Capítulo 5: Un caso

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Narrador

—Aquel es el radar que se podría decir que son los ojos del Aegis, no se ve a simple vista pero este radar puede detectar cosas a más de 450 km e identificar más de 200 objetos a la vez.

—Impresionante. —exclamó admirada Ayumi.

—¡Realmente es un gran detective de los mares! —le siguió maravillado Mitsuhiko.

—Ha, detective. —rió divertida Haibara.

—¡Es tan genial! —continuó Genta animado.

Conan tenía una sonrisa curiosa por las palabras elegidas del listillo, su atención fue a parar en la entrada y salida del barco, estaban examinando el lugar exacto donde había estado conversando con el profesor.

¿Ese lugar...? ¿Acaso descubrieron mis llamadas satelitales o...? —pensó Edogawa preocupado.

—El sistema Aegis se le entrega solamente a los países que tienen la confianza de Estados Unidos, ya que ellos lo crearon y nosotros, Japón, fuimos el primer país a quien se les adjudicó. —con esas palabras los orientaron hacia dentro, pasando por el lugar donde Edogawa charló con el profesor.

—Si, comprendo.

—Creo que será mejor que lo informemos.

—Cuento contigo, yo revisaré la cubierta. —Edogawa estaba atentó a la conversación de los dos hombres.

—Bien, a continuación les explicaré sobre el helicóptero estacionado en la popa: el SH-60K.

—¡Increible! ¡Incluso tienen un helicóptero! —vociferó Kojima.

—¡Si, que emocionante! —contestó emocionada Yoshida.

—¿Crees que harán una prueba? —le siguió Tsubaraya-kun.

—Shi, ¿pasa algo? —preguntó Haibara en un suave murmullo, sin querer llamar la atención.

—Es justo el lugar donde hablé antes con el profesor. —respondió el detective.

—Entonces, ¿irás a investigar?

Sherlock río en respuesta,

—Lo sé, fue una pregunta estúpida. —murmuró la científica rodando los ojos.

—Diles que voy al baño.

—Tienes un serio problema de digestión, estoy pensando en cargar con pastillas para eso. —afirmó decidida Ai, en un porte bastante serio,

Edogawa solo pudo negar manteniendo una sonrisa divertida, dio media vuelta dispuesto a irse.

—¡Espera, Conan-kun! —lo detuvo Ran frunciendo el ceño. —Yo iré contigo. —exclamó con esa mirada de: No acepto objeciones.

—¿Eh? No es necesario. —trató objetar, pero esta le reprochó.

—¡Claro que sí! ¡Desapareces tan pronto como quito los ojos de encima! ¡Vamos! —soltó Ran jalando al chico una vez tomó su mano.

A pesar de querer llevar al baño a su protegido, terminaron perdidos en el inmenso barco.

No puedo creer que siga teniendo tan mala orientación incluso en preparatoria. —pensó cansado Conan.

De pronto escuchó un fuerte gritó, por lo que corrió de inmediato hasta ese lugar pasando el letrero de prohibido el ingreso a personas no autorizadas; un pequeño cuarto con un par de tripulantes y en la mesa había un brazo humano con un traje negro y dos líneas amarrillas además de un reloj.

Detective del Mar LejanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora