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꧁𖦹꧂

La joven se dedicó en observarlo; deleitándose con la profundidad de los ojos cafés del chico. Ambos estaban perdidos en las miradas del otro.

—Deberías prestar atención, escuché que en este discurso te llamarían al escenario junto con tus compañeros de serie. 

—¿Sabes quien soy? —cuestionó el rubio.

—Claro que si, todo el mundo sabe quien es Jace Norman, y el que no lo sepa vive debajo de una roca. 

—Entonces, deberías decirme tu nombre, así podré seguir prestando atención. Además, me parece injusto que tú sepas quien soy, pero yo no pueda saber quien eres tú.

—Yo no lo creo. —sonrió mostrando una dentadura blanca.

—Sabes jugar muy bien..—el joven le dio una sonrisa juguetona— yo también sé jugar, chica vampiro. 

Ahora, pasando al momento que más nos gusta, —se escucharon unas cuantas risillas de los presentes— tendremos el gusto de hablar con los principales protagonistas de una serie que ha estado en tendencia últimamente, por favor recibamos a el elenco de Henry Danger.

—Creo que te están llamando. —susurró sin despegar la vista de él.

—Dime tú nombre y me voy —el rubio acomodó sus brazos sobre sus rodillas—, sino puedo esconderme aquí por el resto de la velada. 

—Te llamarían la atención, no te conviene, además, ¿qué ejemplo les estarías dando a los chicos y chicas que están siguiendo tus pasos?

—Creo que ellos entenderían.

Bueno, creo que aquí hace falta una personita, ¿no es así? Señor Norman, ¿dónde está? 

—¿Seguirás ignorando que te estén llamando?

—Ya sabes la condición.

Y aunque lo que hacía el rubio era totalmente arriesgado, no le importaba con tal de saber el nombre de esa chica que había jugado con él, con su mente.

—Hermosa chica vampiro —antes de poder terminar fue interrumpido por la chica.

—Mara, —sonrió ladinamente, haciéndolo sonreír también— ahora largo.

—Mara —susurró su nombre, deleitándose con cada una de las letras— te encontraré.

Comentó el chico ante el inminente destino que tenía y que no quería; no volver a verla. Algo en lo que estaba equivocado. Caminó confiado, mientras una de las luces estaba sobre él, siguiéndolo en su camino. 

Señor Norman, ¿se estaba escondiendo? 

Jace se limitó a reír y negar repetidas veces, sentía todas las miradas de los presentes, aunque ya estaba acostumbrado ese tipo de situaciones, no podía negar que esos ojos rojizos le provocaban una sensación diferente. 

Sal De Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora