Encuentro 0. Bonita sonrisa.

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25 de diciembre del 2015


La música que retumbaba en mis oídos, los gritos de los festejados a lo lejos y las luces del lugar me estaban mareando, siempre odié las fiestas pero era imposible faltar a ésta, mi hermano se estaba graduado del colegio, después de un año perdido, 5 materias reprobadas y un sin fin de reportes de conducta (no entendía como es que papá era tan blando con él).

Tomé una respiración profunda y contuve el aire por unos segundos 1, 2, 3, 4, 5...

—Hijo ¿Quieres un trago?— Habló papá desde el otro lado de la mesa, ofreciendome de la cerveza en su mano.

—Aún soy menor papá— Él hizo una mueca extraña en señal de desaprobación, tal vez esperaba que fuera un poco más de extrovertido como Minho. Error.

—A mi niño no le gustan esas cosas— Contestó la abuela tomando mi mano.

Mentira, claro que me gustaba probar el alcohol, pero odiaba el sabor de la cerveza, en cambio el vino rosado que escondía el abuelo en la gaveta más alta de la cocina era delicioso, "extrañamente" siempre se terminaba demasiado rápido.

Aunque la abuela no tenía porque enterarse de eso ahora.

—Él alcohol sabe horrible y no me gustaría terminar así de borracho— Dije observando a Minho a lo lejos entre su grupo de amigos, parecía que se divertía bastante.

—Lo ves, eduque demasiado bien a mi Hyunjinie— Ví la cara molesta de papá y mamá, mientras escuchaban a la abuela. —Si nos hubieran dejado cuidar de Minho, también sería un muchacho bien portado—

—Minho no es un mal muchacho— Contestó mamá cansada, siempre que nos reuníamos tenían la misma discusión.

—La única razón por la que deje que se encargarán de Hyunjin fue por su salud, pero el ya está mucho mejor, para cuando termine el colegio podrá regresar a casa— Contestó papá.

Mi salud no era un tema tan delicado como lo hacían ver, me diagnosticaron fibromialgia a los 9 años, la ansiedad social era un plus.

Mis abuelos se hicieron cargo desde entonces, papá y mamá no tenían el tiempo suficiente para tratar mi enfermedad, no los culpo por eso, aunque tal vez me hubiera hecho bien crecer en un ambiente no tan conservador como el de los abuelos.

El debate que estaba surgiendo en la mesa decidí dejarlo en segundo plano y me concentre en el grupo de chicos que se divertían, muy en el fondo siempre quise ser un poco más como Minho, es un estúpido para la escuela, pero hacia amigos de una forma tan natural, casi como respirar.

Él y yo no hemos tenido una buena relación desde hace años, es decir, no recuerdo como era antes de irme de casa, pero cada vez que nos veíamos en vacaciones era realmente una tortura para mi.

Siempre me hacia sentir mal por mis gustos musicales y por mi inexistente habilidad para socializar, sin contar las bromas pesadas  y los coscorrones en la cabeza cada vez que pasaba junto a mi.

¿Acaso todos los hermanos mayores son así de brutos? O sólo se trata del mío.

Me perdí demasiado en mis pensamientos y cuando reaccione un Minho ebrio y tambaleante se dirigía hacia mi con esa mirada divertida. No ahora por favor.

Reaccioné demasiado tarde, su mano ya estaba sobre mi muñeca y me jaloneaba hasta la pista de baile.

—No, espera Minho, no quiero— Dije tratando de plantar mis pies en el piso.
—Ven, necesitas divertirte un poco— Contestó aún con su mano sobre mi muñeca.

Me tomé un momento para ver detrás de él.

Adolescentes guapos, hormonales, borrachos,  bailando y coreando las canciones que sonaban de fondo, claro que quería, pero mi cerebro gritaba peligro por todas partes.

—Sabes que no me gusta, suéltame— Le pedí esta vez, esperando que tuviera un poco de  empatía.

—¡Por dios Hyunjin! Tienes 15 años, ya viene siendo hora de que dejes de ser tan amargado—

Auch. A esto me refería, Minho siempre soltaba comentarios al aire sin darse cuenta del daño que me hacía, yo no había elegido ser así.

—¡Y tu tienes 19 años, deberías dejar de ser tan idiota!— Le conteste mientras sentía como mi cara se calentaba y mis ojos trataban de retener unas cuantas lágrimas.

Él soltó el agarre en mi muñeca.  —Como quieras— Contestó rodando los ojos.

Como el agua y el aceite, jamás nos llevaríamos bien.

Me devolví a mi lugar no sin antes echar un último vistazo. El chico con la botella en mano que le daba un shot más a mi hermano, tenía una bonita sonrisa.















Casi Imposible - Hyunchan/Chanjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora