Capítulo 5

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El cuerno volvió a sonar una vez más y las jóvenes se dieron la vuelta hasta estar  frente al bosque. Volvió la vista hacia arriba para observar al atractivo soldado que no despegaba la vista de ella.

Se preparó, dispuesta a salir disparada en cuanto escuchara la señal. Le había dicho a las otras chicas que siguieran su ejemplo pero no lo hicieron porque no confiaban en su plan y estaban resignadas a lo que pudiera suceder.

Escuchó el sonido de una tela rasgarse a su lado y vio a Malva que le sonreía mientras ataba al igual que ella su falda a las piernas. Le devolvió la sonrisa con un leve asentimiento de cabeza, no había tiempo para hablar. Al sonido del tercer cuerno todas las jóvenes comenzaron a correr adentrándose en segundos en el bosque.

Samantha salió al mismo tiempo que Malva perdiendo de vista a las otras chicas en poco tiempo debido a su velocidad. El bosque estaba lleno de árboles y arbustos que impedían la carrera, era más efectivo saltarlos que ir bordeándolos. Se topó en el camino varias veces con unos huecos, seguramente de trampas para cazar, pero que en ese momento no estaban activas.

Tomó nota de fijarse bien para no caer en uno de ellos la próxima vez que viera alguno. Su respiración estaba desbocada y solo llevarían cinco minutos corriendo, dentro de otros cinco los hombres saldrían tras de ellas y necesitaba ganar ventaja. Para su suerte Malva estaba siendo igual de rápida que ella y era bueno contar con una compañera por si caía al suelo.

Los gritos de las otras chicas llenaban el espeso silencio del bosque  muchas caían  otras se enredaban en los arbustos  había quien decidía esconderse  mientras que otras reían divertidas dispuestas a esperar a que las atraparan.

Se dio cuenta cuándo los soldados comenzaron a perseguirlas, no porque hubiera escuchado el cuerno, cosa que no hizo, sino porque comenzaron a hacer sonidos de aullidos y a imitar animales. Parecía como si una estampida de animales se abalanzara tras ellas.

Asustada apretó la carrera, sus piernas estaban desbocadas, si pisaba mal caería al suelo, pero no podía detenerse. De pronto un sonido en la copa de los arboles cortó el aire. Casi cae una vez más y pegó un grito cuando un hombre agarrado a una especie de liana se abalanzó desde la copa del árbol cerca de ella y atrapó por la cintura a la joven que corría a su derecha.

-¡Se están lanzando desde los árboles! Gritó a Malva asustada.

-¡Apresúrate, falta un buen tramo y nos están alcanzando! Le respondió con la respiración entrecortada.

Mas jóvenes fueron alcanzadas por los hombres ya sea de los que iban corriendo o en las lianas. Sus gritos cuando eran atrapadas impulsaban a Samantha a ir más rápido. De pronto un pensamiento le vino a la mente, el chico del pelo platino se veía a todas luces que era más fuerte que los demás y también inteligente, si ya muchos de ellos habían tomado a sus mujeres, por qué él no había aparecido aun.

Algo no iba bien, si era verdad que él la había escogido a ella hace un buen tiempo que hubiese sido capturada. Aun así, no se detuvo y juró que casi podía ver el claro del bosque que daba al puente, a solo metros de ella.

Quizás Malva y ella lo lograran, pensó esperanzada pero no por mucho tiempo. Malva gritó cuando fue alcanzada por un hombre que se lanzó desde el árbol por el que acababan de pasar. La tomó por la cintura y la pegó contra un árbol, sosteniéndola. Forcejeó pero no pudo zafarse.

A Samantha le dio tiempo ver que era el mismo chico de cabello negro y tatuajes que había visto anteriormente hablando con el del cabello platino.

-¡Corre Samantha! No te detengas, ya queda poco. Escuchó por encima del hombro que Malva le gritaba antes de ser silenciada por un beso del soldado.

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