Heriberto

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Heriberto caminaba por el pasillo del hospital, sumido en sus propios pensamientos. La atracción que sentía por Paula lo confundía, no podía decir que la amaba, pero si la quería y siendo sincero la idea de estar con una mujer más joven le fascinaba, pero a su vez sus pensamientos estaban en la revelación sobre su esposa, Esmeralda tenía un amorío con Enrique Mendoza y se lo confeso. La confusión no radicaba en su propio matrimonio ya fracturado, ya había tomado la decisión de divorciarse de su esposa, sino en la incertidumbre de cómo abordar los deseos que tenía hacia Paula, ella era muy joven podía ser su hija y no quería ilusionarla con un amor que él no le puede ofrecer.


Decidió dejar el hospital y se dirigió a casa de Esmeralda para hablar del divorcio ya que desde que le confeso su amorío el decidió mudarse a un departamento. Al llegar, se sorprendió al encontrar a Jerónimo, sumido en una melancolía que no pasó desapercibida para Heriberto.


Heriberto: (colocando una mano en el hombro de Jerónimo) ¿Qué te sucede?

Jerónimo: (suspirando) Es complicado, ja creo que me he enamorado, pero sé que no hay lugar para mí en su corazón.


Heriberto asintió, comprendiendo la complejidad de los sentimientos no correspondidos. Se sentaron en la sala, compartiendo una conversación de hombre a hombre, guiada por la complicidad que había crecido entre ellos.


Heriberto: (serio) A veces, la vida nos presenta desafíos difíciles. Pero no debes rendirte, Jerónimo. Si realmente sientes algo por ella, lucha por ello.

Jerónimo: (mirando hacia abajo) ¿Crees que debería seguir intentándolo?

Heriberto: (sonriendo) Nunca subestimes el poder del amor y la perseverancia. Si hay algo que aprendí en la vida, es que a veces es necesario luchar por lo que realmente queremos.

Jerónimo: (tomando aliento) ¿Y tú? ¿Qué harías en mi lugar?


Heriberto se quedó en silencio por un momento, reflexionando sobre su propia situación y las similitudes entre sus sentimientos por Paula bueno más bien deseos...


Heriberto: (finalmente) No te puedo decir qué hacer, pero te diré esto: sigue tu corazón y haz todo lo posible para conquistarla. El amor no siempre sigue las reglas, y a veces, es en la adversidad donde encontramos la fuerza para superarla.


Jerónimo, animado por las palabras de Heriberto, decidió enfrentar sus sentimientos con renovada determinación. Mientras tanto, Heriberto se sumergió en sus propios dilemas, cuestionándose cómo enfrentar la atracción hacia Paula en medio de la confusión y los cambios en su propia vida...







El tiempo transcurrió con el sigilo de un investigador privado que seguía los pasos de Enrique. Victoria, sintiendo la sombra de la verdad, finalmente descubrió la infidelidad que había estado devastando su matrimonio. La confirmación de sus sospechas la golpeó como un huracán, pero la determinación sustituyó a la sorpresa en sus ojos.


Victoria: (con voz firme) No puedo seguir viviendo en esta mentira, Enrique.


Amor eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora