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Samantha llevaba ya algunas horas conduciendo por la carretera hacia Norfolk, Virginia cuando se percató que su auto se estaba quedando prácticamente sin gasolina. Con un suspiro frustrado y ya viéndose teniendo que hacer una parada en algún pueblo cercano y donde pudiera pasar la noche, dirigió su mirada al dispositivo de GPS de su auto.
El pueblo más cercano estaba a casi dos horas de viaje. No podía permitirse ese tiempo, su auto estaba a punto de dejarla parada en medio de la nada y las piernas comenzaban a dolerle producto a las horas que llevaba sentada.
Quizás había sido una mala idea hacer el viaje sin planearlo siquiera pero había tenido la sensación de que, si no lo hacía, lo alargaría hasta dentro de unos meses y así una vez más.
Es por eso que no se arrepintió cuando pidió dos semanas en el trabajo y tomó su auto rumbo a Virginia, aceptando la invitación que su amiga llevaba haciéndole durante varios meses. Holly, su mejor amiga desde la escuela hacía un año se había casado y ahora era madre del pequeño Jeimmy, de quien era madrina y llevaba tiempo sin ver, por lo que no podía alargarlo ni un mes más.
Una punzada en el estómago la desvió de esos pensamientos y fue cuando se dio cuenta que no había ingerido alimento alguno desde el sándwich de jamón que había comido al mediodía.
Definitivamente tenía que relajarse, el estrés del trabajo le estaba afectando un poco, sin contar que no había hecho bien los cálculos del tiempo de viaje. ¡Y por Dios! mucho menos de revisar que el tanque tuviera gasolina, había salido sin más, se sentía estúpida ahora que pensaba con calma lo que estaba haciendo. Con una mano busco su móvil en el bolso que estaba en el asiento del pasajero y abrió el Google Map.
-Solo espero tener algo de suerte. Comentó esperanzada mientras abría la aplicación.
Tuvo que ampliar la pantalla y acercar la vista al teléfono para leer el nombre que le mostraba el pequeño ícono cerca de su ubicación. Primero pensó que sería el nombre de alguna fábrica o granja de la zona pero parecía ser que estaba equivocada y se trataba de un pequeño pueblo a diez minutos de donde se encontraba.
-Vaya, debe ser tan pequeño que no sale ni en los mapas. De todas formas es mejor que nada. Pensó.
Siguió la carretera en línea recta leyendo los señalamientos por si pasaba de largo, ya que era tan pequeño quizás el cartel de entrada sería igual, supuso. Los restos de la tarde iban cayendo, en poco tiempo seria de noche y no quería imaginarse en la carretera todavía. Pasaría la noche en alguna pensión u hotel del pueblo, arreglaría su auto y temprano en la mañana volvería a retomar su viaje.
Kilvalley leyó en un cartel azul a la izquierda de la carretera y una flecha señalando el desvío hacia un camino de tierra con varios árboles a ambos lados. Se adentró aliviada de haberlo encontrado y en pocos minutos estuvo acercándose a la plaza del pueblo.
Sorprendida observo a un lado y a otro las casas y los edificios antiguos que bordeaban la plaza en el centro, parecía haberse detenido en el tiempo y de los años veinte no haber avanzado más. Temió encontrarse en una de esas ciudades fantasmas que había visto en internet y que estaban abandonadas.
Detuvo su auto y se bajó cargando su bolso y colocándose el pequeño maletín con algunas pertenencias en el hombro por si encontraba donde pasar la noche. Las luces de las farolas estaban encendidas y faltaba poco para que fuera totalmente de noche.
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El Certamen
FantasyUn simple viaje se convierte para Samantha en su peor experiencia al ser secuestrada y obligada a participar en El Certamen. Una competencia celebrada en otro mundo, que hasta el momento creía no existir, y en la que los soldados de ese lugar compit...