Bonita sorpresa.

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Desperté ya un poco tarde; ya había escuchado a mi madre decirme muchas veces que me levantara pero simplemente volvía a cerrar mis ojos. Era sábado y desperté después de escuchar mucho ruido abajo, vi la hora y no lo podía creer: eran las 12:00 pm.
   Me vestí y escuché la puerta cerrarse, creí estar sólo porque dejó de haber ruido; entonces bajé y, al llegar a la sala, vi a Victoria sentada en la sala. Quedé sorprendido pero al mirarla me causaba una sensación de alegría en todo yo.
   Estaba sentada, texteando en su celular, se miraba un poco preocupada.

- Hola - saludé aún sorprendido. La había visto hace poco, pero no me quejaba para nada, la quería seguir viendo.
- Hola - contestó sobresaltada al escuchar y de inmediato me miró, aún sin quitar su cara de preocupación.
- ¿Estás bien? - me apuré en preguntar.
- Sí - dijo nerviosa y de inmediato guardó su celular.

No dije nada más porque no se me ocurría qué otra cosa decir, había un silencio total y ella sólo se limitó a mirar a otro lado. Yo la miré, era hermosa, me encantaba su cabello largo color castaño oscuro, usaba lentes, era bajita y eso me atraía. Me miró y solo desvié rápidamente la mirada.

- ¿Mis padres salieron? - pregunté para no seguir con un silencio incómodo.
- Sí - me miró.

Nos quedamos un momento mirándonos y fue espectacular lo que sentí. Empezó a haber entre nosotros una clase de conexión increíble; su mirada puesta en la mía, era hermoso. Sentí estar cada vez más cerca de ella aunque no me moviera físicamente, ella no apartó su mirada y entonces me sonrió, estaba apunto de derretirme con su encantadora sonrisa y sus mejillas sonrojadas cuando escuchamos la puerta. Ella desvió la mirada y yo volteé a ver a mi madre y hermano entrar.

- ¿Pero qué les pasa a ustedes dos? - pregunta Rafael entre bromeando y curioso por vernos parados sin hacer nada.
- Estábamos intentando entablar una conversación - contesta Victoria riendo.

También reí. Entonces ellos se sentaron a la mesa y yo la seguía mirando, me lanzó sólo una mirada pasajera, mirada que siempre recuerdo, y se sentó a la mesa.
   Durante los últimos minutos Rafael y Victoria estaban haciendo un trabajo escolar que decidieron hacer juntos.

- Está lista la comida - los interrumpe mi madre.
- Tendrán que disculparme pero tengo que irme, les prometí a mis padres estar temprano en casa y creo que ya es hora - contó apenada.
- No te preocupes, sabes que eres bienvenida - dice mi madre; agradezco verla más seguido por aquí.
- Muchas gracias - contesta al mismo tiempo que se acerca a mi madre para abrazarla y besarla como la última vez.

Me levanté tan deprisa cuando vi que se acercaba a mí. Mi cuerpo junto al suyo, cada vez sentía mariposas en mi estómago y empezaba a sonrojarme. Quedamos frente a frente y ella miró mis ojos; sus ojos cafés, le iban muy bien, se veía hermosa.

- Hasta luego - estrechó su mano.
- Hasta luego - repetí tomando su mano.

Sentí un escalofrío al tomar su mano y al mismo tiempo emoción. Su mano, siempre cálida, y después de un largo rato que para mí fue eterno, nos soltamos. Entonces me sonrojé en serio cuando me haló hacia ella y me besó la mejilla; sentir sus labios con mi piel era un sueño, sus labios suaves. Mi hermano al ver mi reacción sólo se burló de mí y ella me lanzó una mirada serena, acompañada de una sonrisa encantadora. Y se marchó.

Esa tarde para mí fue especial, no podía dejar de pensar en aquella conexión que hicimos, su mirada. Cada día al verla, llegaban a mí tantas emociones que hace mucho no sentía y cada minuto esperarla por vorlerla a ver...

Siempre fuiste tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora