Capítulo 39

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Azura, envuelta en una tormenta de dolor, percibió cómo cada oleada se intensificaba, sacudiendo su ser con una fuerza implacable. Con la mandíbula tensa y el cuerpo apoyado contra la fría pared, buscaba desesperadamente algún respiro en medio de la agonía que la envolvía.

Mientras luchaba contra el dolor palpitante en su cabeza, un susurro ominoso resonó en lo más profundo de su mente "La sangre llama"

El eco de esas palabras la hizo estremecerse, enviando un escalofrío helado por su espalda y erizando cada cabello de su cuerpo.

Azura cerró aún más los ojos con fuerza, tratando de alejar los temores que amenazaban con consumirla. Pero el susurro persistía, insistente y misterioso, como si una fuerza más allá de su comprensión la llamara desde las profundidades de la oscuridad.

El dolor en su cabeza parecía intensificarse con cada repetición de esas palabras, como si el mensaje llevara consigo un poder insondable que desafiaba su entendimiento.

El sonido del golpe resonó en la habitación, El corazón de Azura dio un vuelco al ver a Arthur yacer en el centro de lo que parecía ser una mesa de piedra, iluminada por una misteriosa luz que emanaba desde abajo de él.

Con la sangre de Atlan,esta magia se rompe—habló Orm—mi noche eterna llegó a su fin...

El dolor en su cabeza palpitaba con intensidad, pero su preocupación por Arthur eclipsaba todo lo demás en ese momento.

Azura sintió miedo al ver a Orm de pie junto a la mesa de piedra, sosteniendo en su mano el tridente negro, una presencia imponente que resonaba con un poder ancestral y ominoso.

Azura sintió el peso del tridente negro en el aire, como si su presencia misma estuviera impregnada de un poder antiguo y oscuro que envolvía la habitación en sombras.

El corazón de Azura se aceleró cuando dirigió su mirada hacia el centro del lugar y observó cómo el hielo se cuarteaba, revelando una luz verde brillante que emanaba desde su interior. La escena era hipnotizante, como si la misma esencia de la magia estuviera siendo liberada ante sus ojos.

La luz verde destellaba con una intensidad fascinante, iluminando la habitación con su resplandor misterioso. Azura sintió la atracción magnética de esa energía, una fuerza primordial que parecía llamarla, instándola a adentrarse en el corazón del enigma que se desplegaba ante ella.

Con manos temblorosas, Azura se levantó, sintiendo el peso del misterio y la incertidumbre que colmaban el aire a su alrededor. Cada fibra de su ser estaba impregnada de una mezcla de emoción y aprehensión mientras se preparaba para enfrentar lo desconocido que la aguardaba.

Con la mirada fija en la escena que se desenvolvía ante sus ojos, Azura observó con atención cada movimiento de Orm y Arthur, anticipando el momento crucial que estaba por llegar. La tensión en el aire era palpable, cargada con la electricidad de un enfrentamiento inminente.

Cuando vio a Orm posicionarse detrás de Arthur, su instinto de protección se activó instantáneamente. Sabía que el momento para actuar era ahora, antes de que la situación se descontrolara por completo.

Con determinación y valentía, Azura se adelantó, moviéndose con rapidez para intervenir antes de que Arthur pudiera girarse y enfrentar a Orm. Cada paso resonaba con la fuerza de su voluntad, cada movimiento impulsado por el deseo de proteger a aquellos que le importaban y desentrañar los misterios que envolvían su destino.

Azura corrió hacia Orm, cuyo agarre sobre el tridente negro era firme pero no lo suficientemente rápido como para anticipar el movimiento de Azura. Con un movimiento rápido y preciso, Azura arrebató el tridente de las manos de Orm antes de que Arthur pudiera reaccionar.

𝑴𝒚 𝒔𝒆𝒄𝒓𝒆𝒕 𝒐𝒇 𝒕𝒉𝒆 𝒐𝒄𝒆𝒂𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora