El alcohol no es buen amigo de nadie, y mucho menos de los jóvenes. Jace lo comprobó.
Tal vez de una mala forma lo comprobó, y es que, ¿quién diría que al despertar lo haría al lado de la hija de uno de los socios más importantes de la casa de prod...
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—¿Dónde estás? La junta está por comenzar, debemos estar todos a la hora acordada —escuchaba los gritos de Ella por la bocina del móvil mientas corría hacia mi auto.
—¡Piper sal del cuerpo de Ella! —bromeo intentando que el ambiente sea menos tenso.
—¡Norman deja tus juegos y mueve tu trasero! —sin permitirme decir algo más, colgó.
Genial, ahora te matará cuando te vea llegar.
Mire mi reloj, tenía menos de veinte minutos para recorrer un camino que normalmente me tomaba casi una hora. Una gran carrera contra el tiempo. Solo pido a mi suerte que no haya tráfico.
—Vamos Jace, para esto entrenaste en carreras clandestinas. —observé mi auto— Es hora de mostrar que es lo que tienes para mi, amigo.
Si, se lo dije a mi auto, pareceré un loco pero no he probado esta belleza de auto a grandes velocidades, mi hermana me lo advirtió y yo lo he cumplido, hasta ahora.
------10 minutos después-------
Los autos se hacían a un lado al percatarse de mi velocidad, alguno de vez en cuando me emparejaba para competir conmigo por algunos kilómetros pero al no poder alcanzarme se rendían.
—¡Wow!
La velocidad es mi pasión, lo que más me gusta después de mi trabajo, y después de ella.
Mi móvil comenzó a sonar de nuevo, alguno de los chicos del elenco tendía que estar llamando, oprimí el botón en el volante para contestar la llamada.
—¡¿Dónde demonios estás Lee?!
Baje la velocidad, no quiero que mi hermana se de cuenta.
—Hola, Glory, mi querida hermana, ¿a qué se debe el honor de tu llamada?
—Te hice una pregunta, ¿dónde estás?
—Voy a los estudios, es tarde de junta Glory. Ya deja de tratarme como un niño, tengo edad suficiente para saber lo que hago.
—¿A qué hora regresas? —respondió ignorando completamente lo que le dije— Voy a salir y no sé a que hora regrese, ¿llevaste tus llaves?
—Siempre las tengo conmigo.
—Perfecto, te dejo, chao.
—Adiós...—dije después de ella, apenas escuchó mi voz y colgó.
Me detuve en el último semáforo, esto indicaba que estaba por llegar a las entradas de los edificios de Nickelodeon, miré el reloj en mi muñeca y presté atención a la hora, 5:53. Solo faltan siete minutos para que comenzara.
