𝓔𝓹í𝓵𝓸𝓰𝓸 - 𝓟𝓪𝓻𝓽𝓮 3

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Muchos pensamientos horribles daban vueltas en la cabeza del peliazul. Las palabras de Hyunjin no lo dejaban en paz.

¿Era así? ¿De cierto modo había insinuado que no quería al bebé? ¿No quería un hijo que fuera de su vientre? ¿Quería que lo abortara? ¿Qué lo diera en adopción? ¿O solo era su mente jugándole una mala broma?

Era su mente, eso está claro. Pero para Felix parecía ser el mejor momento para pensar en sus "defectos".

La verdad, nunca tuvo conflictos con su físico, ni nadie, hasta que empezó a salir con Hyunjin. Cuando formalizaron su relación y se ponían melosos en cualquier parte de la escuela esto era lo que escuchaba por parte de sus maestros: "hacen linda pareja", "pienso que le hará muy bien a Hyunjin", "espero que estén juntos para toda la vida", entre otras cosas; por parte de la mayoría de los estudiantes: "me da asco", "él no es del tipo de Hyunjin", "seguramente solo está con él para follárselo", "si, tiene un buen cuerpo, pero su cara lo arruina", "miren esas horribles manchas en su cara, creo que eso es peor que el acné".

Hizo de todo. Usaba maquillaje para ponerse bonito y de paso ocultar sus pecas, dietas sin sentido, los tintes, ejercicio para mejorar su estructura corporal, pero seguía siendo lo mismo, hasta peor. Llegaron a decir que solo hacía eso para que Hyunjin no lo dejara, y en parte era cierto.

Nadie notaba que pasaba.

Digo, sus amigos y novio sí notaban que tenía algo, pero no sabían qué, hasta que Seungmin lo encontró en el baño de la escuela llorando y tratando de arrancarse con las uñas las pecas.

Todos pasaron por lo mismo al momento de iniciar sus relaciones, los mayores recibían comentarios horribles de las apariencias de sus novios y ellos recibían abuso verbal.

Todas sus vidas cargaron con inseguridades, ellos se acostumbraron, pero Felix siempre fue observado por sus pecas, de buena forma en Australia y mala en Corea.

Hyunjin siempre hizo lo posible para que se diera cuenta de lo hermoso que era, y lo logró, pero eso no detenía el acoso.

Cuando rompieron, no había nadie que hiciera sentir a Felix del mismo modo que Hyunjin. Ahora no era cosa de físico, después de graduarse como el mejor repostero inició a trabajar en una pastelería, sus compañeros de trabajo eran los mejores, el problema ahí, era su xenofóbico jefe, el maldito lo trataba casi como su esclavo por ser de Australia, lo mandaba a trabajar a la bodega en lugar de la cocina. Según su compañero, le pasó lo mismo por ser de Hawái, y solo lo dejó en paz cuando llegó Felix. Aunque parecía que ya lo estaba dejando en paz.

Y bueno, ahora con el embarazo se sentía enorme, gordo, hambriento, triste, enojado, solo... necesita a Hyunjin. Hablando de él, Felix escucha la puerta de la casa cerrarse de golpe y luego el auto encendiendo y alejándose.

Acaso... ¿lo estaba abandonando? La sola idea lo hizo llorar más fuerte.

Pareciera que ese bebé iba a alejarlos, ¿tendría que llegar a elegir entre su bebé y su matrimonio?

Si elegía su matrimonio, sufriría el resto de su vida por haber abandonado o abortado a ese bebé.

Pero no podía dejar a Hyunjin. No soportaría estar sin él.

Trató de alejar esos pensamientos, necesitaba un baño calientito lleno de burbujas y espuma.

Había sido realmente relajante. Se sintió bien dejar de lado todos los jodidos problemas por unos minutos y la paz se fue a la mierda cuando se vio en el espejo del baño.

—Que mierda...

Sin ropa se le notaba la pancita, no estaba tan grande, aún, pero aunque fuera un pequeño relieve fue suficiente para que se alterara, sumándole que habían unos pequeños relieves en la zona de sus pectorales. ¿Ahora qué? ¿Le iban a salir tetas también?

𝓔𝓷𝓽𝓻𝓮 𝓪𝓶𝓮𝓷𝓪𝔃𝓪𝓼 𝔂 𝓹𝓻𝓸𝓶𝓮𝓼𝓪𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora