CAPITULO VEINTICUATRO

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•LA ESPLÉNDIDAD ANTE MIS OJOS.•






Tom






Braden miraba a Angeline, algo que me daba enojo. La agarre y tome con más fuerza su cintura, luego manoseando su tracero. Sabía que ella se sentía incómoda, pero si tenía que marcar más territorio lo haria.

Cinco minutos después todos estábamos afuera, incluyendo a Angeline. Ella era como un trofeo. Un objeto.

—Bien...—dijo Braden—Realizaremos una carrera, serán tres vueltas. El primero que llege a la meta gana...—vi como una rubia linda de tetas grandes se posicionaba entre los dos autos. En los cuales íbamos a correr yo y Braden.

Vi como el entraba en el auto, imite su acción y entre en mí auto. La mujer sostenía en sus manos un arma, con al cual iba a disparar.

Encendí mí auto al igual que Braden. Mantenía mis manos pegadas al volante, haciendo que mis nudillos estén blancos.

Mire mí venta y vi a Braden, el cual también volteo para mirarme. Me sonrrio de manera  burlona y mire para el frente.

—¡Tres!..¡dos!..¡Uno!—disparo al cielo, apreté con fuerza el acelerador y los dos salimos.

Giraba el volante en las curvas con brusquedad, tomando el volante con mucha más fuerza. Braden y iba más adelante que yo.

Apreté el acelerador más fuerte y moví la palanca de cambio. Llegue hasta donde se encontraba Braden, quedando en la misma posición los dos.

Doble con ferocidad en una curva, faltándome unos 100 metros para la meta y hacer dos vueltas más. Estaba un poco más adelante que Braden, di vuelta mí cabeza para la ventana yo el estaba junto a mí.

Mire con enojo hacia el frente y apreté más el acelerador. Pero quedé petrificado, mirando una figura detestable...dejándome palido.

Lilith

Mis ojos se quedaron fijos en ella, la sangre sentía que hervía, mí corazón latía a gran velocidad. Aquellos recuerdos empiezan a llegar. Su pelo rojo brillante, mientras se movía con el viento que entraba desde su ventana...

...Aquel tarareo que siempre cantaba...cuando tomaba los cuchillos y los ponía en el pecho de las muñecas...

Y ese día en el cual mato a un bebé sin piedad...

Haciendo que me convirtiese en ella ahora.







—31/12/1998—







—¡Mamá, mamá!—gritamos Bill y yo, corriendo a ella con felicidad para abrazarla. Había llegado del trabajo y tenía que preparar todo para la cena de año nuevo.

—¡Mis niños!—dijo ella y nos abrazo a mí y a Bill con fuerza, sus abrazos eran mágicos.—En unos minutos se van a bañar, vayan a avisarle a papá que empiece a preparar la mesa.—dijo ella con su sonrisa y dientes perfectos.

—Si mamá.— dije, tome a Bill de la mano y subimos escaleras arriba, caminamos por el pasillo y abrimos la puerta de la habitación de mamá y papá.

FALLEN ANGELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora