𝟐𝟒

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Por miedo a perderte y vivir solamente
Pensándote más, sin saber con quién estás
Yo ya no te sé querer, maldita inseguridad
Por miedo a quererte y no ser suficiente
La velocidad, tengo que dejarte atrás
Tantas ganas de volver, tantas ganas de llorar

Como te enloqueces por una persona
Si ya van tres meses y tú no reaccionas
Y aunque la razón te advierte, el corazón traiciona, uoh-oh
Pero no hay invierno que sea para siempre
Ya se fue un verano, ya vendrá el siguiente
Y aunque la tormenta vuelva, vas a ser más fuerte

El box era uno de los sitios en los que podía sentirme yo dentro de la academia, tocaba mi música, sin pensar en nada, simplemente cantaba.

Aunque las canciones siempre estuvieran relacionadas con algo.
O mas bien, con él.

(...)

Estaba recogiendo algunas cosas que tenía sueltas por la academia.

Nos íbamos a casa por navidad, Noe nos lo dijo el día anterior, por lo que era el momento de llevarnos la ropa que ya no queríamos y traer cosas nuevas.

—¿Tienes ganas de ver a tu familia? –Le pregunté a Naiara, quien estaba al lado mía maquillándose.

—No, yo tengo ganas de coger mi coche ya y ver a mi perro. –Me dijo entre risas.

—Yo creo que nos va a venir bien, para desconectar y reconectar, no sé si me explico, aunque en realidad me da miedo que nos vamos a encontrar fuera.

—Ya, yo no me llevo el móvil porque sé que si no me va a entrar la tentación de mirar cosas y no creo que sea buena idea.

—Totalmente.

(...)

Martin me dijo si podía acompañarle a las duchas para hablar, por lo que fui con el.

—¿De qué querías hablar?

—Creo que le voy a pedir salir a Juanjo.

—¡Martin! Eso es genial. –En su cara no se le notaba tan ilusionado, por lo que empecé a preocuparme. —¿Pero pasa algo?

—Es que no sé, me da miedo.

—¿Porqué?

—No se que pensará la gente, tengo miedo de lo que pueda pensar mi círculo y no quiero que nos afecte a la hora del concurso.

—Martin, para el carro, ¿tu le quieres?

—Si.

—Entonces, ¿qué más da lo demás? –El se quedó algo pensativo y yo le abracé. —No te sientas obligado a hacer nada, haz lo que sientas.

—Gracias Luna, por estar siempre.

—Es lo mínimo que puedo hacer.

(...)

—Tenemos una sorpresa para vosotros. –Nos dijo Noe, entrando a la sala de ensayo con unas bolsas, yo solo me preguntaba que es lo que habría ahí dentro. Pero en primer lugar, conectó con la pantalla, en la que empezaron a poner videos de nuestras familias.

—¡Hola Luna! Estamos muy orgullosos de ti, tenemos muchas ganas de verte y que sepas que lo estás haciendo genial. –En el vídeo salían mis padres y mi hermano pequeño, no pude evitar no emocionarme porque me hacía muy feliz que me apoyaran en el sueño que estaba persiguiendo.

𝒕𝒂𝒏 𝒅𝒆𝒔𝒄𝒐𝒏𝒐𝒄𝒊𝒅𝒐𝒔; ot 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora