Ramen y videojuegos

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Tras haber esperado pacientemente afuera de la tienda, es nuestro turno de entrar, la tienda aparenta ser antigua y solo poseer los juegos más viejos de la historia, sin embargo, es nada más la apariencia, ya que a la hora de visualizar los títulos que se encuentran exhibidos uno se puede dar cuenta de que tienen lo más reciente, de hecho, Kawame Quest es el que más destaca entre todos.

—Muy buenas tardes me gustaría adquirir dos copias de Kawame Quest versión Deluxe por favor.

—Claro justo nos quedan dos copias en momento se los traigo señorita, nada más déjeme cobrarle, como seria su método de pago.

—Será con tarjeta de crédito.

—Excelente, en un momento le cobró, solo hace falta que la terminal encienda, para que usted pueda ingresar su tarjeta.

—No se preocupe, tome el tiempo que necesite.

—Listo, ahora si introduzca su tarjeta.

—Ya quedo.

—Fantástico ha quedada aprobada su compra, disfrute la y vuelva pronto.

—Ahora si ya con ese pendiente resuelto vamos a comer un delicioso ramen, te llevaré a un restaurante respetable, si Namie supiera que te llevé a un lugar de mala muerte, me caería la furia de los dioses, es bien sabido como es su carácter y más vale no tentar a la suerte, en fin, vamos estamos cerca aproximadamente seis cuadras.

Mientras caminábamos por las calles llenas de oficinistas o unos cuantos turistas saliendo de los edificios, me pregunto qué hora será tal vez ya sean como las cuatro, cinco de la tarde, mejor veré mi reloj para dejar de realizar conjeturas, para mi sorpresa el reloj marca que son las cuatro y cuarto, pensé que era más tarde, ya que mi estómago ruge de hambre.

—Lo hemos logrado, aquí es donde vamos a comer, en el Ramen Motenashikuroki aquí podrás deleitarte con el ramen original de Japón, después de todo este es el primer restaurante de ramen, eso ya tiene mucho tiempo, pero ha prosperado gracias a su sazón.

—¡Ah la historia!, has tocado uno de mis temas favoritos, alguna vez te pusiste a pensar en cómo surgió este platillo o solo lo das por hecho.

—De que estas hablando, acaso hay una historia detrás de cada guiso. Si el ramen tiene una historia me gustaría escucharla, se ve que eres alguien muy interesante, creo que en un futuro no muy lejano te iré a quitar el tiempo a tu área de trabajo.
—Bueno toma asiento en lo que ves la carta para que puedas decidir cual plato pedir, mientras te relataré la historia del ramen, aunque hoy en día hay muchísimos restaurantes de ramen en Japón, eso no significa que el plato sea tradicional. De hecho, este plato llegó a Japón en 1859, a través del barrio chino de Yokohama. Hablamos de una época muy convulsa para el país, cuando Perry ya había llegado a Japón demandando la apertura comercial al exterior.

En aquellos años, Japón incorporó a su riqueza culinaria muchos platos de influencias extranjeras y el ramen fue uno de ellos. La llegada de comerciantes de otros países dio origen al barrio chino o Chinatown de Yokohama. Allí empezaron a abrir sus puertas restaurantes chinos para servir a la creciente comunidad de personas de aquella nacionalidad. Y que pronto serían también populares entre la población japonesa. En aquellos restaurantes se servía el plato que más adelante se convertiría en el ramen.
Más adelante, en 1910, abrió en Asakusa el primer restaurante especializado en ramen, llamado Rairaiken. Rairaiken servía un plato que ya era una fusión del plato chino con influencias japonesas. Y tuvo un éxito arrollador, llegando a servir hasta 3000 cuencos al día.

Muchos de los restaurantes que se habían abierto en Tokio y Yokohama sufrieron grandes daños en 1923, debido al Gran Terremoto de Kanto. Tras el terremoto prosperaron los yatai o puestos callejeros, porque eran mucho más fáciles de poner en marcha que un restaurante normal.

Cuando se introdujo el ramen en Japón nadie llamaba así a este plato. De hecho, comenzó llamándose chuka soba, que significa fideos soba chinos. Los soba ya existían en Japón, pero son fideos de alforfón o trigo sarraceno, que no tienen nada que ver con los fideos de ramen.

A pesar de la popularidad de este plato desde su introducción en Japón y hasta la década de 1920, la militarización del país fue devastadora. El gobierno militar prohibió todo lo que se consideraba lujoso o frívolo. Aunque pueda resultar extraño, el ramen entró en esta categoría.

Así, no fue hasta el final de la Segunda Guerra Mundial y la ocupación aliada que la percepción empezó a cambiar. En aquellos primeros años tras la guerra el sistema de racionamiento siguió en vigor, lo que hacía que muchos japoneses no tuvieran suficientes calorías diarias.

Esto no era sólo debido a un racionamiento insuficiente, sino también a los deseos de hacer dinero rápido de muchos burócratas. Así, aunque Estados Unidos enviaba mucho trigo a Japón, gran parte acababa en el mercado negro. Y allí se usaba para crear platos baratos y de alto aporte calórico que permitieran a los japoneses aguantar largas jornadas laborales por poco dinero.

Hablamos de platos tales como ramen, gyoza y okonomiyaki. Fue en estos momentos cuando la popularidad del ramen se volvió a disparar en Japón. Todas estas ayudas eran el intento de Estados Unidos de congraciarse con Japón, sobre todo ante la creciente amenaza del comunismo. Esta amenaza motivó a las fuerzas de ocupación a cambiar su estrategia con Japón y considerarlo un aliado en la lucha contra el comunismo. Si te interesa conocer más sobre la historia del ramen, intercalada con pinceladas de geopolítica, puedes leer el interesante libro de George Solt titulado The Untold History of Ramen: How Political Crisis in Japan Spawned a Global Food Craze.

En 1958, Momofuku Ando lanzó su chikin ramen o ramen de pollo instantáneo, que supuso un revulsivo para el país. Y en 1971 lanzó su ramen instantáneo Cup Noodles, en un recipiente pensado para comer de él. La popularización de este plato hizo que el ramen, en su versión instantánea o de restaurante, se convirtiera en sinónimo casi del resurgir japonés tras la guerra.

—No puedo creer que toda esa historia envolviera a un platillo, por tu culpa no volveré a ver las cosas como lo hacía, sin embargo, hay algo que no me queda claro porque si tienes tantos conocimientos no eres una persona reconocida a nivel mundial, tu forma de pensar es revolucionaria en varios sentidos.

—Me alagas Emika, pero la verdad estoy bien siendo alguien común, nunca he deseado la fama, solo quiero crear un mundo mejor, en fin, pidamos de comer, no puedes decir que tuviste poco tiempo para escoger tu ramen.

—¡Ja ja ja ja!, tu tranquila ya lo medite y llegue a una decisión, se me hizo extraño que no vieras la carta, aunque tras la historia que me contaste supuse que era algo innecesario. Pidamos de una vez.

—Me parece excelente. Disculpe señorita nos puede tomar la orden, por favor.

—Claro que les gustaría ordenar.

—Yo le pido de tomar un té helado de sakura y de comer un shoyu ramen con fideos extra firmes.

—De acuerdo y para usted que sería.

Yo quiero igual de beber un té helado de sakura y de comer me gustaría un tonkatsu ramen con fideos firmes.
—En seguida se los traigo.

—Muchas gracias.

—Pensé que pedirías una bebida con alcohol, aunque en este lugar el té hecho con sakura es una garantía.

Debo reducir mi consumo de alcohol al mínimo ahora que vivo con mi hermana, ella detesta que tomé y deseo estar en buenos términos al estar en su casa.

—Por qué no te vas a vivir a casa de Namie, después de todo ya son novias.

—Eso apenas fue ayer, además quiero finalmente tener una relación más cercana con Konan y así que ella sea más la hermana que te ayuda en vez de ser la mala del cuento.

—Tienes razón. Mira ahí viene la señorita con la comida.

—Luego de que Emika viera a la mesera con la charola donde trae nuestras bebidas y alimentos, se hizo un silencio por parte de ambas.

—Itadakimasu.

—Buen provecho igualmente Emika.

Las dos nos desconectamos del mundo y solo nos fijamos en nuestros platos, pude observar la estética y orden de mi ramen, en la superficie tiene cuatro trozos de carne, los cuales están acompañados de un huevo duro partido a la mitad, a parte tiene perejil encima, luego debajo de la carne y el huevo se encuentran los fideos dentro del caldo con unas cuantas setas y verdura de acompañamiento, luego de admirar por unos segundos mi comida agarré los palillos y comencé a comer, todo esta exquisito la carne es muy suave y jugosa, el huevo está bien preparado, los fideos se encuentran en su punto ni tan aguados ni tan duros y el caldo está riquísimo se puede percibir el sabor del caldo, realizado con cerdo y verduras, por lo tanto es un poco espeso. Al transcurrir veinte minutos ambas ya habíamos terminado de comer y disfrutar nuestros tés helados, llegó la hora de pagar y extraño, pero Emika me dejó pagar la cuenta.

El sueño que creía imposible Donde viven las historias. Descúbrelo ahora