni siquiera la muerte de Díaz.

O la manera en la que murió.

Mi enojo fue evidente porque sabía que ella estaba omitiendo una respuesta real.

—No me mientas.—escupi con enojo sujetándola del cabello con fuerza obligandola alzar su rostro hacia el mío. —Dime la verdad.—

Su corazón latía con fuerza mientras sus ojos se abrían con sorpresa ante el repentino ataque. Sin embargo, en lugar de ceder al miedo, una determinación feroz se reflejó en su rostro.

Note cómo su confianza se mezclaba con el miedo en un instante de tensión palpable. Aunque la Espectra intentaba mantener su compostura, la vulnerabilidad se asomaba en sus gestos.

Somnus Soporium...— aquellas palabras escaparon de sus labios con la suavidad de un susurro.

Todo se puso negro...

El Verdugo Negro: El misterio de Hayley Donde viven las historias. Descúbrelo ahora