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Cuando vieron el cielo teñirse de naranja y rosa, decidieron que era hora de volver a sus hogares, llevaban desde muy temprano en el lugar e, inevitablemente, los tres estaban cansados

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Cuando vieron el cielo teñirse de naranja y rosa, decidieron que era hora de volver a sus hogares, llevaban desde muy temprano en el lugar e, inevitablemente, los tres estaban cansados. Se dirigieron al auto, dejando a Jeongin dormitando en los asientos de atrás.

La relajante música que a un bajo volumen salía del reproductor del auto los tranquilizaba y, sin necesidad de hablar, en un cómodo silencio se encontraban. El más pequeño, finalmente estaba completamente dormido, Felix batallando con sus párpados para que estos no se cerraran y Minho, bueno, el simplemente estaba obligado a no sentir sueño. El mayor, al percatarse de la guerra que estaba teniendo el peligris en ese momento con sus ojos, preguntó.

—Felix-ah, ¿Por qué no duermes? Debes estar cansado.— Lo miró de reojo.

—Es que no quiero causarle problemas, como ya se dió cuenta, soy difícil de despertar, no quiero frustrarlo si llegamos y estoy dormido.— Dijo con un puchero, mirando el camino por donde iban.

—Pequeño, vamos, no me causarás ni problemas ni frustración, vamos, duerme, si quieres puedo arreglar el asiento para que estés cómodo.— Un ligero sonrojo tiñó las mejillas del bajito.

—Oh, no, no hace falta, gracias.— Jugó con sus manos en su regazo. Y la conversación murió ahí porque, minutos después, el peligris cayó dormido y Minho realmente no tenía ganas de hablar solo.

 Y la conversación murió ahí porque, minutos después, el peligris cayó dormido y Minho realmente no tenía ganas de hablar solo

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Llegaron al edificio donde vivía el menor, el pelirrojo aparcó el auto y observando a Felix, suspiró.

—Pequeño, ya llegamos.— Desabrochó el cinturón de seguridad y lo sacudió con cuidado, el menor soltó un sonidito pero, como se esperaba, no despertó. El alto pasó una de sus manos por su cara.
—Dios, otra vez no, por favor.—

Cuando por fin Minho logró despertarlo, Felix le invitó a tomar un café, por lo que, ellos y Jeongin, se encontraban en camino al apartamento del bajito. El menor abrió la puerta y se quitaron los zapatos.

—Hyung, si quiere lleve a Jeongin a mi habitación mientras yo hago el café.—  Habló en voz baja, observando al niño dormir en los brazos de su padre. —Es la puerta que está al lado izquierdo del pasillo.— Dejó su bolso en el respaldo de una silla y el de las cosas de Jeongin, sobre la mesa.

A babysitter and a single dad  [Minlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora