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Solté un exabrupto suspiro cooperando con su petición de que tomará asiento, esperando que las respuestas que estaba por contarme valgan la pena mi tiempo.
Me acomode en mi lugar inclinándome hacia el frente recargando mi peso sobre mis codos que tenía apoyado cada uno sobre mis rodillas; observé como la Espectra me observaba con la misma inferencia con la que me dirigía la palabra.

Maldije en el momento que uno de mis hombres ingresaron a la habitación con prisa, interrumpiendo en el momento exacto que ella separaba sus labios para gesticular la primera palabra.

Me puse de pie de golpe girandome bruscamente en dirección a ellos...

-Más le vale que valga la pena o...-
No acabe la frase que ellos me extendieron unos informes de qué fue lo que causó la explosión anteriormente en uno de los autos de mis escoltas, la respuesta a eso me dejó más desconcertado que antes; una bomba con el grabado de los Jones.
No es la primera vez que intentaban en vano asesinarme, pero por alguna razón esto me desequilibro, había relacionado la situación de inmediato con Hayley, pero esta vez sucedió algo "normal".

Tense mi mandíbula devolviéndoles el informe antes de que el cabeza de fósforo volviera hablar:

- Además, el señor Guzmán vino para hablar con usted sobre...- le hice un gesto con mi mano para callarlo antes de que continúe hablando.

- Llévalo a mi despacho... Y tú.- me gire a ver a Hayley quien miraba con desinterés sus uñas captando su atención en el momento que me gire a verla.- Seguiremos está conversación cuando regrese.

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-Parece un collar común-
Dice Guzmán mientras observaba el collar con el que la Espectra había llegado aquella noche, le informe sobre lo justo y necesario, omitiendo la parte en que Díaz me había hablado en un idioma que no entendía, incluyendo el que Hayley no murió cuando le disparé al igual que Díaz.

-Le estás dando mucha relevancia a esa chica, quizás llegó drogada o quién sabe qué... Mátala o envíala a un burdel por ahí, ¿Es bonita? Porque sino puedes ponerla de bailarina en el bar se Massimo.

Descarté ambas opciones, matarla ya ví que no puedo aunque las ganas de hacerlo no me faltan.
Y dado a su comportamiento agresivo, haría una masacre en lugares públicos.

-Vere cómo me deshago de ella.-
Dije sin muchos ánimos recostandome en la silla apoyando mis dedos sobre mi sien, soltando una carcajada captando la mirada desconcertada de mi amigo...- O la llevo con tú esposa, entre locas se entienden.-

-Mi esposa no está loca- dije con una sonrisa divertida para luego volverla ladina..- Pero si la vuelvo loca en ya sabes dónde, ya lo entenderás cuando estés casado- refuta mi amigo al ver mi expresión de aburrimiento.

-Tal vez, aunque en este momento no puedo traer ninguna mujer aquí, no eh cogido con ninguna desde que Hayley está aquí. Es cómo un cachorro inadaptado, inquieta, desconfianza, y destroza todo lo que ve con tal de escapar. -

Mi amigo suelta una carcajada metiéndose el collar de la chica en el bolsillo mientras se pone de pie acomodando su traje:

-Me lo llevaré para investigarlo, mientras intento averiguar su origen. Y con respecto a la cachorra nueva que tienes, recuerda que es una mujer, no cederá a nada al menos que tú cedas primero, a ellas les gusta sentir que llevan el control de la situación.-

Dijo antes de retirarse, asentí a modo de despedida mientras analizaba sus palabras, ceder...

[......]

Ingrese a la habitación alzando una ceja encontrándome con una Hayley recostada en el piso con las piernas elevadas recargadas contra la pared, y los brazos extendidos por el suelo al igual que su cabello suelto.

- Al parece tu plan es matarme del aburrimiento.- dice ella sin expresión alguna apenas captó mi presencia en la habitación.

- Te dejaría salir si tuviera la certeza de que no intentarás romperme otro objeto por la cabeza.- Dije acercándome a ella parandome a su lado observando como ella alzaba la mirada hacia mi, enderezandose para así poder ponerse de pie acomodando su vestir.

-Pues tú tienes algo que es mío, eso te convierte en un ladrón.
Y dos, me tienes encerrada contra mi voluntad, lo que te convierte en un secuestrador.- Dice ella pasandome por a un lado, lo cual rápidamente la sujete del brazo deteniendo su andar.

-Ni siquiera lo pienses.- dije al ver sus intenciones de escapar, a lo que ella sonríe apuntandome con mi propia arma.

-¿también puedes despertar si jalo de esta cosa?- pregunto con ironía, lo cual la diversión no le duró mucho en cuanto golpee su mano haciendo que el arma cayera al suelo liberando un disparó que da en el tobillo de la Espectra haciéndola chillar del dolor.
Me adelante con rapidez al ver que estiraba su mano para tomar el arma nuevamente, lo cual no alcance a tomarla ya que senti un fuerte tirón de mis patillas...

Hayley se había subido encima de mi espalda pellizcando a lo desgraciado mis dos patillas provocando mis gruñidos de dolor; en defensa propia también tome torpemente mechones de su cabello jalando estos con todas mis fuerzas haciéndola quejar aún más.

-¡Suéltame!- exclamé sin aflojar mi agarré en su cabello.

-¡SUÉLTAME Y TE SUELTO!¡ERES UNA BESTIA!- me grita en mi oreja, además de dejarme sin patillas, sin paciencia, ahora me va a dejar sordo de un oído... O sin un pedazo, ya que luego de gritarme en el oído la maldita aferró sus dientes con fuerza en mi oreja izquierda.

-¡SUELTAME LOCA!-

-¡SUFICIENTE!- la voz de Martha retumbó con autoridad en la habitación opacando nuestrod gritos.
Sentí como Martha quitaba a Hayley de encima mío para así mirarnos molesta a los dos como si de dos niños se tratasen.
-¿Que clase de comportamiento es este? ¿Debo mandarlos al rincón también como castigo?-
Las palabras de Martha suenan molestas, pude notar como la expresión de Hayley se suavizó, bajando la cabeza con ¿Arrepentimiento? No lose, pero si antes quería matarla, ahora quiero prenderla fuego... Ceder, JA, ceder, intenta ceder con la Espectra, Guzmán, le das la mano y te muerde la oreja, literalmente.

Salgo hecho una furia de la habitación dejando atrás a la maldita y a Martha, dejando de escuchar las objeciones de Martha de que no me vaya mientras me habla, luego de haber cerrado con un portazo.
Entre a uno de los baños para así lavar mi rostro con abundante agua, al enderezarme observo en mi reflejo la marca de los dientes de Hayley en el cartílago de mi oreja dibujando una fina sonrisa en mis labios.

Lo que no tiene de Espectra, lo tiene de violenta.

Regla número uno: Jamás le des la espalda a Hayley.

El Verdugo Negro: El misterio de Hayley Donde viven las historias. Descúbrelo ahora