1

1K 131 100
                                    

–¡Ay! ¡Alto Garu! ¡AAH! – las rodillas impactan sobre la alfombra en la recepción de aquel edificio departamental – ¡Ow! –el pequeño omega se queja cuando sus tiernas rodillas se lastiman con la textura desapacible de la alfombra y termina soltando la correa de su rottweiler dejando que el pequeño monstruo se meta en el ascensor.

Garu se instala entre la gente y se sienta en primera fila, saca la lengua y le ofrece una sonrisa babosa a Gulf cuando las puertas se cierran.

El omega ve todo desde el suelo donde lo han estampado, como las personas dentro de aquel metal cuadrado se encostan a la pared del ascensor viendo atemorizados a su mascota (como su Garu pudiera lastimar a alguien) ¡es un completo cobarde!

También vio como una mano toma la correa de Garu al mismo tiempo que las puertas del ascensor se cierran completamente dejando todo silencio en la pequeña cabeza de Gulf.

El omega se mantiene tirado sobre la alfombra, no dice nada, apenas suelta el aire que retuvo, aun manteniendo la mirada a las puertas cerradas del ascensor, como si eso hiciera que Garu vuelva a aparecer.

Tanto la gente de la recepción como sus vecinos simplemente lo ignoran, saben cuan extraño es aquel peculiar omega y que tan emocionado se pone su perro con los ascensores.

La locura de omega y sus mascotas ya es un hecho usual; sin embargo, nadie se siente irritado por ello, cada ser humano está enfrascado en su propio mundo, lo cual es bastante agradable, desde luego; la gente lo ve, lo conoce, sabe que es un vecino más viviendo su vida, pero aparte de eso, no se entrometen más, a menos que la atención sea plenamente atrapada. Como había ocurrido hace unos meses atrás, y el omega sin tener idea de ello.

Y algo tan particular que tiene Garu es que no deja de maravillarse con la magia del ascensor que lo lleva a encontrarse en otro lugar cuando las puertas se vuelven a abrir.

Gulf suelta un quejido y se estira completamente sobre la alfombra. Es una estrellita colorida con sus abrigos acolchonados, la gorra de punta aguda y con las extremidades estirados en el piso – debí hacer las compras navideñas con Cuá – se queja con la frente aun sobre la alfombra.

Escucha la puerta del ascensor vuelve a abrirse y levanta la mirada sin siquiera despegar la mejilla de la alfombra, ve las patas de Garu caminar a su dirección con unos tenis deportivos que seguían a su perro.

–¡Uh Garu! – se queda apartándose cuando éste intenta lamerlo, se queja bajito cuando siente el ardor de sus rodillas bajo la tela de su pantalón de invierno al levantarse del piso.

Se sacude el polvo del feo suéter navideño y levanta la mirada identificando a su vecino sosteniendo la correa de Garu, observándolo con el rostro ligeramente confundido – ¡Mi héroe! – grita Gulf con entusiasmo acercándose a él.

Pero su emocionada sonrisa se tuerce dolorosamente cuando la tela de su pantalón roza los ligeros raspones de sus rodillas.

–En serio, eres muy raro– el alfa dice seriamente inclinando ligeramente la cabeza a un lado, como si intentara descifrar un acertijo en su pequeño vecino.

Gulf gruñe bajito y voltea dándole la espalda con el fin de buscar las bolsas de compras navideñas tiradas en todo el piso de la recepción, camina como un pequeño pingüino y chilla como un cachorro lastimoso cuando se inclina a recoger una bolsa.

El alfa suspira mirándolo seriamente – déjamelo a mí – dice sin emoción pasándole la correa del can al omega y empieza a juntar las bolsas por su cuenta.

El pequeño lo sigue cerquita, ni disimula que está disfrutando de las tranquilas feromonas que emana de forma natural el alfa.

El mayor se endereza y suspira seriamente mirándolo con reproche cuando descubre lo que su descarado vecino está haciendo. Gulf lo mira sin vergüenza, humedeciendo sus labios y sosteniendo su mirada.

–Vamos– murmura, arrebatándole la correa de Garu y llevando sus compras.

–¡Si! – su animado vecino responde emocionado correteando como un pingüino cojo frente al alfa y presiona el botón de la puerta del ascensor, los tres se adentran y Gulf no pierde tiempo en observar descaradamente el rostro serio del alfa, mordiéndose el labio, importándole poco o nada que su comportamiento este incomodando.

Le gusta el cuerpo fornido del alfa, los músculos que sobresalen poderosamente bajo el deportivo suéter de algodón, sus piernas musculosas que parecían inmune al invierno al estar siempre en solo unos simples short deportivos y su siempre bolso de gimnasia que cuelga pesadamente del hombro.

–Puedes dejar de hacer eso!? – reprocha con voz profunda, omega ni disimula al recorrer la mirada por el cuerpo del hombre más grande.

–Luces ardiente – dice sin más y sale del ascensor con Garu siguiéndolo obedientemente, dejando más que mudo al mayor.

El hombre sale detrás de él y se queda bajo las decoraciones navideñas –eres demasiado extraño – dice sin más, con el rostro completamente serio.

Gulf lo mira con una sonrisa emocionada, es la primera vez que mantiene una plática larga con aquel alfa– Lo sé!!! – grita con emoción acercándose e irrumpiendo descaradamente su espacio personal.

–Bien, cuál es tu puerta...– el alfa suspira dando un paso sin ganas.

–Espera! – grita balanceándose frente al alfa evitando que dé un paso –son las reglas – murmura apuntando sobre ellos.

El mayor observa el muérdago que cuelga sobre sus cabezas y vuelve a bajar la mirada al omega, está más que confundido.

Sin embargo, Gulf solo se humedece los labios observándolo expectante.

El alfa se inclina vacilante, observándolo con el ceño fruncido con la palabra aturdido plantada por toda su cara. Como si mentalmente siguiera debatiendo o si ya se ha vuelto loco él tanto como el omega.

Gulf siente los labios cálidos y esponjosos del alfa sobre los suyos, es llena de calidez que se aleja de los suyos cuando termina de presionarse adorablemente a los suyos.

El alfa lo mira aun con el ceño fruncido mientras Gulf da pequeños saltitos emocionados tocando sus rosados labios.

–Eres tan raro– finalmente vuelve a decir el alfa suspirando y poniendo los ojos en blanco al ver la pequeña celebración del menor.

Gulf solo sonríe más emocionado y se da la vuelta cojeando cual pingüino y saca las llaves de su puerta del bolsillo.

–Gracias – dice suavemente tomando sus bolsas que el mayor le entrega y dejando que Garu entre a su departamento meneando las caderas, siendo recibido por un pato blanco y regordete.

Al alfa solo se va, no dijo nada, seguía con el ceño fruncido.

                                           MG

Wenasss C:

Una vez leí un fic parecido a este y lo ame. Ya no recuerdo el nombre... solo no quiero olvidarlo.

¿Esta mal que haya empezado a escribir algo parecido? le metí mis propias ideas pero creo que tiene la esencia de ese fic...
Los leo ^^ 🫶🏻❤️

Muerdago (MG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora