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Felix estaba nervioso

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Felix estaba nervioso. No era normal que se acostumbrara a estarlo, pero desde que había conocido a Minho, sus días eran puros nervios, manos sudadas y ese tic suyo que lo hacía sacudir sus manos en sus pantalones.

El ahora pelinegro, mientras su hyung trabajaba, había ido a visitar a los padres de este, acompañado, obviamente, de su hijo. Jeongin estaba en el sofá de esa acogedora casa viendo TV, mientras, su padre y abuelos se sentaban en la mesa, tomando café.

—¿Cómo estás, Felix? Es un poco extraño verte por acá sin Minho.— Habló la mujer, con su típica y reconfortante sonrisa. Él bebió un poco de su café.

—Bien, bien, gracias por preguntar, señora, ¿Ustedes? Espero que también estén bien.— Dijo, evitando un poco el tema, realmente, sin querer.

—Estamos bien, pero no evites el tema, Felix.— Le dijo el mayor y el abrió su boca, quedándose así unos segundos.
—Cierra la boca.— Rió. —No debería sorprenderte, Minho habló mucho de ti y ya ha pasado mucho tiempo desde que nos conocemos.—

—Bueno, es cierto, lo siento.— El también se rió un poco.

—Solo dilo, cariño.— La mayor le sonrió para luego tomar de su bebida.

Suspiró. —Bueno, ¿Cómo digo esto? Hace casi dos años conozco a hyung, hace casi dos años en los que, también, he sido feliz como nunca.— Dejó de hablar y pensó con que seguiría. —No sé si lo saben, pero yo amo mucho, muchísimo, a hyung, obvio, también amo demasiado a Jeongin, los adoro con mi vida, no sé qué haría si algún día ya no los puedo ver o algo así, se han vueltos la razón de la felicidad que perdí hace tiempo, en algún momento. Voy a decirlo, quiero estar el resto de mis días con hyung, quiero que sea lo primero que vea al despertar y lo último que vea al dormir, toda mi vida, quiero poder dar de comer a Jeongin todo el tiempo que queda hasta que ya no lo necesite, aunque falte poco para eso, ya tiene cinco años, al igual ponerlo a dormir y que nunca me deje de ver como su padre, quiero ser feliz y, con ellos, está mi alegría.— Jugó con la taza de café en sus manos un poco. —Yo... He investigado, he preguntado aquí y allá, por ahora, el matrimonio igualitario, entre hombres o entre mujeres, aún no es legal. Amo a hyung y no hay nada en el mundo que me haga dudar que él también me ama a mí, por lo que, pienso yo, no necesitamos un acta que diga que estamos unidos, después de todo, no tengo pensado que eso cambie. Sé que probablemente ustedes hubiesen querido ver a su hijo casarse y lamento que conmigo no sea posible, yo también hubiese querido, quiero, tener una boda y poder ser una pareja legal, aún así, eso no me ha detenido de ahorrar y comprar esto.— Hurgó un poco su bolso hasta encontrar y sacar una pequeña cajita negra, la cual abrió y mostró dos anillos. —Los compré hace unas semanas, pero quería asegurarme de que no se arrepentían de integrarme a su hermosa familia.—

—Dios mío, Felix, yo...— Empezó la señora, tapando sus labios con su mano. —Estoy tan feliz de que des este paso, eres tan valiente, te quiero mucho, lindo, nunca me arrepentiría de darte un lugar en nuestra familia. Simplemente se nota que amas a nuestro hijo y eso no ha cambiado nunca, no soy quien para impedirte, impedirles, unirse oficialmente y quitarles la felicidad.—  Felix sonrió y tomó la mano de la mujer, luego miró al esposo de esta, esperando que también dijera algo. Rió.

A babysitter and a single dad  [Minlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora