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—Agh — Gulf dudó un segundo, nunca admitiría que estaba espiando a su vecino como un pervertido, pero la culpa era de Mew por no decirle a qué se dedicaba— Quería hacer ejercicio — maldita mentira mal estructurada, si no era capaz de despegar el trasero del sofá.

Mew rió un poco, bajando la mirada y dando un paso más, obligando a Gulf a inclinarse ligeramente sobre el escritorio.

—Gatito— dijo despacio—, tú no haces ejercicio — lo tomó de la cintura y lo sentó sobre el escritorio, divirtiéndose con el travieso omega—. ¿Cómo supiste que trabajo aquí? ¿Me estas espiando? ¿Pequeño acosador?

El menor se mordió el labio— No— murmuró, incapaz de mirarlo a los ojos, la manzana de adán del alfa se volvió de pronto algo interesante.

Mew pudo leerlo como un libro abierto— Así que ha sido una coincidencia— el alfa se acomodó entre los muslos y le masajeó la piel—, ¿y no me has seguido? — volvió a preguntar ahora buscando mantenerle la mirada y con una maldita sonrisa coqueta.

Gulf se removió bajo su mirada— No.

Mew rió, mordiéndose el labio inferior— Eres malditamente adorable— murmuró rendido, tomando los labios del menor con gran deseo. No fue un beso casto como los que se habían dado en días anteriores; era húmedo y cálido, y hacía que el omega sintiera todas las emociones recorriendo su cuerpo.

Tardó un poco en responder, pero enseguida devolvió el beso tan dominante como lo besaba el alfa, y abrió la boca dejando que el mayor probara de él. Sintió cómo las manos de Mew subían por sus caderas y cómo lo presionaba más, obligándolo a inclinarse hacia atrás sobre el escritorio.

Mew no dejaba de besarlo, parecía devorarlo aprovechándose de la oportunidad que había tenido. Rodeó una mano tras la cintura del omega y sintió cómo el menor se agarraba de su pecho, emitiendo pequeños sonidos de placer.

La mano del alfa recorriendo todo el muslo, apretujando con posesividad e inundándolo con su cuerpo robusto y cálido.

Jadeaban emocionados, con ojos brillosos y labios húmedos e insaciables.

Las emociones florecían dichosas, su animal interno ronroneaban a la par, sintiendo la fuerza del precioso lazo. Había un algo ahí, ubicado en el pecho que lo s hacía sentir maravilloso y llenos de alegría. Emoción. Amor. Yo que sé.

Los dos sonrieron con sus emociones desnudas y complacidas.

Después de un par de minutos demasiado adictivos y dichosos, se separaron despacio, y en los ojos de Gulf empezaron a brillar algo más, algo más especial y único por el mayor, su pequeño corazón de pollo latió cálido y quería sonreír enormemente.

El alfa seguía presionando besos castos sobre los labios del omega, esperando que el menor recuperara un poco el aliento.

Su alfa se deleitaba con su aroma fresco mientras seguía dando más piquitos. Al observar a Gulf con atención, notó que la semilla que había colocado en su blandito corazón había comenzado a brotar, dando inicio a su crecimiento.

Estaba enormemente feliz que se echaría a llorar si le diera gusto a su lobo Alfa.

—Aquí no hay muérdagos— Gulf susurró, con la voz un poco ronca.

Mew sonrió, apartándose lentamente, permitiendo que el menor volviera a incorporarse.

—Lo sé, cachorro— respondió acariciando su cabello y ordenándolo, sacando las hojitas de pino entre sus ondulados cabellos—. Quería besarte, omega— dijo con cariño, mirándolo con ojos brillantes.

Gulf no podía apartar la mirada de él, con ojos brillantes y labios rojos y jugosos.

—¿Puedo permitirme ilusionarme con esto, alfa? —preguntó, con un deje de emoción en su voz.

Mew sonrió, su labio inferior atrapado entre sus dientes. —Por favor, omega... —respondió, sin ocultar su propia emoción. Parecía un cachorro ante los ojos del omega, su timidez era evidente, y nada parecía más adorable para Gulf que aquello.

Gulf ronroneó cariñoso, con mejillas sonrojadas y el corazón latiéndole desbocado.

Mew libera gran cantidad de aire y posa sus grandes manos sobre sus hombros —Escucha— dijo el alfa—, mañana es Nochebuena— dudó un poco en continuar, inflando sus mejillas y liberando una gran cantidad de aire, de nuevo—. Me preguntaba si quisieras salir a cenar.

Gulf empezó a sonreír emocionado— Solo las parejas pasan Navidad juntas, alfa—

Mew gruñó un poco nervioso. Lo desespera la idea de ser rechazado.

—Solo si no tienes planes con tu familia... o algo así— habló rápido, apartándose —, sabes qué, déjalo. Ya me arrepentí. — su timidez lo traiciona y parece más adorable todavía.

Gulf rió bajándose del escritorio, fue hasta Mew y lo tomó de las mejillas, besando sus labios una vez más, liberando una gran cantidad de feromonas alegres y frescas—. Mis padres están en Hawái y mi hermana lo pasará con su omega, así que no tengo nada que hacer. Y aunque lo tuviera, siempre elegiría salir contigo a esa cita a la que me estás invitando.

Mew no pudo evitar sonreír— Iré por ti a las siete. ¿Te parece bien?

—Perfecto— respondió con ojos brillantes y mejillas sonrojadas—. Debo irme, aquí hace calor— comentó suspirando. El ambiente estaba climatizado para que todos pudieran andar con ropa ligera y ejercitarse cómodamente.

—¡Espera! — Mew lo alcanzó antes de abrir la puerta.

—¿Qué pasa? — Gulf preguntó mirándolo confundido.

Pero Mew no dijo nada, parecía intentar decir algo, pero no explicó nada, solo llegó una oleada de feromonas territoriales sobre el omega.

La sonrisa de Gulf amenazaba con partir su cara— ¿Estás celoso? — lo molestó riéndose del alfa ligeramente sonrojado por la vergüenza—. ¿Me has marcado porque no quieres que ningún alfa me coquetee cuando salga? ¿Mm?

Mew lo miró molesto por la burla del omega, lo tomó de la cadera y abrió la puerta a sus espaldas, dejando un beso tierno e íntimo detrás de su oreja, solo se alejó cuando dijo—. Dile a tu amigo que se ponga hielo en la frente— mientras se alejaba pudo ver cómo la sonrisa del menor desaparecía y fue suficiente para ganar la batalla.

Oh no.

☃️🎄

Muerdago (MG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora