NijiRyou para Promocionar la Banda (Bocchi the Rock)

Una falsedad no tan falsa

Al final, guste o no, el mundo de la publicidad se sostiene a partir de hacer que las cosas parezcan mejores de lo que son. Los platillos en la vida real jamás se ven tan apetitosos como las que suben los restaurantes en sus redes sociales. Para venderte tienes que mostrar siempre tu mejor faceta. Justamente por eso, todas las miembros de Kessoku Band se encuentran hoy en la casa de Ryou, la más elegante y fotogénica de las cuatro, listas para una sesión fotográfica de momentos cotidianos.

La historia a contar es que son fotos que Kita fue sacando a sus compañeras cuando estaban distraídas haciendo otras cosas durante su supuestamente cotidiano día de práctica en casa de Ryou. Ya saben, como siempre. Pero obviamente eso es puro cuento. Kita se pasó toda la noche anterior ideando situaciones atractivas e instagrameables a las cuales tomarles fotos. Por supuesto, poniendo especial empeño en conceptualizar su idea del fanservice yuri, para que se encarnará en escenas concretas que sus amigas pudiera reproducir y que no fueran tan atrevidas como para que se vea antinatural.

La casa de Ryou es una mansión de tres pisos, sumándole el amplio patio que tienen, ocupa media cuadra por si misma. Muy moderna y elegante. Pintada completamente de blanco. Luce unos ventanales gigantes a cada lado, que permiten ver su interior. Como si los dueños quisieran presumir de su opulencia a cualquiera que pase por la calle. Eso si, solo ante aquellos que sean capaces de ver por encima del muro de 2 metros que va paralelo a la acera y solo deja un portón doble como única entrada. Su familia pudo pagarla gracias a todo el dinero que generan al ser dueños de un hospital privado.

Tan solo el cuarto de Ryou es comparable a la mitad de una casa normal y lo tiene completamente lleno de instrumentos musicales. De las paredes cuelgan guitarras y bajos de todo tipo. Muchos de ellos considerablemente caros. Hay además algunos otros instrumentos, como un violín que tocaba de niña, con el cual se inició en la música. Un par de pianos eléctricos de alta gama. También una batería, que compró expresamente para que Nijika pudiera tocar cuando llegaba de visita. Aparte de los instrumentos, los muebles congeniaban perfectamente con la apariencia de la casa. Caros y de diseño moderno. Una cama enorme y destendida en la esquina, un sofá de tapiz negro contra la pared. Delante de él, una mesa de vidrio sobre la cual yacen un adorno en forma de nota musical, una gran vela y un pequeño cofre plateado decorado con stickers de varias bandas de rock. Al otro lado de la mesa dos sillones puff afelpados, también de color negro y lo suficientemente grandes como para que dos personas pudieran sentarse juntas.

Al lado contrario del cuarto, una escritorio de madera y metal, de apariencia profesional y cubierto de migajas. Sobre él, una laptop de última generación, un micrófono y equipo de grabación. Allí es donde Ryou trabaja en sus composiciones. Por supuesto, todo se vería más impresionante si no estuviera horriblemente desordenado.

— ¡Maldita sea Ryou, ni una semana ha pasado y ya tienes este lugar así otra vez!

Nijika reclama a su amiga a la vez que se dirige directamente a la cama para tenderla. Luego, como si fuera lo más natural del mundo, avanza a la siguiente instancia del cuarto, mostrando la intención de pasar por todas ordenando y limpiando. También como si fuera lo natural, Ryou inmediatamente salió del cuarto para regresar poco después con una escoba y un recogedor, los cuales dejo al alcance de su amiga.

— Como les había dicho por mensaje -Kita toma la iniciativa-, la idea es tomarnos fotos aquí como si estuviéramos haciendo una práctica cotidiana. El cuarto de senpai es espacioso y tiene muchas cosas musicales, así que da una imagen idónea para una banda.

— Si, pero esperen un rato -dice Nijika aún limpiando- si queremos tomarnos fotos aquí, tiene que verse presentable. Bocchi y Kita, siéntense y relájense. ¡Ryou, ven y ayúdame, que este es tu cuarto, no el mío!