Pérdida (parte 1)

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Los meses pasaron,  tuvimos que realizar una rebelión contra la emperatriz entrando en una guerra, ahora mismo estábamos en el campo de batalla.

-¡Rena cuidado!- grita shira y yo me doy la vuelta con velocidad bloqueando un ataque con mí espada.

La emperatriz estaba frente a mí, su malicia y su ira destilando de su ser. Sus ojos mostraban una calma total, una calma que denotaba que estaba controlada por una pasión y una rabia enormes.

Sus manos estaban cubiertas por guantes de metal, y su mirada no dejaba de darme escalofríos por dentro. Su piel era pálida, pero en sus labios se apreciaba un barniz rojo,  por un momento, eso me distrajo.

Sin embargo, mis reflejos fueron tan rápidos, que detuve la emperatriz justo en el momento en que estaba a punto de atacarme.

-Estás aprendiendo muy rápido- dice la emperatriz con una sonrisa en su rostro.

-Pero, aún no estás a mi nivel, aún no estás cerca de ser suficiente- agrega, sin dejar de cargar la espada hacia mí.

Yo sabía que necesitaba estar alerta, y aunque mi mente y mis reflejos estaban a un nivel nunca antes visto, sabía que esto podía ser un gran error.

Mi objetivo era salvar la vida de mi pueblo, pero de pronto sentí que mi corazón estaba luchando por otra cosa. Pensé en la shira  que estaba en otro lugar, y eso me provocó una distracción en mí.

Una mínima pero fatal. Aprovechando eso, la emperatriz lanzó un ataque brutal, y con rapidez no me di cuenta de que iba a golpearme.

Sin embargo, en ese instante, algo pasó. Una voz dentro de mí me dijo que no podía parar, y que debía intentarlo por una persona especial.

Esa voz me convenció, y en un acto reflejo Sostuve  mi espada y detuve la hoja enemiga, manteniendo a la emperatriz a un centímetro de mí. El impacto de la fuerza fue tan fuerte que las dos salimos despedidas.

Yo aterricé sobre el suelo, pero ella saltó y aterrizó de nuevo con facilidad. Era realmente sorprendente ver la velocidad y agilidad de la emperatriz.

No era sorprendente que hubiera ganado tantas batallas, y tenía un nombre temido. Pero, algo en mí me decía que podía ganar.

Mi mente estaba lista, mis reflejos estaban listos, y mi corazón estaba listo. Tenía que demostrarle a la emperatriz que yo era un enemigo peligroso, y que no podía subestimarme.

-Bien, aún piensas en otra persona mientras peleas- dice la emperatriz con una Sonrisa burlona.

-Te doy un consejo: quítate eso de la mente. Si tienes algo así en tu cabeza, nunca ganarás una batalla, mucho menos conmigo- dice la emperatriz, en medio de sus frases  suelta una risa cada vez más burlona.

Pero, yo no le daría ese gusto. Deseché cualquier otra cosa de mí mente, y solo pensé en la batalla.

En ese momento, todo mi ser estaba centrado en la emperatriz. Su rostro, sus movimientos, y su velocidad.

Me olvidé de cualquier otra cosa, y eso me transformó. Mis reflejos se vieron acelerados, y todo era cálculo mental.

A pesar de su capacidad física y de la fuerza de sus golpes, yo estaba tomando ventaja poco a poco. No podía entender lo que estaba sucediendo, pero estaba siendo cada vez más fácil atrapar sus movimientos y atacar con precisión.

Imperio caótico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora