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Mientras Esteban caminaba al lado mío yo pensaba en palabras claves para poder el lunes empezar a escribir el artículo sobre el teatro y la obra que acabo de ver, de todas formas no me había concentrado del todo ya que a veces Esteban me susurraba cosas acerca la obra o simplemente tomaba mis dedos mientras miraba al frente.

—Podrías poner como "Cautivador", algo así, vos sabés qué palabras usas—Yo asentí cuando él me trató de ayudar.

—El lunes pensaré, hoy estoy en mis días de descanso e igual trabajo.

—No te vi anotando en una libreta—

—No me concentraría—Dije al salir del teatro, varia gente caminaba por las calles cercanas y los autos estacionados—¿Quieres ir a dormir ya? ¿Que podemos hacer?

Los dos pensamos en que ir a mi departamento era buena idea, de todas formas era tarde y ninguno de los dos era de esos que saldría a bares seguido o salir por ahí, así que era la mejor opción.

Dejé las flores en la mesa mientras Esteban caminaba por el departamento. Vi que miraba como los muebles que tenía estaban llenos de cosas y como tenía en el sillón un par de mantas, o esas plantas que tenía repartidas por el Living que había comprado para sentir que tenía responsabilidad.

—Que sueño—

Reí cuando se sentó en el sillón con los ojos cerrados y los brazos cruzados. Volví mi mirada a la mesa y acomodé las flores, de vez en cuando volteaba a verlo  y pensaba en lo que estábamos haciendo, ni siquiera sabía si éramos amigos o solo nos llevábamos bien, o si me gustaba.

Esteban no era un mal hombre, era...medio conocido, era simpático y lo más destacable es qué por él pude lograr subir de rango en mi trabajo, él era interesante, tenía mucho por mostrarme, podía ser bueno.

—¿Vas a dormir aquí?—Pregunté al sentarme a su lado, él seguía con los ojos cerrados, ahora con una sonrisa.

—¿Ya me estás echando?—Esteban rió antes de mirarme de reojo con solo uno de ellos—¿Es una invitación?

—Solo pregunté—

Suspiré antes de cortarlo con una risa, mis ojos estaban fijos en el suelo y no noté cuando él se acercó más a mi para apoyar su cabeza en mi.

Yo me quedé quieta, las cosas que estaba sintiendo no las sentía hace mucho y eso me hacía sentirme como adolescente, ese nerviosismo de la cercanía o esas dudas sobre si yo le interesaba a él. ¿Quería interesarle? No quería confirmar que me gustaba y dudaba que hubiera un momento que lo haga, pero me estaba encariñando.

Al igual que él también me estaba dando sueño, había cerrado los ojos incluso y mi cabeza también estaba cayendo. No se cuanto tiempo pasó hasta que sentí que Esteban movía su cabeza para acomodarse mas hacia mi, media dormida hice lo mismo, sentía el pelo desordenado de él chocar con mi cara.

Quizá paso una hora cuando Esteban se levantó cuidadosamente tratando de no despertarme.

—¿Te vas?—Con un tono de sueño abrí mis ojos con dificultad.

—¿Querías que me quedara?—Esteban me sonrió mientras me miraba levantarme del sillón—Ve a dormir, son casi las una.

Por el sueño que tenía me sorprendió cuando lo vi reír apartando unos mechones de mi cara, yo me quedé callada mirándolo directamente a los ojos, mucho tiempo. Relamiendo mis labios seguí con mi vista en sus ojos, los dos estábamos parados en el marco de la puerta de la entrada y la luz del pasillo creaba una sensación mas cálida que lo normal.

—Dejá de mirarme así, te estás quedando dormida—Su risa hizo que mi vista cambiara de lugar.

—No es por eso...—También reí, algo avergonzada.

No poder seguir mirándolo me desanimó, me sentía como si hubiera querido hacer mas que eso. El silencio volvió a abundar, solo nosotros casi en el pasillo.

—¿Cuando nos volvemos a ver?

—Cuando quieras, estoy todos los días aquí así que...—Asentí a mi misma frase con una sonrisa tímida—Te avisaré cuando terminé de escribir el artículo, para que les digas a tus amigos y...y lean.

—Estaré atento—Esteban suspiró con una risa suave al final mientras me abrazaba—Andá a dormir, ah, y recordaré la próxima vez traerte flores, para que no sientas que es forzado.

Asentí contra su hombro sonriendo. Él se despidió con un beso en la mejilla después, y bueno, la vida seguía.

El fin de semana pasó y volví el martes a trabajar, pero a diferencia a otros hoy si estaba enfocada, apenas había saludo a Cami para concentrarme en el articulo que haría sobre el teatro y la obra que vi, podía ofrecerle a Manuel unos buenos artículos relacionados al arte, ¿y quien sabe? Quizá podría tener algún cargo en esa área algún día.

Estaba feliz, sentía que por fin estaba trabajando de buena manera, si, tenía dos cosas a cargo, un artículo que hacía por gusto propio y un horóscopo obligado, pero estaba segura que mi signo estaría con la mejor semana.

Peperina ;; Esteban Kukuriczka.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora