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Felix sacudió su overol antes de tocar la puerta, jugó con la tira de su bolso hasta que esta fue abierta

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Felix sacudió su overol antes de tocar la puerta, jugó con la tira de su bolso hasta que esta fue abierta.

—¿Felix? ¿Qué haces aquí?— Un confundido como despeinado Minho preguntó. —Sabes que debes venir por la tarde, ¿No?—

—Uh, sí, es que mi jefe tenía que hacer algunas cosas y nos dió el día libre a noona y a mí.— Tragó saliva. —Quise venir para ayudarlo un poco, no pensé que le molestaría, lo siento, si quiere me voy.— Ladeó su cabeza, mirando hacia cualquier lugar que no sea el cuerpo del mayor, rascando la piel tras su oreja.

—No, no quiero que te vayas.— Tomó la muñeca del menor y lo acercó a sí. —Lo siento, pequeño, me desperté hace unos minutos y todavía estoy un poco adormilado.— Soltó la muñeca del peligris. —Pasa, por favor.—

—Gracias, hyung, perdone la molestia.— Entró, inmediatamente recostando su mano con el bolso sobre la pared para equilibrarse y así poder, con su otra mano, quitarse los zapatos.

—No molestas, en serio.— Se adentró al apartamento y caminó hacia la cocina.
—¿Ya desayunaste?—

—Si, si, no se preocupe, gracias.— Se sentó en el sofá, dejando su bolso a un lado suyo. Cuando vió al mayor sentarse en la mesa con una taza de café y unas tostadas, apoyándose en el reposabrazos del sofá, preguntó. —¿Y Jeongin?—

—Ah, todavía debe estar durmiendo, ve a despertarlo si quieres, va a estar feliz de verte tan temprano.— Dijo luego de darle un sorbo a su café. —Está en mi habitación.—

—¡Hyung! ¿Qué le he dicho de dormir con Jeongin? ¡Se va a acostumbrar y después no va a poder dormir si no es a su lado!— Reprendió el menor y el pelirrojo formó puchero.

—Si, si, vete a despertar al niño,
vamos.— Agitó su mano, restándole importancia, para luego llenar su boca con una de las tostadas.

—Malo, como me echa.— Dijo y empezó a encaminarse a la habitación. Al estar frente a la puerta de la habitación, la cual estaba entreabierta, asomó su cabeza por el espacio que había, viendo al niño acostado en la cama, sin embargo, despierto y jugando con sus piecitos. Se adentró. —Hola, bebé.—

—¡Feli!— Dijo Jeongin, feliz e intentando sentarse sobre la cama, haciendo reír al peligris.

—Ya, ya, tranquilo.— Se sentó en la cama y cargó al pelinegro, sentándolo sobre sus piernas. —¿Cómo está el bebito más lindo del mundo?—

—Bien, gracia.— Dijo el pequeño y Felix sonrió.

—¿Tienes hambre? ¿Quieres comer, mi amor?— Preguntó haciendo cosquillas en la rellena barriguita del niño, quién asintió riendo. —Está bien, vayamos a comer.— Se paró con el niño en brazos y salió de la habitación. En la sala, vió como su hyung seguía comiendo, dejó a Jeongin en el sofá, encendiendo la tele.
—Hyung, ¿El desayuno de Jeongin está listo o lo tengo que hacer?— Se acercó hasta donde se encontraba el mayor y tomó asiento a su lado, recostando su cabeza sobre la mesa.

A babysitter and a single dad  [Minlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora