Dead Plate - One Shot's - Rody × Vincent

2

Aclaración:

Luego del final oficial

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Sombra
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Ring Ring

El teléfono sonó, giró perezosamente su cabeza hacia este, sus ojos hinchados apenas eran capaces de ver en la densa oscuridad de su departamento, pero gracias a la luz de la luna que se colaba por su ventana podía ver aquel rojizo objeto que sonaba. Luego de noches enteras deseando desesperadamente una llamada, finalmente recibía una, pero sabía que era imposible que sea su amada la que esperase su respuesta.

Y ahora, culpa suya, sus restos estaban completamente quemados, sus cenizas mezcladas con las de aquel famoso bistró en el que hasta hace unas horas trabajaba y junto a las del repugnante dueño del lugar. Lo único que le quedaba de ella era aquel dorado collar, el cual apretaba con su puño izquierdo contra su pecho.

El sonido cesó, lo cual le hizo darse cuenta que se había quedado completamente quieto mientras se asfixiaba con sus propios pensamientos. Suspiró y se dió la vuelta en el sillón, recostandose de lado, dándole la espalda al colorado aparato.

Ring Ring

Volvieron a llamar, el pelirojo deció ignorar la llamada y no se movió en lo absoluto por un rato, hasta que empezó a temblar, el frío de aquella noche se escabullía por su ropa, abrazaba su piel por tapada que esta esté. Se abrazó a si mismo y contrajo aún más sus piernas, buscando guardar el poco calor que le quedaba. Sentía un hueco en el estómago, no había llegado a comer nada, pues cuando fue a comprar algo a un lugar de comida rápida llamaron a urgencias por su herida.

Pasó suavemente sus dedos por encima de las gasas y vendas que cubrían lo que quedaba de su oreja arrancada.

• • •

—¿Qué le pasó señor? ¿Cómo se hizo esta herida? Parece algún tipo de mordida —Preguntaba con algo de preocupación la enfermera que limpiaba la zona.

El más alto no supo qué contestar, decir la verdad no era una opción.

—No parece la de un perro y sería extraño que solo tuviera esta herida en caso de que fuera uno —Habló lentamente la mujer, no sabía qué es lo que hubiera podido haberle arrancado casi por completo la oreja, tan solo dejando un pequeño pedazo de esta.

—Un perro, me mordió el perro de un amigo, no sé bien lo que pasó, todo fue demasiado rápido —Contestó luego de unos momentos en silencio, con su mirada clavada en la unión del suelo con la pared, no la había movido de allí desde que se sentó en la camilla.

—¿Y su amigo? ¿Por qué no lo acompañó?

—Porque está muerto, carbonizado junto a su propio hogar —Susurró una voz conocida en su oído dañado.

El ojiverde se sobresaltó y se movió bruscamente, viendo asustado a la enfermera.

—¿Q-Qué dijo?

La mujer lo vió extrañada, pero repitió su pregunta, aunque no pudo escucharla pues aquella voz volvió a interrumpir la pregunta.

—Estoy muerto por tu culpa, asesino

—¡No!

—¿No qué señor? ¿Se encuentra bien? —Interrogó preocupada.

Rody se tapó ambos oídos mientras soltaba murmullos inentendibles.