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—Jay...

Y antes de poder decir algo más, sentí sus manos alrededor de mi cuello. No me estaba ahorcando, pero aun así su agarre iba a dejar marcas.

—¿Cuando dije que te podías ir, eh? No te di permiso.

Sentía su aliento caliente en mi oído, era repugnante.

—Su-sueltame Jay, m-me haces doler...

Y en ese instante, me replantee el haber salido con él. Cómo pude haberme metido con alguien así y ni siquiera darme cuenta.

Agarro mi cintura y se apoyo contra mi trasero, haciéndome sentir su erección, tenía tantas ganas de vómitar.

—Tú eres mío Zhang Hao, recuerda quién te aguanto cuando llorabas porque extrañabas a tu familia, lo ridículo que eras cada vez que hablabas de eso. Sólo recuerdalo, yo fui el único siempre.

—N-no Jay, eres un asco.

Cómo estaba de espaldas a él no podía hacer mucho para soltarme. Trataba de pegarle patadas, pero eso solo me hacía acercarme más a él.

—Tienes un cuerpo tan sexy Hao, ¿por qué no vamos a casa? —Susurro contra mi oído apoyando mi cuerpo sobre una pared, y en ese momento todos mis sentidos se pusieron en alerta.

—¡DEJAME!, ¡AYUD-! —me pego un cachetazo para después tapar mi boca.

—CIERRA LA PUTA BOCA, ERES UNA PUTA, TODOS LO SABEN —otro cachetazo, mis ojos se pusieron vidriosos y sólo rezaba para que esto terminará.
Sujeto mi cintura y se apoyo más, si eso era posible. Cerré mis ojos con fuerza, pero luego de unos segundos ese agarre desapareció y sólo pude escuchar gritos.

Me recosté sobre la pared todavía con los ojos nublados y sollozando, no podía respirar.

—¡MALDITO LOCO, POR QUÉ TE METES!

Ese era Jay, estaba tirado en el piso mientras alguien lo golpeaba.

—Y TÚ ERES UN ENFERMO DE MIERDA.

Y ahí fue donde todos los vecinos salieron por los gritos. Unos solo se quedaron viendo la escena, grabando y otros señores mayores agarraron al chico que golpeaba a Jay, separandolos.

—¡HEY!, jovenes ¿que sucedio? —Les pregunto el señor aún agarrando de los brazos al chico.

—ESTE IDIOTA ME GOLPEO PRIMERO, YO SOLO ESTABA CAMINANDO TRANQUILAMENTE —Dijo Jay.

—sínico... —Dijo el chico soltando una risa seca. —intento abusar de alguien.

Todos abrieron sus bocas totalmente sorprendidos, algunas señoras se detuvieron a mirarme haciendo que yo agachara la cabeza.

—Jovencito, ven, párate, hace frío —Una señora de no más de 60 años me levanto suavemente y puso un saco sobre mis hombros.

—Gracias... —Dije aún viendo hacia abajo, la señora me abrazo por los hombros y empezó a sobar mi espalda.

—Llamen a la policía —Dijo el señor que agarraba al chico.

Todos empezaron a llamar y en unos minutos ya estaban aquí, había una comisaría cerca así que era obvio que no tardarían.

El señor solto al chico y sólo ahí, me di cuenta que ese cabello pelinegro del chico, pertenecía a Hanbin.
El señor le empezó a explicar todo al oficial.

—Hao...

Me llamo el pelinegro, ni siquiera pude voltear a verlo porque él ya se había agachado para rodearme con sus brazos, brindandome su calor.

—Si vamos a la comisaría, tendrás que explicar todo, ¿está bien?

Me preguntó todavía abrazándome. Yo tenía mi cabeza recostada sobre su hombro, pero no podía corresponder a su abrazo.

—S-si... —Mi voz salio con dificultad, me dolía la garganta.

El policía nos llamó y él dejó de abrazarme para poner su campera de invierno sobre mis hombros tratando de reconfortarme.

...

1:36 A.M

Habíamos estado una hora en la comisaría. Me pidieron que explicara que había pasado y yo conté absolutamente todo, desde donde empezaron los hechos, las peleas y los insultos.
Jay estaba al lado mío con toda su cara llena de moretones y su labio hinchado lleno de sangre., sentía su pesada mirada sobre mí, pero Hanbin estaba a mi lado para protegerme y eso me hacía sentirme de alguna manera... seguro.

Luego de haber contado todo, el comisario dijo que no iba a arrestar a Jay, pero si le iban a poner una estrica regla de que no podía acercarse a mí... o sino si sería encarcelado, una orden de alejamiento simplemente.

Jay se había quedado en la comisaría y yo salí con Hanbin, este había puesto su brazo en mi hombro minutos antes.

En todo el camino no cruzamos palabras, sólo escuchaba sus suspiros, pero no abrió la boca.

Al llegar a casa los vecinos habían desaparecido, entramos a la casa y nos sacamos vagamente los zapatos.

—Lo siento... —Dije repentinamente haciendo que la mirada de Hanbin caiga en mis ojos, mirándome interrogante. —La comida se enfrió.

Sólo largo un suspiro y se acercó hasta la cocina, en donde yo estaba.

—Hao... —Intento hablar pero se detuvo. — no importa... Mañana hablaremos, ¿está bien? Vayamos a descansar.

No dije nada y solo me digne a perseguirlo hasta su cuarto.

—¿Pasa algo? —pregunto dandose la vuelta y chocar mirada conmigo. —¿Quieres dormir conmigo hoy?

—Si... si no te molesta —Dije aún mirándolo. No me sentía bien cómo para dormir solo, mi cuerpo estaba congelado y mi mente estaba revuelta en pensamientos.

—Toma —Me pasó un camiseta y unos pantalones para dormir. —estas muy frío.

—Gracias... —Dije en voz baja.

Él se fue hasta al baño y yo empecé a cambiarme, cuando terminé él salió y yo me acosté en la cama.

—Te protegeré —Dijo repentinamente.

Yo estaba boca arriba, al oírlo me di vuelta y lo observé, su pecho subía y bajaba rápidamente, levemente agitado.

—En serio lo haré.

Vi sus labios moverse por las palabras dichas y creí sentir mi estómago cosquilleando.

—Sé que lo harás —fue su turno de darse vuelta, apuntando su cuerpo completo hacía mí.

—Buenas noches haohao —Y sus palabras salieron junto con una sonrisa cálida, formando medialunas en sus mejillas.

"Tierno" pensé.

—Igual hanbinnie —De mis labios salieron una sonrisa sincera.

Y esa noche... fue la primera vez que me sentí tan seguro y bien con alguien, supongo que esa era la magia de Hanbin.

La magia que poco a poco iba interesándome más...

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(En Pausa) BH┆One NightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora