Capítulo 7: La mujer oficial

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Narrador

—La piedad es para débiles, cariño~. —dijo mordiendo débilmente su oreja.

Maldita sea. —gritó en su mente el detective ahogando un gruñido de satisfacción. —Sherlock, ya no sé si estoy en el cielo o en el infierno.

Esas palabras sorprendieron a la científica apartándose antes de echarse a reír. —Que dulce eres~.

Una vez que la sangre empezaba a enfriarse, Conan comentó. —Lo siento, amor, pero parece que hay un caso entre manos.

La niña resopló sin ánimo, claro que se esperaba eso. —¿Por qué siempre terminas involucrado en algo?

—¿Qué te puedo decir? —Edogawa rió nervioso, tomando la chaqueta del soporte de la silla para dejarla en sus hombros. —¿Me ayudarías con algo?

Ai rodó los ojos, aun así mantenía una sonrisa, era tan tonto ese mensaje claro. —Lo sabía, ¿qué quieres? —refunfuñó mientras se ponía su chaqueta. —Y será mejor que me cuentes que has estado haciendo.

Con una sonrisa deslumbrante, le explicó lo que estaba pasando y la información que estaba recolectando; incluso lograron ver a Yuki y solo se confundieron más con el actuar de su padre.

—Entonces, ¿quieres que ayude al torpe de Heiji a examinar una sustancia? —preguntó Haibara impresionada.

—Se encontrará con el profesor, tal vez sea más fácil si le dices como hacerlo.

La niña resopló no muy convencida, pero aun así accedió. —Entonces, ¿iré al lugar secreto donde no rastrearán la señal?

El detective miró atentamente a sus conocidos antes de escabullirse cuando nadie lo notaba, se llevó una caja de leche ocultándola en su chaqueta.

—Aquí es. —afirmó entrando al cuerpo de gran campo magnético. —Te dejaré el reloj, no te estreses si se escucha mal. —dijo desabrochándose el reloj.

—No te preocupes por eso. —exclamó con una sonrisa repelente. —El profesor quería que lo ayudará en caso de alguna emergencia con el juego. —comentó sacándose la chaqueta exaltando de nuevo a su compañero. —Tranquilízate un momento, Shin. —se burló de las mejillas sonrojadas de su pareja y su mirada atenta a sus hombros.

Extendió su chaqueta en uno de sus brazos para después deslizar su mano por el interior del ancho de la chaqueta dejando ver un bolsillo, de este saco una pequeña libreta de color negro.

—¿Tiene un bolsillo interno? —preguntó Kudo sorprendido. —¿Y para qué necesitas un cuaderno? —sus ojos seguían desviándose a sus hombros.

—El profesor no solo hace cosas para ti, cariño. —le reprocho guiñándole el ojo. Al abrir la libreta notó que está era una mini-laptop.

—Yo no he dicho eso. —soltó resoplando.

—Pero lo pensaste, ¿no? —refunfuñó sacando su lengua hacia él.

Kudo rió divertido tomando la mini-laptop que ella le extendía, para que se pusiera la chaqueta.

—Me contactaré con el profesor y solucionaré todos tus problemas, así que ya puedes irte. —le dijo de forma petulante.

—Será un placer seguir sus órdenes, mi reina. —comentó divertido el menor pasándole el mini-portátil al tiempo que le daba un toque en sus labios, tomándola desprevenida.

—Oh, ¿seguirás mis órdenes? —exclamó ella con una sonrisa entre divertida y juguetona.

Edogawa volvió a reír divertido. —Es una lastima que tenga que ir.

Detective del Mar LejanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora