Capítulo 8

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Kenan recorrió sus piernas hasta los tobillos tomándolos en sus fuertes manos y alzándolos a la altura de su cadera. Abriéndola para él, para su masculinidad. El olor de su sexo inundo el aire y fue como un golpe directo a su miembro. Si no la penetraba ya se volvería loco con el elixir de su olor. Desabotono sus pantalones y saco su largo y grueso miembro provocando un gemido de sorpresa en Samantha. Kenan sonrió.

-Lo se amor. Soy grande pero te prometo que iré despacio, aun si me vengo seguiré dentro de ti haciéndote disfrutar. Confía en mí. Le dijo con voz suave y seductora, enterrando su cabeza en el hueco del hombro de Samantha que respiraba agitadamente sin poder controlar su deseo.

Sin aviso penetro su suave intimidad arrancándole un grito de dolor y sorpresa. Kenan no se detuvo hasta llegar al fondo y estar completamente en su interior. Sabía que le dolía, su tamaño era bastante grande sin contar con su grosor y aunque sería un bonus a favor en las próximas copulaciones que tuvieran en esa primera vez de ella podría ser un inconveniente si no procedía con cuidado.

-Eso es. Siénteme. Muévete un poco si quieres para acomodarte donde me sientas mejor. Puedo sentir tus paredes presionándome, no aguantare mucho. Le hablaba en el oído con voz ronca. Sin moverse todavía ni un centímetro.

-Te siento grande y duro en mi interior. No sabía que podía ser así. Samantha hablaba entre gemidos.

Kenan sabía que debía hacer  algo para relajarla y poder seguir con lo que tenía planeado. Posó su mano dura y callosa sobre su suave  clítoris y comenzó a moverla en suaves caricias rítmicas aumentando los gemidos y espasmos de Samantha.

No tuvo necesidad de moverse para correrse con los espasmos que presidieron al orgasmo de Samantha, fue suficiente para venirse con ella y derramar su clímax en su interior. Gritando y maldiciendo por su intensidad.

- Dioses.  Dioses Samantha y eso que no me he movido.

-Kenan, que me estás haciendo. Me siento. Samantha no sabía describir con palabras la cantidad de emociones que sentía en ese momento. No sabía cómo describir lo que sintió cuando se derramó en su interior.

-Ahora si amor, ya puedo hacerte mía a placer. Y comenzó a moverse con largas estocadas golpeando con sus testículos su henchida y dolorida feminidad. Quería  que la besara pero el mantuvo su cabeza en su cuello, besándolo sobre ese punto que la volvía loca.

-Ken…gimió con otra ola de placer.

Para Kenan no había nada más que el momento que estaba viviendo. Perdido dentro de su mujer. Sintiendo como las paredes vaginales se frotaban con su miembro, tentándolo a explotar una vez más, a marcarla otra vez como suya. No supo por qué quería hacerlo diferente, mostrarle cosas esa noche y no limitarse solo a follar sino que aprendiera de ellos, de su placer, de sus cuerpos, de lo que le gustaba. Y a él le gustaba tomarse su tiempo en el sexo  y más con su mujer, llevarla a la extrema locura.

Salió de ella con un sonido húmedo de sus sexos.

-¡No! Gritó ella desesperada por la perdida.

Él se limitó a observarla tratando de tomar aire para calmarse. Su miembro dolía por el deseo reprimido pero solo se limitó a agarrarse con una mano y apretar fuertemente.

-Por qué te detienes, no te entiendo es que acaso.

-No. Voy a seguir pero no quiero que acabemos tan pronto, después del orgasmo de hace un rato ahora creo que puedo durar un poco más. Hay cosas que quiero probar esta noche contigo.

-Probar cosas. No te entiendo. Kenan no puedo más siento mi cuerpo acalorado y necesitado de algo, por favor no te detengas. Gimoteo.

Él se acercó y la desato y luego volvió a besarla fuertemente succionando sus labios. No podía evitarlo. Como estaban en el bosque y ya estaba oscuro las parejas se reunirían alrededor de una hoguera a pasar la noche y esperar al día siguiente para trasladarse hasta Odonport la ciudad capital del reino de Ostand      en el que vivía. Al llegar a esta se celebrarían los rituales de las bodas y dentro de unos días sería la de él, por separado de las otras puesto que esta sería la más grande. La boda del príncipe heredero.

Tomó a Samantha de la mano luego de acomodar sus ropas, le costaba caminar con la erección que aun tenia pero pensaba apañárselas como pudiera. Se acercaron a la hoguera donde ya se encontraban varias parejas. Había una mesa a rebosar de comida. Samantha sintió hambre y se decepcionó al ver que no se dirigieron a esta sino a un costado, obteniendo una vista panorámica de la hoguera y de las personas que en esta se encontraban.

Fue entonces cuando se dio cuenta de lo que estaba sucediendo, varias parejas estaban  copulando salvajemente, otras se limitaban a mirar mientras se besaban y se acariciaban. Observo una donde el hombre le estaba dando de comer a su mujer mientras la acariciaba y veneraba con palabras de amor y la misma respondía con las mejillas encendidas. Justo frente a ellos una mujer lamia el miembro del hombre, agachada y totalmente desnuda, su cuerpo brillando con la luz que transmitían las brasas del fuego.

Se quedó totalmente sin habla entonces sintió las manos de Kenan posarse en su cadera desde su espalda. Su pecho fuerte presionado a ella.

-No hemos terminado amor. Dime que vez.

Se sorprendió por la pregunta y le avergonzaba describir lo que estaba ocurriendo frente a ella, menos mal que no había reconocido a ninguna de las chicas con las que había hablado esa mañana, ahí sí que se moriría de la vergüenza. Al menos nadie les estaba prestando atención y todavía mantenía algo de su ropa.

-Bueno ellos están…están.

-¿Están? La incito a que continuara mientras comenzaba a recorrer su cuerpo. Sus caricias no le molestaban, al contrario, pero el hecho de que quisiera saber lo que otros estaban haciendo en ese momento era morboso.

-No puedo decirlo en voz alta.

-Entonces enséñame. Dijo riendo suavemente.

-Estas disfrutando de todo esto. Exclamo molesta.

-No sabes cuánto. Se acercó y miro sobre su hombro. Le está haciendo una felación. Quieres intentarlo tú también, solo tienes que copiar sus movimientos. Samantha se atragantó por sus palabras y su descaro. ¿Cómo podía hablarle de esa forma? 

-Era broma. Aquí el que piensa actuar soy yo. Le dijo con una mirada lobuna.

La giro hacia donde estaba otra pareja. A ella se le hizo un nudo en el estómago de solo imaginar el placer que la mujer debería estar sintiendo en esa posición. Se encontraba de rodillas con los codos apoyados en un tronco del árbol que estaba en el suelo a modo de banco. El cabello largo y rojizo caía en ondas sobre su espalda desnuda y giraba la cabeza para mirar hacia atrás al apuesto hombre rubio que la estaba tomando con agresivas embestidas que claramente ella estaba disfrutando.

-Te gustaría probar lo mismo. ¿Como se siente por detrás?
Escuchó que le decía y se sorprendió de sí misma al verse asintiendo.

Sin más sus manos se deslizaron por su escote acunando sus pechos y masajeándolos hasta sentir dolor y provocarle un fuerte gemido. Luego esas mismas manos fueron hasta sus piernas separándolas e introduciendo una en su interior masajeando y aliviando su dolor. La otra fue a parar a su trasero, alzando el vestido y masajeando sus nalgas suavemente.

Cuando sintió que volvía a estar caliente Kenan se abrió una vez más su pantalón y esta vez suavemente se fue introduciendo desde atrás. Provocando que Samantha sintiera cada uno de sus centímetros y grosor. Enseguida comenzó a golpearla al mismo ritmo que mantenía la pareja que observaban. De pie, entre la oscuridad y la luz del fuego, con la vista en una veintena de parejas todas  copulando.

-Dioses. Que gusto. Gruñía Kenan.

-No te detengas esta vez. Gemía Samantha sin control.

Envueltos entre la lujuria y el placer de ellos y de los que lo acompañaban ambos estallaron en un orgasmo animal liberando sus emociones y todo el placer acumulado. Dejándolos sin aliento. Sin palabras. Y con una extraña sensación de conexión activada entre ambos.



Falta un solo capítulo para el final.
El Certamen llega a su fin pero pronto habrá más historias espero que le den mucho amor.
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