1. Paradise.

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Jungkook bajó del autobús a unas tres cuadras de su casa, pero optó por hacer una parada en un diminuto parque, donde la única cosa destacada eran los columpios.

Desde su infancia, disfrutaba balanceándose en ellos. Podía pasar horas en esa actividad; era su pasatiempo favorito. Aunque a algunos les parecía un poco inusual pasar tanto tiempo en lo mismo, nadie se preocupaba demasiado. Después de todo, Jungkook seguía siendo relativamente sociable y un chico amable en todos los sentidos de la palabra.

El parque se encontraba abrazado por imponentes árboles, otorgándole una sensación acogedora. Cada tarde, los ancianos paseaban por sus senderos, compartiendo charlas y ocupando las bancas. El aroma del parque era maravilloso y, afortunadamente, sólo un autobús transitaba por la calle cercana, manteniendo el ruido al mínimo. Solamente se percibía el canto de los pájaros y el susurro de las hojas moviéndose.

— Pero si es el rey del columpio. — Escuchó una voz tras su espalda mientras se encontraba sentado en un columpio, y una sonrisa iluminó su rostro al darse cuenta de que se trataba de su mejor amigo.

— Mi pequeño saltamontes. ¿Qué haces aquí?

Park Jimin era el nombre de su mejor amigo, un chico de una belleza casi sobrenatural. Cada rasgo de Jimin era una obra maestra; sus ojos, con una singularidad seductora, tenían el poder de doblegar a cualquiera. Los labios de Jimin, carnosos y llamativos, capturaban la atención de todos a su alrededor. Su piel, un lienzo perfecto, carecía de imperfecciones, radiante en su pureza.

Jimin solía teñir su cabello de rubio, una elección que lo volvía aún más irresistible. Jungkook, al compararse con él, experimentaba una sensación de pequeñez, como si estuviera a la sombra de su deslumbrante presencia, pero lo amaba, lo amaba tanto que estaba feliz de tenerlo como amigo.

— Te estaba esperando, Jungkookie. Hoy fue tu primer día de preparatoria, ¿cómo estuvieron las cosas? — Jimin se sentó en el columpio del lado, mirándole con una sonrisa.

— Normales, no pude hacer amigos, pero es la primera semana…

— Al menos me tienes a mí, ¿no es así?

— Por supuesto, te extrañaba. ¿Cómo te fue a ti en tu primer día?

De vez en cuando, Jungkook se sentía inquieto porque Jimin parecía inseguro acerca de su amistad. A pesar de haber expresado su amor innumerables veces, Jimin siempre mostraba nerviosismo, preocupado de ser dejado atrás por otras personas y ansioso ante la idea de perder a Jungkook. Aunque incluso intentaba consolarlo deseándole lo mejor y asegurándole que tendría muchos amigos, no podía evitar notar el horror reflejado en la mirada de Jimin cada vez que lo hacía.

— Mi primer día estuvo bien. — Dijo Jimin echándose un mechón de pelo detrás de la oreja —. Mis amigos son realmente geniales, la he pasado muy bien, incluso salimos a comprar helado. Pero los conozco desde pequeño, así que entiendo que tú tuvieras problemas el primer día.

— Pues sí, aunque había un compañero del colegio, y él simplemente me ignoró. — Jungkook tragó con fuerza, apretando las cadenas del columpio —. Fue extraño, pensé que me llevaba bien con él.

— El problema es que esperas que todos sean buenos, y no es así, Jungkookie. No todo es blanco o es negro, la vida también es gris.

— Lo sé, pequeño saltamontes, no soy tan ingenuo.

— Tienes que tener dignidad, recuérdalo siempre. ¿Está bien?

La conversación sobre la dignidad a veces incomodaba a Jungkook. Jimin solía insistir en que carecía de dignidad y que debía dejar de depender de la simpatía de los demás. Sin embargo, Jungkook no compartía esa perspectiva. Para él, simplemente le resultaba difícil negarse a las peticiones y se encariñaba rápidamente con el resto.

SELCOUTH 変 KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora