Un día 22

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Niel se encontraba en la pequeña terraza de su hogar alimentando a unas aves, era un lugar hermoso para ella, una humilde sillita en donde reposar, macetas con flores de todos los colores, aire fresco con una visión panorámica de la ciudad. Siempre que se encontraba angustiada esta se hacia presente en ese lugar, se pasaba horas contemplando a las aves que se colocaban en las macetas en busca de algo para comer, ella también tenía aves; un par de ninfas inicialmente sin embargo después se volvieron nueve y en un momento de descuido siete.
Por lo cual nunca le faltaba alimento a las aves que llegaban.
Niel pensaba en lo libre que estas eran mientras se cuestionaba si a ella le pudiese gustar vivir así, la respuesta surgió a los minutos:
¡No! -grito Niel con lozanía-
¡No quiero! - decía Niel cómo si estuviera siendo desterrada de su hogar-
Era claro que aún no estaba lista, no podía asimilar lo que le esperaría despues de que su padre había partido, quería seguir en el cobijo de ambos pero sabía que ya no sería así pronto cumpliría los doce años, aún no estaba lista para volar, cómo cualquier crío de su edad.
Simplemente aún no estaba lista.

Lo que le cuento a los GatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora