III

55 8 3
                                    

La gente te temía, podía verlo. La forma en que se dirigían a ti no tenía nada que ver con el respeto. Yo iba detrás tuyo mientras todos quitaban la mirada temiendo hacer el mínimo contacto visual. Estuve sentada a tu lado mientras la secretaria de la empresa temblaba al entregarte unos papeles con media hora de demora. Ella repitió varias veces que lo sentía, se veía aterrada.
Mi función aquel día era ayudarte a organizar tu agenda. Había montones de reuniones a programar junto con exposiciones. Mientras tanto estaban los informes que redactabas, los mails que enviabas y un evidente descontento hacia varios empleados. Además me enteré qué hacía aquella empresa. Kineros Robotics en sí se dedicaba, como su nombre lo indica, a la producción de robots. Aunque, el detalle es que, los androides en que se especializaban eran esos con fines sexuales. La información no me pareció rara hasta que supe que incluso imitaban cuerpos de personas de forma realista. Eso sí me perturbó un poco.

Cuando llegó la hora del almuerzo, me ofreciste acompañarme a comprar algunas cosas para que tenga en el departamento. Lo único que había allí mío era mi ropa y mi laptop. Estaba bien con eso porque era consciente de mi realidad, pero la sugerencia de comprar algunas cosas para que yo me sienta más cómoda fue algo que aprecié.
En el bazar recorrimos los distintos pasillos tomando algunas cosas que estaban a buen precio y a mí me gustaban. La mayoría de ellas irían a mi habitación, después de todo ese era mi único espacio en ese departamento.
En un estante encontré un juego de dos tazas de café precioso. Una de ellas era color arena y tenía lirios amarillos por todas partes. La otra, era lila y tenía rosas moradas.
"¡Mira estas tazas!" Hablé emocionada, me parecieron preciosas y adecuadas para nosotras dos.
"¿Tazas con flores?" En tu tono había cierta incredulidad respecto a mi elección además de decepción.
"Te parecen horribles, ¿verdad?" Asumí y fui a dejarlas de nuevo en su estante.
"Compralas si quieres." No le diste ninguna importancia a lo que quería llevar, al menos no lo pareció en el momento.
"Ya las estoy dejando."
"¿Por qué?"
"Si no se compran para usar a juego no tiene gracia."
Terminaste insistiendo que las lleve cuando estábamos haciendo fila para pagar el resto de cosas. No había agarrado muchas cosas: un almohadón super suave con forma de gatito color negro, un escritorio en L color marrón y tres juegos de sábanas. Fui feliz a buscarlas.
El siguiente café que te preparé fue en esa taza. Yo también me hice uno. Lo bebí junto a ti en silencio antes de ir de regreso al departamento a realizar algunas cosas que me encargaste. Además, para el día siguiente quería dejar preparado el cuarto que ocupaba para recibir el escritorio que llegaría.

Para cuando regresaste había limpado todo y ordenado tal cual me habías indicado. Además, había pizza en el horno siendo cocinada para la cena. Saludaste para encerrarte en tu habitación durante el tiempo que faltaba. Preparé la mesa disfrutando el aroma qur era muy bueno.
Durante la comida mi celular sonó. Tú insististe en que lo atienda por más que yo dije que devolvería la llamada luego. Al final te hice caso. Una de mis amistades, a los gritos, me decía que ponga el canal 12 en la televisión. Te pregunté si no te molestaba que lo hiciese y con tu permiso vi aquello que llevaba mucho tiempo esperando. Ella estaba en la televisión, aquella chica de cine independiente que tanto me gustaba. Me quedé hipnotizada los segundos de publicidad que quedaban. El elenco usual de las producciones de las que participaba habia conseguido ser parte de una gran película.
Agradecí a mi amiga por decirme y corté la llamada.
En ese momento no me di cuenta. Tu reacción no fue percibida por mí, cuando volteé tu vulnerabilidad había desaparecido.
Mina, debajo de esa carcasa dura que querias hacer pasar por piel, tú estabas rota.

Lirios y rosas[Venable]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora