El dólar

Historias que no debieron ser contadas

Unos días después, yendo al comedor para almorzar, vieron a un montón de gente en la fachada empujándose entre ellos para leer algo.

Al acercarse, se dieron cuenta de que se trataba de un tablero con varios papelitos colgados, al principio, pensaron que serían nuevos anuncios así que decidieron esperar a terminar de comer para leerlos.

Entraron al comedor, estaba algo vacío, a excepción de un grupo de seres mágicos comiendo y hablando de lo de afuera.

-¡No puedo creer que pusieran de la vez que vomité en la piscina! - le dijo un elfo a una de sus amigas - no les volveré a contar nada.

La bruja sintió curiosidad y les preguntó si sabían que había afuera.

-Acaban poner un tablero de chismes en la pared del comedor - les explicó una vampira - las líderes se van a enojar...

-¿Hay más de una líder? - preguntó Marcela.

- Así es - le respondío una chica - ¿Son nuevas verdad? No las había visto antes.

La bruja recordó que esa misma chica se había puesto a cantar en el almuerzo el primer día.

-Acabamos de llegar hace un par de días, no sabíamos que el campamento aceptaba amigos de las brujas.

La chica pensó que sería interesante conocerlas y las invitó a sentarse con ellos, pero para eso, buscaron una mesa en la que pudieran entrar 9 personas y algo lejos de la música con la que el ser mágico de la máscara bailaba todas las tardes.

- Así que - el hada retomó la conversación después de encontrar una mesa para todos - ¿Que son ustedes?

-Yo soy una vampira - les contó una de ellos - él es un elfo - dijo, dirigiéndose a un chico alto de pelo verde - él es un demonio - apuntó a uno completamente rojo y con cachos - y ella, una cambiante.

- Pensé que eras humana - Marcela pareció decepcionada.

- No, no - quiso aclarar riendo - las cambiantes tomamos la forma de cualquier ser vivo que quisiéramos, esa es nuestra forma mágica, mi forma humana es cuando no estoy transformada, por lo tanto - tomó una lata de gaseosa - siempre la uso.

Siguieron la conversación de que ser mágico eran y como llegaron al campamento, incluso cuando el de la máscara se puso a bailar con la música a alto volumen y la gente aplaudiendo.

- Eso debió ser difícil - dijo la cambiante después de que el hada le contara la historia del día de la erupción - nosotros estábamos en casa en ese momento, nos encontramos con la vampira en el bosque, pero días después de la noticia de Felipe Hernández queríamos irnos de Èireann hasta que nos llegó la noticia del campamento, no podíamos desperdiciar lo de ser mantenidos - bromeó.

-Eso sí - la bruja recordó la cantidad de reglas del campamento - es un poco estricto, pero al menos no nos llevarán presas por el robo.

Después de un rato terminaron de comer y pasaron por el tablero de los chismes, el cual tenía anotaciones que decían "Pongan jabón en los baños", "En la vereda solitaria...", "Muerte a Felipe Hernández" y "El elfo vomitó".

El elfo sacó el papelito, lo arrugó y murmuró:

-Ya descubriré quién fue.

Al llegar a la zona de carpas, alborotada como siempre, se despidieron y acordaron almorzar juntos al día siguiente.

Las chicas entraron a la carpa, la bruja recogió su mochila y se fue a sus clases y el hada observó el mapa del campamento para saber si podían hacer algo por esos días.

Una semana más tarde.

-¿Cómo que te han cambiado la misión?

Los chicos desayunaban en el comedor, cuando el hada salió del área del asesoramiento y les dió la noticia.