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Llevaba cerca de un mes y medio trabajando como el niñero de Jeongin y decir que se había encariñado con el pequeño, era decir poco

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Llevaba cerca de un mes y medio trabajando como el niñero de Jeongin y decir que se había encariñado con el pequeño, era decir poco. El niño era demasiado amigable, tierno y, por lo menos con Felix, cariñoso en exceso, lo que hacía al corazón del peligris saltar emocionado cada que el bebé le daba sonoros besitos y pequeños abrazos de oso. Varias veces había agarrado juguetes de la juguetería, lo cuales le descontarían, pero a Felix por alguna razón, eso no le importaba, aún cuando se podría quedar en bancarrota, sentía que darle cosas al pequeño era importante, aunque, de todas formas no se quedaría sin dinero, realmente no es como que si escogiera los juguetes más caros.

Felix sintió su corazón calentarse cuando le dió un peluche de elefante celeste al bebé y este lo había tomado feliz con una linda sonrisita, también negándose a dormir sin el muñeco de felpa. Felix sabía que si por alguna razón u otra, Minho lo llegase a despedir, sería su perdición, por que el niño se había convertido en alguien especial para él y estaba seguro que, si no lo amaba aún, lo amaría y con todo su pequeño corazón al punto de hacerlo como lo haría a un hijo.

En esos momentos Felix se encontraba con Jeongin en el parque, empujándolo en el columpio mientras el niño pedía ir más alto.

—¡Feli! ¡Feli! ¡Más alto!— Pidió riendo, haciéndolo sonreír.

—Cariño, no puedo hacer eso, te podrías hacer daño.— Habló, reduciendo la fuerza con la que empujaba el columpio, haciendo que este vaya más despacio. El niño se quejó. —Entiende que si le doy más fuerte puedes salir volando.—

—¡Yo quero volar!— Exclamó con su vocecita aguda, cruzando sus brazos, a la vez que Felix detenía completamente el columpio.

—Mi amor, tú realmente no quieres volar.— Se puso frente al niño y lo cargó, decidió que le compraría un helado para que no lo contradijera. —¿Quieres helado?— Vió sus ojitos brilar.

—¡Si, si! ¡De fresa!— Vociferó, levantando sus bracitos, celebrando. Felix con el niño en brazos le acomodó su ropita, encaminándose hacia la heladería que cerca había.

Al llegar al lugar, entró con Jeongin en brazos, haciendo sonar la campanilla sobre la puerta. Se dirigió al mostrador para poder pedir los helados.

—Buenas tardes.— Saludó con una sonrisa, a la vez que el pequeño agitaba su manita.

—Buenas tardes, bienvenidos.— Saludó la empleada, también sonriendo. —¿Qué se les ofrece?— Preguntó mirando al bebé.

—Mmm... Dos helados, uno de fresa y otro de...— La mano que no sostenía a Jeongin, la derecha, la llevó a su barbilla, pensando y escogiendo el sabor que comería. —De... De limón, ¿Hay de limón?— Preguntó, sus labios entreabiertos. La chica rió.

—Si, si tenemos, se puede sentar en una mesa, en un rato le llevo su helado.—

—¿Y a mi?— Preguntó Jeongin, frunciendo el ceño, cruzando sus pequeños brazos y recostando su cabeza en el hombro de Felix.

A babysitter and a single dad  [Minlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora