Siempre fuiste tú.

Hermoso atardecer

Habían pasado ya 2 meses después de aquel maravilloso viaje que habíamos hecho junto a mi familia. La sentía cada vez más cerca de mí y me encantaba estar con ella. Solíamos salir mucho y pasar tiempo, todo era maravilloso a su lado. Victoria portaba una espléndida personalidad que me hacía sentir bien.

La invité a salir a un parque cerca de nuestras casas donde nos solíamos reunir ella y yo para pasarla bien juntos, recostarnos sobre el pasto, ver el atardecer y una buena conversación se estaba volviendo mi pasatiempo favorito.

- ¿Todo está bien? - pregunté al verla un poco seria y pensativa.

- En casa las cosas están cada vez peor - contestó cabizbaja.

Tenía problemas con su hermano y sus padres, ellos discutían mucho al punto de no querer en la casa a su hermano. Victoria, tan unida a su hermano, le dolía bastante esta situación y aunque no lograba hacer nada, quería apoyar a su hermano a como daba lugar.

- Todo saldrá bien, preciosa - Tomé su hombro y di pequeños cariños que la hicieran sentir mejor.

Volteó a verme y me lanzó una cálida sonrisa. El sol iba ocultándose y se miraba hermoso el cielo. Victoria se recostó sobre el pasto y yo la acompañé acostándome junto a ella.

La miraba hermosa, nunca me dejaba de encantar su belleza. Su rostro magnífico, mostraba una belleza nunca vista, que claramente conquistaba mi corazón.
   Estaba frente a ella, contemplando. La gente nos miraba, aunque a mí no me importara, toda mi mente estaba centrada en ella, que era hermosa. Victoria igualmente me miraba con sus ojos que lanzaban esplendor, me hipnotizaban por completo. Era inaudito. Era preciosa.
   Entre miradas, no dejábamos de sonreír. De una manera sorprendente, su sonrisa hacía relucir su rostro y hacer brillas sus ojos. Esa era la manera perfecta para quedar enamorado, siempre lo causaba en mí.
   Al mirarnos, nuestros pensamientos estaban juntándose, poco a poco, vagando por el aire, por alrededor de nosotros, comunicándose entre ellos, por lo tanto, ella podía saber lo que yo también sabía de ella; era asombroso. Nuestros corazones, juntos empezaban a coordinarse, haciendo  palpitaciones al mismo tiempo, y abrazándose el uno al otro. Y finalmente nuestras almas, contententas de su compañía, se mecían amorosas.
   Era maravilloso, que hasta mi respiración coordinó con la suya. Me encantaba.

El silencio reinaba a nuestro alrededor, aunque no dudaba en que hablaban entre ellos de nosotros, pero no los oía porque no me importaba. No dedicábamos ni una palabra, simplemente nos conformamos con nuestro sólo silencio, que entre él, susurrábamos "Te amo", aún sin mover la boca.
   Tocó entonces mi cuello lento y con suavidad, y ella sabía que me encantaba que lo hiciera. Con sus uñas, empezó a sobarme, eso me derretía. Se acercó lentamente y yo supe lo que iba a hacer, por lo tanto, me agaché un poco para que alcanzara por completo y sin esfuerzo, y de pronto sentí sus labios rozando los míos. Sus labios eran suaves y hermosos. Me hizo sentir una sensación increíble que sencillamente lo disfrutaba. Sus besos siempre llenos de amor y cariño, que todos los días ella me brinda y que con lo que yo me siento completo. Su acción era con tal amor que no quería apartarme de ella, y lo supo porque mi mente estaba vagando en el aire, susurrándole así al oído lo que quería comunicarle. Era hermoso. Mi corazón daba brincos y era lleno de amor. Era una paz fascinante la que Victoria me daba.
   Apartó entonces poco a poco y lentamente sus labios de los míos. Me miró y sonrió, no resistí ante ellos y le devolví la sonrisa. Siempre creía que era hermosa y su sonrisa era un toque especial en ella. Todo de Victoria me encantaba, estaba enamorado. Bajó finalmente su mano a mi hombro y ahí resposó, dándome cariños después. El atardecer era parte de nosotros que inundaba un ambiente perfecto.
   Sentía lindo cómo la amaba, porque ella también lo hacía y hacía todo lo posible para demostrarlo siempre. Me sentía completo, porque ella era mi todo.
   Me encantaba, era hermosa.